Aerolíneas Argentinas, a punto de concretar su sueño monopólico
Los cielos argentinos cada vez serán más celeste y blanco. Aerolíneas Argentinas ya está a punto de borrar el rojo de Austral. Lo hará a fin de año, cuando se fusionen. El amarillo de Flybondi titila en emergencia en medio de semejante crisis después del coronavirus y la gama del rojo y azul, de JetSmart y Latam, es una verdadera incógnita. Andes prácticamente ya no volaba antes de la pandemia y le costará demasiado despegar, y Norwegian ya se había ido. El sueño que desvela a muchos de lograr un monopolio de la línea de bandera en las pistas argentinas está a punto de cumplirse.
La crisis más importante de la aviación comercial en las últimas décadas, que dejó en tierra el 85% de la flota mundial, ya generó la quiebra o reestructuración de empresas en todo el mundo. Pero la Argentina parece haber entrado en una frecuencia distinta por una simple razón: una empresa tiene 100% de subsidios y las otras tratan de subsistir sin volar.
La posibilidad del vuelo solitario del cóndor estatal toma forma de la mano de la emergencia financiera de la competencia y de regulaciones que irremediablemente vendrán cuando se vuelvan a habilitar los aterrizajes y los despegues. Y la mano reguladora del Estado podría darle el último empujó a las aerolíneas privadas. Pequeños detalles y nuevas condiciones harán del negocio que existía sea un recuerdo. Nacerá, al menos, distinto.
En principio, según lo que dijo el ministro Mario Meoni , los vuelos internos podrían volver en julio con un nivel de ocupación de 70%, puntualmente, en la tercer semana. Las empresas no recibieron una instrucción con esa nueva condición que requiere modificar varias cosas, desde espacios hasta modelos de negocios para utilizar una aeronave que solo puede subir 7 de cada 10 pasajeros de los que abordaban hasta hace poco. Solo el hecho de no comunicarlo a la competencia le da ventaja al que se puede preparar. Y lo que no es menor, cerrar la puerta del avión a sabiendas de que se recaudará menos y se mantendrá el mismo costo es una ecuación que no les cierra a varias.
Algo más. Hay un rumor muy fuerte de que la operación volvería solamente desde Ezeiza . Solo esa decisión impacta de lleno en las low cost, ya que el producto que ofrecían, un aeropuerto mucho más pequeño pero más barato y ubicado en otro extremo del área metropolitana, le entregaban cierta diferenciación. Ahora, la competencia con Aerolíneas, que no basa su modelo en ganar dinero, posados en una misma estación, les impactará.
Mientras avanzará una obra pendiente en Aeroparque, El Palomar , según cuentan en el sector, no será reabierto por el momento. Y si bien el cierre no es definitivo por ahora, todo parece indicar que seguirá fuera de operaciones.
Hay otro tema más. Gran cantidad de tripulaciones y pilotos se vencen a fines de junio. El punto es que no hay manera de cumplir con la reglamentación por dos razones. La primera, por la inexistencia de vuelos, y la segunda está dada por la imposibilidad de hacer capacitación en el país. El único simulador que hay lo tiene Aerolíneas y no se lo puede subcontratar a otra empresa. Por lo tanto, si la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) no toma una decisión, las tripulaciones de todas las otras empresas se vencen y los pilotos pierden su habilitación.
Cuentan que en el organismo hay un proyecto para habilitar el despegue y aterrizaje de aeronaves solo para cumplir con el requisito y evitar el vencimiento. Pero, por ahora, no hay nada concreto y, de haberlo, llevará una operación que implica tiempo. Posiblemente no se llegue a julio, como dijo Meoni. Si no ocurre nada, la única empresa que podría volar es Aerolíneas Argentinas.
Finalmente, la cuestión financiera. La línea aérea de bandera acaba de cerrar un acuerdo con los sindicatos. Suspenderá 4000 empleados pero no habrá quita en el sueldo de bolsillo. La empresa dejará de aportar a la seguridad social, pero para los empleados pasará inadvertido ya que su sueldo vendrá igual que los meses de actividad. El que aporta, en ese caso, será solo el sistema jubilatorio que dejará de recaudar 220 millones de pesos por mes.
La competencia, con las cajas vacías
Las otras aerolíneas, la tienen complicada. Sus cajas están rotas. Los pasos de Latam son una incógnita. Fuera del paraguas protector del concurso en Estados Unidos, las filiales en la Argentina, Paraguay y Brasil han quedado desguarnecidas. Acá no hay posibilidades de aplicar la ley americana para los concursos tramitados allá y ya no hay demasiadas posibilidades de acudir a la casa matriz a buscar asistencia.
El grupo anota números rojos en el país. A contramano de lo que se dijo, que el exCeo Gustavo Lopetegui iba a favorecer la empresa, Latam mostró sus peores números durante la gestión de Mauricio Macri. Según el balance del año pasado, público por estar presentado en todos los mercados donde cotiza -puntualmente en la página 209-, perdió US$133,4 millones, algo por encima de los 132 millones del rojo de 2018. Mientras, en Brasil, ganó US$185,7 millones en 2019, y 356 millones, el anterior. Ambas filiales quedaron fuera del artículo 11 de la ley de bancarrota americana. No hay que pensar demasiado para intuir cuál será la prioridad a la hora de socorrer en esta emergencia.
Esos años, Aerolíneas recibía US$284 millones de subsidios en 2018 y US$500 millones, el último de la gestión Macri. Solo para ilustrar. No hay manera de competir con precios.
Mientras la compañía que maneja Pablo Ceriani aceptó no reducir un peso del sueldo de bolsillo de sus empleados suspendidos, para las otras empresas la cosa es muy distinta. Latam presentó un plan igual que el que le aprobaron en otros países: pagar la mitad de los sueldos, con un mínimo que en la Argentina significaba cerca de 50.000 pesos. Fue intimada a pagar la totalidad. Se convirtió así en la única filial de toda la corporación a la que el Gobierno no le aprobó el plan de emergencia.
Flybondi hizo una reducción salarial que va desde 12% a los más bajos hasta 50% a pilotos y directivos. El promedio de la baja es de 40% de la nómina. Y JetSmart hizo lo propio y bajó 30% el dinero de bolsillo.
Pero el regreso a las pistas será difícil. Ya nadie apuesta demasiado al mercado local. El espejo de Aerolíneas, que absorberá Austral a fin de año, es muy potente y refleja una imagen distorsionada. Tanto que debe haberse convertido en una de las pocas aerolíneas del planeta que no ha readecuado sus costos a la emergencia. O, mejor dicho, sí lo ha hecho y ha decidido que esta vez el ahorro lo pague la seguridad social. El cielo será más celeste y blanco que nunca al regreso de la cuarentena.
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