Acorralada, Georgieva encuentra dos aliados de peso que salen en su defensa
Joseph Stiglitz y Jeffrey Sachs elogiaron su gestión y pidieron su continuidad al frente del Fondo Monetario Internacional, luego de que una firma de abogados la acusara de favorecer a China en el Banco Mundial
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WASHINGTON.- Dos pesos pesados de la economía mundial, Joseph Stiglitz y Jeffrey Sachs, salieron en paralelo a defender a la directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, quien quedó debilitada y contra las cuerdas tras haber sido acusada de favorecer a China –principal rival geopolítico de Estados Unidos– durante su paso por el Banco Mundial.
La defensa de los dos economistas llegó en medio de altas especulaciones sobre el futuro de Georgieva, que incluyen la posibilidad de que se vea forzada a renunciar al Fondo luego de que una investigación de la firma de abogados WilmerHale señalara que aplicó “presión indebida” para mejorar la posición de China en el ranking del año 2018 Doing Business que elabora el Banco Mundial. Georgieva era la CEO del banco, que era dirigido por el coreano Jim Yong Kim, también acusado en la investigación.
La investigación de WilmerHale, cuyas conclusiones fueron rechazadas por Georgieva y cuestionadas por el funcionario que en ese momento estaba al frente de la unidad que elaboraba el informe, Shanta Devarajan, dejaron a Georgieva en una posición incómoda. El Tesoro de Estados Unidos, principal accionista del FMI, consideró que los descubrimientos del informe eran “serios” y anticipó que los revisaría.
Para la Argentina, el escándalo que rodea a Georgieva puede llegar a tener consecuencias si es que termina en su expulsión del Fondo –que podría abrir la puerta a la llegada de alguien con una mirada más dura– o la deja debilitada. El gobierno de Alberto Fernández la considera una aliada crucial para defender los intereses de la Argentina ante el staff y el board del organismo en la negociación para refinanciar el pago de los US$44.000 millones que tomó prestados el gobierno de Mauricio Macri.
Ambos economistas son entusiastas de la gestión de Georgieva en el Fondo. Sachs es reconocido por su trabajo sobre desarrollo sustentable, y dirigió el Earth Institute en la Universidad Columbia, abocado a la lucha contra el cambio climático, una de las prioridades de Georgieva. Y Stiglitz ha puesto desde hace tiempo el acento sobre el daño de la desigualdad, otro tema al cual la economista búlgara le ha dado espacio y visibilidad.
Stiglitz escribió en Project Syndicate que Georgieva “ha sido una líder audaz a la hora de afrontar las consecuencias económicas de la pandemia y de posicionar al Fondo como pionero mundial en el cambio climático. Los esfuerzos que se están realizando para eliminarla no solo son injustos, sino que podrían paralizar la gestión del Fondo en los próximos años”.
El premio Nobel, mentor del ministro de Economía, Martín Guzmán, cargó además contra los dos ejes de la controversia: dijo que el informe Doing Business era “un producto terrible”, y criticó la investigación de WilmerHale al cuestionar sus hallazgos y afirmar que era el “verdadero escándalo”, y que parecía “un hachazo”. Stiglitz puso además la lupa sobre el actual presidente de la institución, David Malpass, designado por Donald Trump.
“El verdadero escándalo es el informe WilmerHale en sí, incluyendo cómo David Malpass, el presidente del Banco Mundial, escapa ileso”, escribió Stiglitz.
“La intriga política y la rivalidad burocrática son las últimas cosas que necesita el mundo en un momento en que la pandemia y sus consecuencias económicas han dejado a muchos países enfrentando crisis de deuda. Ahora más que nunca, el mundo necesita la mano firme de Georgieva en el FMI”, cerró el Nobel.
Sachs escribió una columna para el periódico británico Financial Times en la cual también defiende a la jefa del FMI con algunos argumentos similares a los de Stiglitz, y además dice que “muchos en el Congreso de Estados Unidos quieren a Georgieva afuera porque no es una enemiga jurada de Pekín”. Sachs agrega otro dato: dice que, después de que Georgieva dejó el Banco Mundial China, China trepó en el ranking de la polémica al pasar al puesto 78, en 2018, al 31 en 2020, y el 25 este año.
Sachs dijo que la acusación central contra Georgieva era “venial”, y, al igual que Stiglitz, mencionó que Devarajan rechazó las acusaciones.
“Muchos, o quizás la mayoría, en el Congreso no desafían la presión de mano dura sobre el Banco Mundial por parte de Estados Unidos, sino que rechazan los indicios de cualquier movimiento, por trivial que sea, que pueda favorecer a China”, escribió Sachs.
“Georgieva está recibiendo un trato macartista del tipo por el que Washington ha sido conocido en el pasado”, disparó Sachs. “La administración del presidente Joe Biden, que cuenta los votos en un Congreso estrechamente dividido, mira con cautela, no queriendo iniciar más peleas con republicanos y demócratas anti-China”, continuó.
“El caso contra Georgieva es insustancial. El multilateralismo del FMI es vital para la estabilidad financiera mundial. El FMI no debería capitular ante la histeria del Congreso contra China”, cerró Sachs.
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