Adiós a la corbata: Wall Street relaja sus históricas exigencias de etiqueta
Con el avance de la vacunación, los trabajadores volvieron al distrito financiero, donde se han aflojado los tradicionales códigos de vestimenta; en este momento vale casi todo: incluso ponerse jeans y zapatillas
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NUEVA YORK.- La gente de traje está volviendo a la oficina. Con pantalones de gabardina, popularmente conocidos como “chinos” en Estados Unidos. Y zapatillas. Y balerinas.
Al volver a sus oficinas de Manhattan, los trabajadores de Wall Street este verano se hacen notar por su vestimenta informal. Los hombres aparecen en remera. Las mujeres han abandonado los tacos altos, que antes eran considerados de rigor. No se ven corbatas. Incluso se ha visto el logo de la ropa deportiva Lululemon.
Los cambios parecen superficiales, pero insinúan una transformación cultural mayor en un sector en el que los trajes bien cortados con solapas puntiagudas eran símbolo de estatus y ostentación, tal como quedó inmortalizado en la cultura popular con Gordon Gekko en la película Wall Street y con Patrick Bateman en la adaptación al cine de la novela American Psycho, de Bret Easton Ellis. Mientras que, en los últimos años, muchos lugares de trabajo corporativos en todo el país relajaban sus códigos de vestimenta en los últimos años, Wall Street permanecía mayormente trajeada.
Pero eso cambió con la pandemia, como otros tantos aspectos. Grandes bancos, incluyendo Goldman Sachs, JPMorgan Chase y Citigroup, han advertido que sus empleados se resisten a usar sus prendas corporativas luego de más de un año de trabajar desde casa vestidos principalmente con ropa informal o camisas apropiadas para el zoom y pantalones de gimnasia. Al pedir a sus trabajadores que vuelvan a sus escritorios –en momentos que otras compañías han puesto en pausa tales planes–, los altos ejecutivos de los bancos flexibilizan los códigos de vestimenta como concesión a su personal cansado.
“Es un poco más relajado de lo que anticipaba”, dijo Melissa Cortes, analista legal que recientemente ingresó a Goldman. “En este momento, llevo zapatillas y la gente usa jeans con blazers o camisas”, agregó Cortes, que vestía una campera blanca, pantalones negros anchos y zapatillas blancas.
Los cambios parecen superficiales, pero insinúan una transformación cultural mayor en un sector en el que los trajes bien cortados con solapas puntiagudas eran símbolo de estatus y ostentación.
Aunque los bancos han enviado memos formales, su mensaje informal es que los empleados que retornan deben sentirse en libertad de vestir en forma apropiada para la ocasión y que durante un verano en el que habrá pocas reuniones presenciales con clientes, es permisible un atuendo más relajado. Los jeans incluso han aparecido en los pisos de trading y los banqueros tienen gran cantidad de oportunidades para repetir un chiste habitual en sus lugares de trabajo: ¿Qué hay de esa corbata? ¿Tenés una entrevista laboral?
Tratándose de Wall Street, ropa informal no significa barata, por supuesto. Muchas de las zapatillas, camisas, relojes y otros accesorios que se vieron en el sur de Manhattan cuestan varios cientos de dólares.
Los códigos de vestimenta formales comenzaron a erosionarse en la década de 1990 cuando se introdujeron los casual fridays (viernes informales) en los lugares de trabajo, dijo Daniel Delis Hill, un historiador de la moda. “Estaba trabajando en Merrill Lynch en 1999 cuando el CEO produjo un gran shock al decir que los brokers podían usar ropa informal los viernes”, escribió Hill en un correo. “Pero había una larga lista de cosas permitidas y prohibidas”, agregó. Decididamente no se permitían los jeans.
Tratándose de Wall Street, ropa informal no significa barata, por supuesto.
Pese a los esfuerzos periódicos por relajar los códigos de vestimenta –incluso en 2019, cuando Goldman decidió que eran opcionales los trajes y las corbatas– la banca se mantuvo como uno de los últimos bastiones de la vestimenta formal, junto a los estudios de abogados. En algunos rincones de Wall Street, como en los fondos de alto riesgo, el código de etiqueta ha sido más permisivo.
