A la OPEP se le estrecha el margen de maniobra
La Organización de Países Exportadores de Petróleo está perdiendo su capacidad de atenuar las penurias provocadas por un shock de la oferta.
Durante medio siglo, la OPEP ha regulado los mercados mundiales de petróleo, limitando la producción para aliviar un exceso de suministro y aumentándola para prevenir una escasez.
Ahora, mientras se aproxima la reunión del 2 de junio, en la que se debatirá cómo estabilizar los mercados mundiales de crudo, la OPEP no tiene ni el consenso político para recortar la producción ni la capacidad técnica para incrementarla en forma significativa.
Desde el año pasado, sus miembros no han podido acordar un recorte de producción para poner fin al sobreabastecimiento que hizo caer los precios del crudo más de 50% desde 2014. En lugar de ello, siguieron bombeando a plena capacidad. El resultado es que, ante las recientes interrupciones del suministro que volvieron a impulsar los precios, el cartel tiene poca flexibilidad para elevar su producción.
Este año, la capacidad ociosa de producción de la OPEP, es decir la que puede desplegar en un plazo de 30 días y mantener durante 90 días, estará en sus menores niveles desde 2008, según cálculos de la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés). La entidad añadió que la capacidad ociosa de la OPEP descenderá más de 22% en el actual trimestre en comparación con el anterior.
La OPEP todavía no se ha visto forzada a recurrir a esta capacidad ociosa para gestionar los recientes cortes de suministro dado que el almacenamiento de petróleo rondó niveles máximos cuando los precios eran bajos, lo que creó un colchón para amortiguar momentos de tensiones. A medida que se agote ese inventario y que baje la producción de los países que no pertenecen a la OPEP, la agrupación podría tener dificultades para satisfacer la demanda.
La EIA estima que para el tercer trimestre de este año la capacidad ociosa de la OPEP habrá caído a 1,25 millones de barriles diarios, un nivel no visto desde 2008, cuando los precios se dispararon a US$147 por barril ante la creciente demanda de China.
La capacidad del organismo de aumentar la producción depende fundamentalmente de su mayor productor, Arabia Saudita, que históricamente ha tenido casi toda la capacidad excedente del grupo. Desde que los precios empezaron a caer en 2014, la estatal Saudi Arabian Oil Co., más conocida como Saudi Aramco, ha reducido sus inversiones en producción nueva.
Las autoridades del país han dicho desde hace tiempo que pueden elevar la producción en unos 2 millones de barriles diarios con respecto al récord actual de 10,2 millones de unidades al día. Sin embargo, esos 2 millones de barriles podrían demorar en llegar al mercado, advirtió una fuente de la industria petrolera saudita. "Si hubiera una gran crisis mañana, entonces Arabia Saudita podría ofrecer alrededor de 500.000, quizás 700.000 barriles como máximo", dijo. Saudi Aramco y el Ministerio de Energía no respondieron a las peticiones de comentarios.
Amin Nasser, presidente ejecutivo de Aramco, dijo el mes pasado que la compañía prevé incrementar su producción para acercarla a su capacidad máxima en anticipo a la temporada de verano en el país, en la que se usa el aire acondicionado debido a las altas temperaturas.
La capacidad ociosa de la OPEP está disminuyendo en un momento en el que las interrupciones del suministro en países ajenos al cartel, como Canadá y Colombia, además de la violencia en Nigeria, que sí es miembro de la organización, han eliminado este mes más de 3 millones de barriles al día de los mercados mundiales.
La idea de que la OPEP no estuviera en condiciones de aumentar el suministro en caso de ser necesario no ha sido un tema que haya preocupado a los mercados mundiales desde 2008.
Los precios cayeron tras el estallido de la crisis financiera y el auge de la energía de esquisto en EE.UU. inyectó enormes cantidades de barriles al mercado. La demanda china perdió fuerza, los inventarios se acumularon y en 2014 los precios comenzaron su largo declive.
Hasta hace unos meses, cuando la cotización del crudo era inferior a US$30 el barril y los inventarios estaban en máximos históricos, la idea de que el mundo pudiera no tener suficiente petróleo parecía descabellada.
No obstante, la convergencia de circunstancias no relacionadas entre sí en África, Medio Oriente y América del Norte recortó el suministro. Una crisis política en Libia, por ejemplo, redujo las exportaciones de crudo. Los yacimientos y oleoductos nigerianos han sufrido los ataques de bandidos y saboteadores. Los trabajadores se declararon en huelga en Kuwait y hubo incendios en la región de arenas bituminosas de Canadá.
Ahora, los precios avanzan hacia US$50 el barril y los analistas sostienen que los cortes de suministro pueden continuar.
La capacidad sobrante aparte de Arabia Saudita es escasa.
Sólo Estados Unidos, con yacimientos en tierra que son más rápidos de perforar que las reservas mar adentro, tiene margen para aumentar su bombeo. Sin embargo, la capacidad de los productores de petróleo de esquisto para incrementar rápidamente su producción nunca se ha puesto a prueba, y las pequeñas compañías que producen crudo no convencional podrían necesitar precios más elevados que otros productores para que la explotación de los nuevos pozos valga la pena.
Eso deja a Arabia Saudita como la fuente más fiable de producción nueva. Alcanzar la meta de 12 millones de barriles al día que las autoridades sauditas aseguran que son capaces de lograr requeriría dedicar mucho tiempo a perforar y desarrollar los yacimientos, sostienen los analistas.
"Si Arabia Saudita tiene más de 10,5 millones de barriles diarios de capacidad, ¿por qué nunca los han producido?", se pregunta Pavel Molchanov, analista de Raymond James.
Selina Williams y Summer Said
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