Cambios en Apple. Por qué el diseñador del iPhone se fue de la empresa
Jonathan Ive se independiza para crear su proyecto tras dedicar más de 25 años a la compañía fundada por Steve Jobs
El creador de los mejores productos de Apple se independiza. Jonathan Ive, considerado uno de los grandes diseñadores de la era moderna y una de las figuras más influyentes en Silicon Valley, deja la tecnológica tras casi tres décadas para dedicarse a su propio negocio. No es una ruptura total, porque el caballero británico tendrá ahora a Apple como cliente.
Ive era el encargado de convertir las ideas de los ingenieros en productos para el consumo de masas y lo hacía además con una estética pulida, con la que marcó tendencia. Antes del iPhone y de la tableta iPad, el británico diseñó el primer ordenador personal de la gama iMac y del reproductor musical iPod. Por eso se lo consideraba una pieza fundamental en el éxito de Apple.
La tecnológica experimentó una importante transformación durante las dos décadas en las que Jony Ive fue el jefe de diseño de los dispositivos y programas. Empezó a trabajar para Apple en 1992 cuando la compañía estaba en caída libre, antes de que Steve Jobs retomara las riendas. La compenetración entre los dos llegó hasta el extremo de que se decía que compartían la misma mente.
Ive es conocido en Silicon Valley como iGod, por la manera que tenía de aglutinar en un producto la visión de un gigante como Apple utilizando la tecnología disponible. Su obsesión por el detalle y la perfección lo llevaron a aprender técnicas muy laboriosas, como las que se utilizan en la elaboración de las espadas de samurái. Sus creaciones se exponen en el MoMA.
Entre sus obras maestras se encuentra la nueva sede de Apple en Cupertino. En la nota de prensa en la que se hace el anuncio de su dimisión, se limita a decir que se va orgulloso de saber que creó una cultura de diseño en la tecnológica y asegura que la empresa cuenta con el equipo y el talento para seguir siendo dinámica. Su marcha se producirá a lo largo de este año.
El departamento de diseño de Apple ahora estará bajo el mando de Evans Hankey, Alan Dye y Jeff Williams, los colaboradores más próximos de Ive. Tim Cook, el consejero delegado de Apple, deja claro que la compañía "seguirá beneficiándose del talento de Ive". "Apple seguirá trabajando con él directamente en proyectos exclusivos", explica el sucesor de Steve Jobs.
"Es una figura singular en el mundo del diseño y su papel en el renacer de Apple no se puede minusvalorar, desde el innovador iMac al iPhone y la ambición sin precedente de Apple Park", valora Cook. El nuevo negocio de Ive tendrá a Apple como uno de sus principales clientes, precisa el comunicado. La empresa de diseño la creará junto a Marc Newson.
Ive fue el alma de Apple durante las últimas dos décadas. Wall Street valoró su importancia en el desarrollo de los dispositivos y programas. Pero al mismo tiempo, el negocio de la compañía de Cupertino está en proceso de transición para potenciar los servicios y otras tecnologías en las que ya no es tan indispensable.
En su historia personal no hay drama ni dietas complicadas. Todo es simple en la superficie, lo que cuadra con la filosofía de Apple. Nació en Chingford. Su padre, que lo crio, fue profesor de diseño y tecnología, del que tomó algunas de sus técnicas. En la Walton High School conoció a su mujer, Heather Pegg, con la que tiene dos hijos. El hogar familiar está en el área de Twin Peaks (San Francisco). Con sus amigos de la infancia creó una banda de música en la que hizo de baterista. Eso fue antes de ir a Londres y empezar a estudiar diseño industrial.
En la Apple post-Jobs, Ive es una especie de semidiós con el poder de unificar los diferentes productos, al liderar los distintos equipos que desarrollan los programas. Su laboratorio trabaja en sintonía con los ingenieros, fabricantes de componentes y marketing para que el producto final se ajuste a la visión original. "Hay muchos problemas que resolver antes de que una gran idea emerja", decía en una entrevista. Ive considera que "lo nuevo y diferente es relativamente fácil de hacer". Lo realmente "complicado", en sus palabras, es "mejorar" las cosas genuinas. También explica en público que sus creaciones no surgen porque sí, sino porque existe una tecnología a la que se puede dar uso. La magia, añade, llega cuando uno se pregunta cómo puede funcionar lo que tiene en las manos.
Mucho antes de que el iPhone irrumpiera en el mercado de la telefonía móvil y transformara el negocio de la computación de masas, el Museo de Diseño de Londres y The Royal Society of Arts ya lo reconocían por su trabajo como diseñador industrial. Eso fue en 2003. La revista tecnológica del MIT ya lo venía siguiendo desde hacía unos años, cuando aún no tenía 35.
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