Salario universal. Cuánto se necesita para cumplir con el pedido del Papa
Hace apenas unos días, el Papa Francisco envió una carta a los trabajadores de la economía popular, sobre todo a aquellos que realizan tareas sociales y comunitarias diciendo que "tal vez sea tiempo de pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan".
¿Qué se necesita para que un empleo mínimo garantizado sea posible en la Argentina para todos aquellos que quieran trabajar? Siempre haciendo referencia a la palabra salario como una retribución por un trabajo digno y útil para la sociedad y para la persona misma, Agustín Salvia, responsable del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), hizo los números basándonos en 2019: una inversión de US$12.500 millones, un 2,5% del PBI. Con esto se lograría bajar la pobreza del 40,8% de la población en la Argentina actual, según la UCA (aunque advierte que los efectos de la pandemia la van a aumentar), al 10% en solo cinco años. Pero no a través de asistencia social, necesaria pero insuficiente, ya que asegura que ella "cambiará poco o nada el futuro de los pobres", sino a través del trabajo.
Las últimas cifras, pre coronavirus, hablaron de 16 millones de personas en la Argentina en situación de pobreza, entre ellas, cuatro millones de indigentes. Muchos de quienes hoy están en cuarentena viven de su ingreso diario.
¿Quiénes son? "Prestadores de servicios personales de todo tipo, oficios de mantenimiento o reparación, vendedores ambulantes, servicio doméstico o cuidadores sin trabajo fijo, albañiles, artesanos, feriantes y puesteros de todos los rubros, etcétera", enumera Agustín Salvia, al frente del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. También, como menciona el Papa Francisco, aquellas (en su mayoría mujeres) que realizan tareas comunitarias sin ninguna retribución, como la asistencia a comedores, el cuidado de niños propios y ajenos, la asistencia a personas mayores.
"A ellos han estado dirigidas las últimas medidas económicas del Gobierno: pago extra de la AUH, bono para jubilados y pensionados con la mínima y el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), así como la tarjeta alimentaria. Todas ellas medidas paliativas para reducir los efectos de una acumulación de crisis, pero nada que cambie el presente ni el futuro de estos sectores", agrega Salvia.
Según la cifras que maneja el Observatorio, a partir del siglo XXI, entre el 25% y el 30% de la población no logró salir de la pobreza estructural, aunque existieron ciclos positivos. "En este contexto, la violencia, el dengue, la influenza y otras múltiples infecciones generadas por la pobreza, -sin una debida atención del sistema preventivo de salud pública-, son todavía las principales causas de muerte entre los pobres. Entonces esta emergencia sanitaria -como otras tantas medidas de Estado que se destinan desde y para la economía formal- deja afuera a la economía social y popular, al trabajador marginal, a esa gran parte de la sociedad (al menos 30% de los hogares, el 35% de la PEA) que no recibe un sueldo regular ni una renta extraordinaria ni tiene un fondo de reserva con al cual hacer frente a la falta de trabajo que genera la cuarentena".
- El imperativo "Quedate en casa" no es igual para todos. Hay "casas" que son inhabitables en más de 4000 barrios populares en el país.
- En su gran mayoría se trata de pobres estructurales, no de ahora, sino desde hace mucho tiempo, por lo cual pesa sobre ellos también el hacinamiento, el deterioro residencial, la ausencia de servicios públicos sanitarios (agua, cloacas, etc.), la precariedad de los servicios de educación y de salud, una red débil en capital social, ayuda mutua y acceso a información valiosa, más el riego de enfermedad, ansiedad y estrés. Los amenaza no sólo una epidemia sanitaria. Enfrentamos una nueva ola de pobreza estructural. La Argentina necesita algo más que estabilizar la economía, pagar la deuda y salir de la crisis sanitaria para dar un salto cualitativo en materia de desarrollo, equidad y bienestar
-¿Cuánto se debe invertir para reducir la situación de pobreza de la población en la Argentina de manera sostenible?
- Una vez que se termine el actual estado de emergencia, US$12.500 millones (a valores de 2019) durante cinco años (US$2500 millones por año) para pasar del 40% de la población en esta situación al 10%. Los hogares pobres se reducirían del 32% actual al 8%. Se logra creando trabajos formales en la economía social; algo que la economía de mercado no podría lograr por sí sola. Con una política de este tipo se podría dotar de un empleo socialmente productivo a cuatro millones de hogares que están en situación de pobreza (800.000 por año), con una remuneración (una para cada hogar y tomando valores del primer semestre de 2019) de $12.500. Esto para desarrollar servicios sociales o productivos durante seis o siete horas diarias, con el objetivo de igualar un salario mínimo parcial por 13 meses (incluye aguinaldo). La inversión sería del 2,5% del PBI en el total de los 5 años, 0,5% del PBI acumulativo por año.
- Pensando en el lago plazo, ¿qué sucedería en 10 años?
- Después de 10 años y gracias a este sistema, además de los cuatro millones y medio de empleos se crearían dos millones de empleos más.El plan de lucha contra el hambre (anterior a la crisis del coronavirus) iba a transferir este año $70.000 millones de pesos, 0,25% del PBI a valores de diciembre de 2019; y el ingreso familiar de emergencia, algo así como $35.000 millones (0,125% del PBI). Es cierto que hay situaciones de emergencia que atender, la pobreza extrema habría estado algo contenida, pero con esta asistencia social cambiará poco o nada el futuro de los pobres. Lo mismo ocurre con los casi 500.000 beneficiarios de programas de empleo, los cuales en su mayoría reciben una ayuda social -no un salario mínimo- sin clara dirección, planificación ni cumplimiento de las prestaciones que deberían realizar.