Pero en la banca las jerarquías estrictas estaban incrustadas en reglas de moda no escritas. Los colegas ridiculizaban a quienes usaban conjuntos considerados demasiado llamativos o demasiado desarreglados respecto del lugar que ocupaban en la cadena corporativa. Los jefes marcaban el estilo y llevar algo más presuntuoso que ellos se consideraba un faux pas. Un reloj caro podía darse como una marca de éxito, algo desagradable o ambas cosas.
En estos tiempos, algunos jefes cambiaron los relojes de lujo por un Apple Watch y mutaron sus trajes por mangas cortas y pantalones caqui, lo que hace difícil para los subordinados saber qué ponerse para estar a tono. El CEO de JPMorgan, Jamie Dimon, recientemente usó una remera negra en una entrevista que dio por televisión; el número uno de Goldman, David Solomon, hace de D.J. con remeras los fines de semana; y Rich Handler, jefe de Jefferies, posteó una foto en remera en Twitter. En un evento de bienvenida a los empleados de regreso a la oficina en julio, Jane Fraser, de Citigroup –la única líder mujer de un banco importante de Wall Street– mantuvo su aspecto habitual: un vestido de tonos enjoyados.
“Los tiempos en que la gente tenía que usar el uniforme de saco, corbata y traje se acabaron”, afirmó John Florsheim, un descendiente de quinta generación de la familia dueña de la marca, conocida por los zapatos de vestir con suela de cuero para hombres y chicos. “Va a seguir volviéndose más cómodo e informal, pero la gente va a seguir queriendo verse bien”, completó. Ahora el 80% de los zapatos que diseña su compañía son de estilo informal, comparado con 50% antes de la pandemia.
Otro motivo por el que los bancos están dejando de lado los códigos de vestimenta tradicionales es para retener el talento. Al competir por los recursos con las compañías de tecnología –muy proclives al trabajo remoto y a la ropa informal–, las firmas de Wall Street buscan dar una imagen menos anticuada.
John C. Williams, presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y un declarado amante de las zapatillas, dijo que la Fed quiere que la gente lleve su “auténtico ser” al trabajo, porque el estilo personal es una parte importante de valorar todas las formas de individualidad y diversidad, y aseguró que estaba contento de estrenar nuevos pares de su colección de zapatillas en la oficina. “Cuando la gente puede ser ella misma, hace su mejor trabajo”, dijo.
“Urge terminar con esta idea de que uno tiene que verse de determinada manera para trabajar en bancos”, dijo Alison Taylor, que da cursos de responsabilidad profesional en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de New York.
Los grandes prestamistas varían en cuanto a sus planes de traer al personal de vuelta a sus oficinas. La mayor parte del sector apuntaba al Día del Trabajo [el primer lunes de septiembre en Estados Unidos] para decretar una vuelta masiva, aunque eso puede ser complicado por el aumento de los casos de coronavirus. Algunos empleados de Wall Street han estado trabajando en sus oficinas desde hace meses, pero muchos volvieron recientemente por primera vez desde que comenzó el brote.
Algunos bancarios dijeron que se sentían como el primer día de clases. Querían verse bien frente a sus colegas, pero no podían soportar la idea de usar zapatos de vestir o tacos altos. Antes de entrar, algunos consultaron a sus amigos para saber si lo que habían elegido coincidía con el resto.
Un ítem que ha sido popular entre los hombres de Wall Street son los pantalones ABC de Lululemon, que la compañía de ropa deportiva y ocio comercializa como una prenda de poliéster que se estira y no se arruga, adecuada para “estar cómodo todo el día”. (La firma pone su logo muy grande en una etiqueta cerca del bolsillo para que los pantalones se vean menos como ropa de gimnasia).
Untuckit, fabricante de camisas de cuello abotonado y dobladillo corto, tuvo un salto en sus ventas al subir las tasas de vacunación en Estados Unidos en abril y mayo, dijo Chris Riccobono, fundador de la firma. Los clientes fueron masivamente a sus dos tiendas en Manhattan, buscando sus camisas elegantes hechas de telas que respiran. “Lo asombroso es que estos tipos usaran trajes en pleno verano en las calles de Nueva York y arriba del tren antes de la pandemia”, dijo Riccobono. “Hizo falta el coronavirus para que se dieran cuenta”, cerró.