Ahorristas: el inicio de la resignación o la vuelta de la confianza
Retirar el dinero implica perder el 50% de los dólares originales
¿Habrá vuelto la confianza en el sistema bancario o ha llegado la resignación y los ahorristas creen que lo peor ya ocurrió y que no hay manera razonable de que se los repare? Tal vez, cualquiera de las dos cosas sirva para que el Gobierno diga que sus planes funcionan y que la economía se estabilizó.
De todas formas, el panorama no parece ser alentador, si en la misma semana en que se festeja que con el 1,3% en septiembre se logró la inflación mensual más baja del año las tasas de interés de las Letras del Banco Central trepa al 65% para poder contener el dólar.
Dos de cada diez ahorristas que originalmente tenían sus depósitos en dólares y podían optar por la reprogramación concurrieron a los bancos para aceptarla. De ellos, siete de cada diez dejaron los pesos dentro del banco, en plazos fijos o cuentas a la vista. El resto retiró el dinero asumiendo una pérdida de alrededor del 50% en dólares.
Parece un resultado bastante halagüeño, si se tiene en cuenta la situación de meses atrás, cuando parecía que cualquier apertura causaría una estampida.
¿Pero es bueno, en realidad? Incluso aunque se deje de lado el papel que juega el miedo a la inseguridad, a los asaltos, a los secuestros con torturas, dentro o fuera del hogar, para que se entregue el dinero guardado bajo el colchón, ¿era razonable ir a retirar los fondos? Tal vez, no. Si la inflación, y por ende el CER, continuara superando al dólar, más vale seguir reprogramado y esperar. Al final, la pérdida en dólares será menor si el proceso continúa igual.
Claro que mientras tanto, las cosas aumentan en dólares. Pero resulta que también la tasa de interés le gana al dólar, con lo cual podría llegar a parecer atractivo sacar el dinero y colocarlo en Letras del Banco Central, por ejemplo.
También todo esto puede parecer razonable si es que el ahorrista no tiene un amparo presentado u optó por algún otro mecanismo del menú que le garantice la devolución del mismo monto o de uno más parecido al que tenía originalmente en moneda de los Estados Unidos.
Otro punto por tomar en cuenta es que con la debacle financiera uruguaya ha desaparecido por el momento una plaza tradicional donde los argentinos solían, hasta hace muy poco, poner sus dólares a salvo de las periódicas expropiaciones que hacen sus gobiernos.
También cabrá preguntarse si con los días no puede cambiar la situación con la devolución anticipada. Es habitual en la Argentina que las personas que deben hacer un trámite asuman que es obligatorio esperar hasta la última fecha fijada. Y el actual mecanismo estará abierto hasta el 30 del actual.
Quienes en ese lapso no opten por la devolución anticipada, deberán esperar a la devolución en cuotas de la reprogramación original, que comenzará en los próximos meses.
También habrá que ver cuántas de las personas que optaron por el retiro anticipado continúan adelante con sus amparos y consideran lo retirado un pago a cuenta, o cuántos de ellos retiraron los fondos y enviaron cartas documento para hacer el mismo reclamo.
Todos esos casos -de los que por ahora no hay cuantificación- dependerán -como todo el problema creado por el corralito, el corralón, la pesificación compulsiva y asimétrica y los esquemas de devolución con quitas en dólares- dispuestos por los gobiernos de la Alianza y de Eduardo Duhalde dependerán de que la Corte finalmente decida no hacerles cambios fundamentales.
A fin de cuentas, si la gente tolera o se resigna sin más problemas a la indisponibilidad, cambio de moneda, reprogramación y licuación de sus ahorros, podrá decirse que todas esas vulneraciones al derecho de propiedad son "exitosas".
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