Advierten que la oposición no avalará un acuerdo con el FMI sobre “una hoja en blanco”
Hernán Lacunza, el exministro de Economía cercano hoy a Horacio Rodríguez Larreta, celebró que el país haya evitado el default y que aparezca un camino, pero dijo que, por ahora, “son expresiones de deseos”; pidió un plan consistente e indicó que el FMI se resignó a sólo “evitar un colapso”
- 6 minutos de lectura'
Hernán Lacunza es un experto en encontrar metáforas para explicar las complejidades de la economía. El ex ministro de Economía de Juntos por el Cambio, cree que, por primera vez en dos años, el Gobierno definió un destino, una hoja de ruta, pero advierte que no explicó cómo alcanzará esa meta. “Eso no es un plan”, dice en una charla con LA NACION luego del principio de entendimiento que selló la gestión de Alberto Fernández hace una semana con el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Queremos ir a Rosario, Córdoba y Tucumán en tres años, pero no nos dicen cómo vamos a recorrer ese camino, por qué ruta vamos a ir o con qué vehículo. Mas bien se apela a un realismo mágico. Te dicen que las metas fiscales se van a alcanzar con crecimiento y con combate a la evasión. Es como decir que voy a agarrar la Ferrari que tengo en la cochera y recorrer ese itinerario tranquilo, pero en la cochera hay un Ford Falcon baqueteado. Entonces, se aclara que van sacar el auto a la ruta y mientras lo van a ir arreglando. Eso ya lo probamos; salís a la ruta y a los 60 metros te deja en la banquina porque el motor está fundido en términos de crecimiento dinámico”, explica el ahora hombre muy cercano a Horacio Rodríguez Larreta. “Hay que tener un vehículo en condiciones para recorrer el camino”, afirma el economista.
La semana pasada, el ministro de Economía, Martín Guzmán, selló un preacuerdo sobre un sendero fiscal (2,5% del PBI este año y déficit cero en 2025; reducción de la emisión a 1% del producto en 2022 y más allá; tasas reales positivas; y acumulación de reservas de US$5000 millones este año). Sin embargo, no hubo detalles sobre el financiamiento del rojo -se habló de apoyo de otros países- ni de qué ocurrirá, entre otras cosas, con las tarifas de los servicios públicos. El Gobierno sí negó un salto devaluatorio.
Lacunza celebró que el oficialismo haya evitado el default y que haya un “camino balizado” de metas fiscales y monetarias. “Son hechos positivos”, dice. Sin embargo, estima que una hoja de ruta no es un plan y que lo anunciado “tiene toda la evidencia de no haber sido el desenlace natural de una estrategia de negociación”. Rememoró entonces la frase del presidente Alberto Fernández en su anuncio sobre la posibilidad de tener que declarar un feriado cambiario en caso de no clausurar el acuerdo con el Fondo.
“Se volanteó al borde del precipicio, que sabias que existía desde que asumiste. Entonces había US$12.000 millones netas de reservas. Te llovieron 27.000 millones de superávit comercial y pudiste retener ni un solo dólar con precios récord de la soja y con cepo”, indica. “Llegar al borde del precipicio sin nafta es una impericia negociadora. No pudiste hilvanar un plan consistente; ni siquiera habías conseguido el consenso interno de los que te acompañan en tu auto, o sea, tu mismo gobierno”, critica.
Es ese sentido, cuestiona las “pretensiones adolescentes” de los negociadores argentinos de buscar -durante 25 meses- una extensión de los plazos que no están en los estatutos del FMI y la baja de intereses de un crédito al 4% cuando los bonos argentinos rinden 25%. Fueron los reclamos de Cristina Kirchner.
El apoyo opositor y la falta de detalles
“Nadie puede brindar un acompañamiento o un rechazo sobre una hoja en blanco”, advierte Lacunza. Según el ex ministro, la falta de detalles convierten a la hoja de ruta de Guzmán en una “expresión de deseos”. Sin embargo, el economista dice que son metas en el camino correcto, “exigentes, pero cumplibles”. Luego profundiza: “Se requiere un programa con consistencia económica y la voluntad política de hacerlo. Hay que explicar qué van a hacer con tarifas, jubilaciones, transferencias provincias, las empresas publicas”.
Por ejemplo, el ex ministro afirma que se arrancará de un rojo fiscal de 4,3% (al no haber Impuesto a la Riqueza y con menos retenciones por una menor cosecha, según cree). Así llegar al 2,5% se vuelve un desafío significativo. “Allí inventan que eso se cubre con crecimiento”. La baja de la emisión, del 3,7% al 1%, “también tiene su dosis de magia”. El Gobierno habla allí de fuentes externas no especificadas, el FMI y deuda local. “Esas fuentes externas deben ser especificadas. Eso es lo que va a dar previsibilidad. Todo lo que no suceda dentro del ‘vamos viendo’ va a ser más emisión”, indica el ex ministro.
Luego pone el foco en la interrelación entre variables. “Atrasaste las tarifas y el tipo de cambio por razones electorales. El tipo de cambio se atrasó 20%. La inflación bianual fue de 105% y las tarifas ajustaron menos del 10%. Hoy, las tarifas cubren 40% de los costos. El impacto de subsidios pasó de 1,5% del producto a 3%. Si subís las tarifas impactan en la inflación y va a haber menos crecimiento. La tasa de interés real es muy negativa; si la llevás a positiva todo lo que emitiste de Leliq pasa a ser bola de nieve porque dejan de licuarse. Esto en los enunciados no aparece. Qué va a pasar con las jubilaciones”, se pregunta.
Lacunza afirmó que es difícil que el Gobierno logre préstamos bilaterales a buenas tasas con el actual riesgo país. “Prestaría mucha atención a las condiciones de cualquier préstamo y a las contraprestaciones no financiaras que puedan aparecer”, dice en medio de las negociaciones que el Presidente lleva a cabo en estos días tanto en Rusia como en China. Sin embargo, aclara que el desafío no es tanto fortalecer las reservas -hoy netas negativas- como cambiar la tendencia. “Tenés que dejar de perderlas”, afirma y dice: “A este tipo de cambio hay más demanda que oferta”. Lacunza advierte que en los últimos meses, ya tras la elección, la tendencia a atrasar el tipo de cambio oficial se mantiene.
Las negociaciones con el mundo
“Lo político es muy importante”, dice el ex ministro. “El FMI es como un banco publico, cuyos accionistas son los países. Veo una estrategia errática (del Gobierno). Los días pares nos congraciamos con el mundo occidental y los imperes, con el oriental como si no hubiera Internet”, cuestiona. Y afirma, tras el desmarque de Máximo Kirchner que “cualquier disonancia en el oficialismo no es indiferente” para el FMI.
Según piensa Lacunza, el momento es la oportunidad para “evitar el colapso, no de recuperar un programa de crecimiento que depende de atributos que el Gobierno no tiene”. El oficialismo, dice, se congratula de que no haya reformas estructurales. “Es como decir que es bueno no cambiarle ninguna pieza al falcón”, afirma y pide afrontar las “inconsistencias de manera ordenada”. Caso contrario, es el mercado el que hace el ajuste. “Es mejor que esa situación la conduzca la política económica y que no se haga de manera desordenada. Es entonces cuando la gente queda afuera”, con devaluación y más inflación.