“A la peruana”: el plan para quitar el cepo cambiario y evitar la hiperinflación que propone el equipo económico de Schiaretti
El gobernador de Córdoba tiene dos alfiles dentro de su equipo económico: el extitular de la Anses Diego Bossio y su ministro de Finanzas en la provincia, Osvaldo Giordano
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El gobernador y candidato cordobés, Juan Schiaretti, propuso en los debates presidenciales quitar el cepo cambiario y desdoblar el mercado de manera transitoria, para acumular reservas en el Banco Central y evitar una disparada del dólar que podría generar una hiperinflación. El mandatario tiene dos alfiles dentro de su equipo económico: el extitular de la Anses Diego Bossio y su ministro de Finanzas en la provincia, Osvaldo Giordano.
En un documento que compartieron, el plan económico de Schiaretti se basa en dos premisas: bajar el déficit fiscal del Estado nacional y acumular dólares para salir de las restricciones cambiarias. Actualmente, las reservas brutas del Banco Central están por debajo de los US$25.000 millones, mientras que las netas son negativas en más de US$6000 millones.
“El próximo gobierno va a tener que implementar un plan de estabilización integral dentro del marco de un nuevo acuerdo con el FMI. El objetivo del plan debería ser bajar rápido la inflación a un entorno compatible con el crecimiento, no más de 20% anual (1,5% mensual). Esa estabilización debería ser el punto de partida —no el de llegada— para el crecimiento”, dice el documento. Para que el plan sea creíble y flexible, dijeron, debe ser implementado en tres etapas.
”La primera es preparatoria —un ‘prequirúrgico’— en la que se arreglan algunos desbalances y se discuten y acuerdan detalles técnicos con el staff del FMI. Este período sería de unos cuatro meses como máximo y el más complicado desde el punto de vista político, porque se tomarían medidas impopulares. La inflación va a subir inevitablemente durante estos meses. Se tiene que aprovechar el impulso inicial de haber ganado la elección para aprobar leyes que den una nueva institucionalidad al esquema de política económica”, dijeron voceros de ese espacio.
Las principales medidas serían:
- Reducir y ordenar el déficit fiscal y trazar la trayectoria futura del déficit y su correspondiente programa financiero (sería deseable aprobar una ley regla de gasto público)
- Iniciar un programa de adecuación tarifaria de los servicios públicos de energía y transporte.
- Desindexar el gasto público mediante una nueva ley (principalmente jubilaciones y subsidios sociales) y también contratos pre-establecidos, como los alquileres.
- Nombrar con el acuerdo del Senado un nuevo directorio del Banco Central —tecnocrático y de representación política amplia— idealmente junto a una ley que reforme la carta orgánica.
- Desdoblamiento cambiario para desmantelar las restricciones al comercio exterior y acumular reservas.
- Negociar préstamos multilaterales y bilaterales para aumentar las reservas del Banco Central.
- Sincronizar salarios que han quedado desfasados en las paritarias.
- Hacer un ordenamiento de la deuda pública.
Desdoblamiento cambiario
El desdoblamiento cambiario supone un tipo de cambio comercial para importaciones y exportaciones, y otro más alto, el financiero, para deudas y el comercio de algunos sectores específicos, como turismo y servicios. “La estrategia busca el mismo objetivo que la estabilización ortodoxa –resolver el desequilibrio macroeconómico—, pero evitando una suba exagerada e innecesaria del tipo de cambio oficial y sus efectos negativos asociados como la aceleración inflacionaria, la consecuente caída de los salarios reales y la contracción de la actividad económica y del empleo”, explica el documento.
El tipo de cambio comercial, que hoy el oficial mayorista a $350, subiría en torno al 25%, para pasar de $350 a $ 450 a precios de hoy, y permanecería en ese nivel durante el primer mes, para luego empezar a subir gradualmente (crawling peg) un poco por encima de la inflación. “Esto permitiría una devaluación real gradual imperceptible, agregando así una fuerza que ayudaría a cerrar la brecha cambiaria desde abajo”, explicaron.
El tipo de cambio financiero rondaría los $900, aunque sería más flexible, sin tanta intervención del Banco Central. “La brecha cambiaria roza el 100% y refleja una fuerte crisis de confianza. El sistema de tipos de cambios desdoblado busca ser un puente hacia la unificación, con el tipo de cambio financiero convergiendo hacia abajo a medida que se vaya reconstruyendo la confianza”, dijeron.
Para incentivar una rápida liquidación de dólares de los exportadores, el equipo económico promete reducir las retenciones a la mitad de los bienes y servicios. Según un cálculo que realizó Giordano, por cada peso que se deja de recaudar por retenciones, se recupera 0,61 del resto de los impuestos (fundamentalmente por Ganancias, aunque es coparticipable, a diferencia de los derechos de exportación).
Mientras tanto, se avanzaría en el primer año con la reducción del déficit fiscal, haciendo foco en los subsidios a la energía y el transporte (2% del PBI de ajuste), las transferencias a las empresas públicas (1% del PBI) y una mayor eficiencia del gasto solapado entre el Estado Nacional, las provincias y los municipios (1% del PBI).
“Es importante tener en cuenta que la estrategia de desdoblar el mercado cambiario también tiene sus costos. Al existir más de un precio para el dólar, subsisten los típicos incentivos a arbitrar: comprar en el mercado donde está más barato y vender en el que está más caro. Esto provoca dificultades en la administración del sistema, lleva a las empresas a gastar recursos en el aprovechamiento de oportunidades de arbitraje en vez de en mejorar la productividad y la producción, y genera incertidumbre respecto a cambios administrativos futuros”, admitieron en el equipo económico de Schiaretti.
“Por estos motivos, es esencial comunicar que este esquema es un puente hacia la unificación cambiaria que busca mitigar los costos de una estabilización ortodoxa. Por la mayor desconfianza que este tipo de esquemas genera, es central que además de una adecuada comunicación, el nuevo esquema sea implementado en el marco de una estrategia general de estabilización macroeconómica que busque generar un shock de reconstrucción de la confianza”, agregaron.
La segunda etapa del plan sería la unificación de los tipos de cambios, que se haría luego de haber logrado un nuevo acuerdo con el FMI. “El principal hito de esta etapa sería la fijación y unificación del tipo de cambio que funcionaría como ancla principal para estabilizar. Se complementaría con tasas de interés que sean lo suficientemente atractivas para fortalecer la demanda de activos domésticos y el uso de tres anclas adicionales vía el congelamiento temporario de: salarios, tarifas de servicios públicos y algunos precios de la economía (naftas, prepagas y cuotas escolares, entre otras).
Finalmente, llegaría la tercera y última etapa del plan de estabilización, donde se flexibilizaría el esquema cambiario. “El movimiento podría ser consistente con un esquema de bandas que se van ensanchando hasta que finalmente muta a un esquema de flotación administrada como el resto de los países de la región. La inspiración sería el caso de Perú, que tiene un esquema de flotación muy administrado debido a la dolarización de su economía. Lo más probable es que la etapa de flexibilización se termine de implementar pasadas las elecciones legislativas de 2025, al alcanzar un esquema de flotación administrada”, concluyeron.
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