- ¿Se trata de asegurar el empleo en esta población?
- Esta acción está acorde con el nuevo paradigma de la OIT es ofrecer un empleo mínimo garantizado a quien lo demande. Es una salida posible para disminuir la pobreza. Somos 45 millones de habitantes, con una PEA de 18 millones que está subutilizada. Apenas se aprovechan 12 millones de personas trabajadoras más o menos bien. El resto es una fuerza productiva que hay que impulsar. Solo el 42% de la PEA tiene un trabajo formal decente; 27% tiene un trabajo precario sin seguridad social, 20% son trabajos inestables, como changas, y hay un 10% de desocupados".
-¿El plan contempla llegar a qué tipo de hogares?
- Hogares pobres con al menos una ama de casa de 18 a 65 años, hogares pobres con al menos un desocupado de 18 a 64 años; y hogares pobres con al menos un trabajador del segmento marginal.
- La propuesta necesita una inversión importante.
- No es descomunal para una transformación social tan importante para el desarrollo del país. Estas personas estarían produciendo valor agregado en campo económico, social y ambiental. Se trata de un sistema mucho más sustentable e inclusivo que el de un sistema de ingreso ciudadano garantizado, ya que, por una parte, los trabajos a desarrollar estarían orientados a generar bienes y servicios que necesitan los pobres para salir de la exclusión; al mismo tiempo que ello se logra con un empleo formal cooperativo que le de seguridad y sentido de vida a las personas. No se regala un ingreso, sino que se recibe una remuneración a cambio de trabajo.
- Si fuera Presidente, ¿qué gastos cortaría para reunir el dinero para este plan?
- No se ha encarado una reforma del Estado ni una reforma tributara que creo son fundamentales, más que necesarias para pensar un proyecto de país diferente. No necesitamos más Estado, sino un mejor Estado... También hay que trabajar sobre la economía "en negro" y la recarga impositiva para el sector en blanco, entre otras cosas. Una sociedad con más equidad va a crecer y desarrollarse más que una sociedad desigual y la Argentina viene profundizando desigualdades.
- A partir de esta propuesta, ¿qué tipo de empleos se crearían?
- La economía social de la pobreza demanda mayor inversión en capital humano, capital social y ambiental. Los trabajos a remunerar no deberían ser actividades con fines de lucro sino al servicio del desarrollo social de propia comunidad. Por ejemplo, el cuidado de enfermos, cuidado de niños, actividades deportivas y recreativas, saneamiento ambiental, mejora o mantenimiento de espacios o instalaciones públicas, forestación, entre muchos otros. Hoy, muchas de estas tares se hacen a través del trabajo comunitario o el voluntariado, sin remuneración. El programa incluye la supervisión de organizaciones sociales que cobren por este trabajo en las comunas o en los municipios. Se trata de que los trapitos, por ejemplo, estén barnizando bancos en las escuelas. Son trabajos útiles para la sociedad, reconocidos, que crean valor agregado y con un salario digno
- ¿Cómo se crearían y supervisarían?
- A través de proyectos que deberían ser aprobados por un consejo económico-social municipal. Los presentarían y ejecutarían organizaciones de la sociedad civil, entidades de bien público, actores sociales comunitarios o de alcance nacional, tales como ONGs sociales o ambientalistas, iglesias, parroquias, movimientos sociales. Se debe garantizar que los trabajos se realicen y transparencia en la distribución y asignación de fondos para el desarrollo de los proyectos, siempre con supervisión del ente nacional financiador.
- ¿Y el salario?
- Sería el salario mínimo parcial, sin relación de dependencia por unas 30-35 horas semanales, cinco o seis por día. Podría ser un monotributo social, o una nueva categoría de trabajo autónomo asociado o cooperativo.
- ¿Por qué realizar una política en este sentido, y no dejar que el mercado actúe a través del crecimiento?
- Una tasa de crecimiento de alrededor del 2% anual -algo bastante fantasioso en el actual contexto- generaría empleos que apenas cubrirían el crecimiento demográfico, y, eventualmente, podría demandar algunos empleos adicionales de alta calificación. Pero la economía argentina tiene problemas estructurales para generar empleo para todos. Así como necesitamos del crecimiento de pequeñas y medianas empresas capaces de generar nuevos empleos, se tiene que crear empleo también para quienes menos capacitados o calificados están. El crecimiento no va a absorber a toda la fuerza de trabajo potencial que tiene nuestra sociedad.
- ¿Y si las pymes tuvieran las condiciones adecuadas para crecer? ¿No serían las grandes generadoras de empleo?
- Necesariamente ésta es una economía que requiere crecer hacia afuera en términos de exportación, crear divisas, innovar en tecnología, pero también desarrollar más su mercado interno. Esto se va a lograr con más empleo en la pequeña y mediana empresa, que hoy está trabada en sus capacidades productivas y de mercado. La creación cientos de miles de nuevos trabajos remunerados en la economía social también va a permitir una expansión de pequeña y mediana empresa local. Se hace mucho hincapié en que normas laborales más laxas para las pymes ampliarían la capacidad de empleo y esto es así. Pero en un contexto en donde todo lo demás también esté resuelto, es decir donde tengamos crecimiento, crédito, baja inflación, demanda interna. Hoy, por mucho que cambien las normas, no se va a invertir porque no están dadas las condiciones para ello. Las pymes están desapareciendo, o están sobreviviendo como pueden. Incluso en un escenario en el que la Argentina crezca a tasas 3-4%, seguiría teniendo 5 o 6 millones de trabajadores pobres estructurales que van a quedar afuera por falta de demanda, a lo que se le suma su baja calificación para trabajos típicos que busca el mercado.
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