¿A quiénes desilusionaron Caputo y Bausili el viernes pasado?
La clave de los anuncios del ministro de Economía y el presidente del Banco Central consistió en la ratificación de la política económica
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El jueves pasado, la Cámara de Diputados aprobó la denominada Ley Bases, una porción del proyecto enviado por el Poder Ejecutivo; al día siguiente, el ministro de Economía y el presidente del Banco Central ofrecieron una conferencia de prensa; y el lunes 1° de julio, “los mercados le bajaron el pulgar” a todo esto: subieron los precios de los dólares, y cayeron los de los títulos y las acciones.
No hay nada más difícil que explicar causalmente los hechos; no hay nada más fácil que racionalizar los resultados. Quiero, en particular, concentrarme en la explicación basada en la “desilusión” que causaron Caputo y Bausili, porque –contra lo esperado– no anunciaron un salto devaluatorio, la eliminación del cepo cambiario, etc.
¿Esperado por quién? Precisemos. ¿Por quienes, efectivamente, compran y venden activos financieros? ¿O por los analistas, quienes a fines de la semana pasada no vieron sus pronósticos incorporados a las políticas públicas?
Además de la cuestión de si la deuda pública tiene que estar en manos del Banco Central o del Tesoro, una tecnicalidad sobre la cual no tengo nada que decir, la clave de los anuncios consistió en la ratificación de la política económica. ¿Hubiera sido mejor que no hablaran? Puede ser, pero nada que ver con la desilusión derivada de la no modificación del rumbo.
Error tipo I, error tipo II, hay que adoptar todas las decisiones sobre la base de que el Poder Ejecutivo no va aflojar con las políticas monetaria y fiscal, ni va a producir un salto devaluatorio. No estoy diciendo que no se puede producir un salto devaluatorio. Estoy diciendo que no hay que adoptar decisiones sobre la base de eso. ¿Y si ocurre? Nos jorobamos. Pero la referida base decisoria deriva del hecho de que cualquiera de las dos modificaciones que acabo de mencionar sería suicida. A propósito: el régimen cambiario no compromete al equipo económico (el 2% mensual no es una “tablita”); el Banco Central no está perdiendo reservas de manera grosera, ni vendiendo dólares en el mercado futuro o aumentando las tasas de interés a niveles absurdos.
Estamos llenos de problemas: el aumento del poder adquisitivo del peso, que compromete exportaciones e incentiva importaciones; la multitud de vicios operativos, que todavía no fueron removidos, etc. Nada de esto se soluciona retornando al desequilibrio fiscal, duplicando el tipo de cambio oficial o eliminando el cepo
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