Así lo reveló un estudio de la plataforma Medscape; a pesar de los desafíos y riesgos que representa, varios expertos señalan que se trata de una herramienta fundamental para brindar una mejor atención y reducir errores humanos; la importancia de crear un marco regulatorio
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Saber reinventarse y adaptarse a los cambios. Esa fue la postura que tomaron algunos de los hospitales más prestigiosos y reconocidos de la Argentina frente al avance de la inteligencia artificial (IA). El Hospital Británico y el Hospital Alemán de Buenos Aires, por ejemplo, comenzaron a hacer uso de esta herramienta durante la pandemia de Covid-19 para la interpretación y evaluación automática de radiografías de tórax.
El Hospital Italiano de Buenos Aires, por su parte, desarrolló herramientas que van desde el screening de cáncer de mama y diagnóstico de enfermedades de la piel, hasta sistemas de toma de decisiones durante el proceso de prescripción médica. En tanto, el Hospital Universitario Austral utiliza IA para buscar información validada científicamente a través de preguntas específicas.
A pesar de las infinitas posibilidades que existen para potenciar a un campo tan importante como la medicina, el 42% de los profesionales argentinos siente “mucha” o “alguna” preocupación sobre la posibilidad de que la IA reemplace su criterio clínico, así como también un 84% exige un marco jurídico. Los datos se desprenden de una encuesta realizada por la plataforma Medscape, en el que participaron más de 3000 médicos de la Argentina, Brasil y México.
Frente a este escenario, especialistas consultados por LA NACION señalaron que, si bien la IA no está exenta de riesgos y desafíos, se trata de una herramienta fundamental para mejorar el criterio clínico y que “los médicos que la utilicen reemplazarán a aquellos que no”.
“La IA debe ser vista como una herramienta complementaria que potencia nuestras capacidades, no como un sustituto. Su función es asistir en el análisis de datos y en la identificación de patrones, permitiéndonos enfocarnos en aspectos más humanos de la medicina, como la empatía y la toma de decisiones complejas”, explicó Rudolf Baron Buxhoeveden, vicedirector médico del Hospital Alemán de Buenos Aires.
Bajo esta línea, Horacio Fernández, subdirector médico de Hospital Universitario Austral, reflexionó: “El cerebro humano es imperfecto y limitado. Su conocimiento depende de lo que le han enseñado, ha aprendido, recuerda, lo que ha actualizado recientemente, ha visto en su experiencia o en su especialidad. La IA puede encontrar todo el conocimiento actualizado, no se cansa, no se enferma, no tiene preconceptos, no tiene humor y puede leer e interpretar muchos más números que el cerebro humano”. Y añadió: “Estamos recién en el amanecer de la IA en el futuro de la medicina”.
Oportunidades y desafíos
Cerca del 60% de los médicos argentinos coincide en que la IA podría ayudar a reducir errores humanos. En este sentido, algunas de las áreas donde ya se aplica esta tecnología son la investigación de enfermedades (16%) y las tareas administrativas (13%).
Además, la gran mayoría evaluó de forma positiva el uso de IA para la interpretación de estudios por imagen (67%) y los diagnósticos (55%). Lo contrario ocurrió con la comunicación con los pacientes, tarea que solo un 30% señaló como positiva.
“Seguramente la IA va a ayudar a mejorar progresivamente la seguridad en la atención de los pacientes, que incluye la reducción de errores propios de la acción humana. Por ejemplo, la asistencia de la IA sería de gran ayuda en situaciones de cansancio o distracción”, ilustró Ariel Miquelini, médico de staff del Servicio de Diagnóstico por Imágenes del Hospital Británico.
A su vez, Baron Buxhoeveden destacó la capacidad de analizar grandes volúmenes de datos, identificar patrones y alertar sobre posibles inconsistencias o riesgos que podrían pasar desapercibidos al momento de tomar decisiones clínicas. “La IA puede actuar como un segundo par de ojos, recordando protocolos, revisando signos vitales y ayudando a detectar condiciones que podrían no ser evidentes en momentos de fatiga”, añadió.
Fernández coincidió con estas miradas, aunque remarcó que el rol de la IA se basa únicamente en brindar sugerencias basadas en guías científicas. Es decir, la decisión final siempre será del médico.
Por otro lado, un 92% de los médicos considera “muy” o “algo” probable que los pacientes reciban información incorrecta a través del uso de IA. Si bien desde el equipo del Departamento de Informática en Salud del Hospital Italiano señalaron como positivo el empoderamiento del paciente y su correspondiente acceso a la información, también advirtieron que debe ser coordinado con un equipo de salud para evitar daños.
“Es fundamental entrenarla con datos de calidad, representativos y diversos, y que los resultados sean transparentes y explicables”, dijo Baron Buxhoeveden. En tanto, Fernández sintetizó: “Es importante cómo presentamos los datos o las preguntas. Alguien puede describir, por ejemplo, un dolor de pecho y la IA sugiere un infarto. El médico puede detectar que se trata de un paciente muy ansioso o preocupado con angustia”.
Marco jurídico y regulatorio
El estudio también reveló que el 72% de los médicos argentinos considera fundamental que el uso de la IA en la medicina esté bajo supervisión gubernamental o de asociaciones médicas, mientras que un 84% sostiene que debe existir un marco jurídico.
Sobre este punto, Miquelini sostuvo que, a pesar de que el marco legal varía según el país, es indispensable tener en cuenta la ética algorítmica, que incluye principios de transparencia, inclusión, responsabilidad, imparcialidad, confiabilidad, seguridad y privacidad.
Bajo esta línea, Baron Buxhoeveden opinó que un marco jurídico sería ideal para fomentar la confianza, tanto en los pacientes como los profesionales. “Este tipo de regulación es necesario para garantizar que la IA se utilice de manera ética, segura y con responsabilidades claras. Un marco jurídico permitiría definir aspectos clave, como la protección de datos sensibles de los pacientes, la transparencia en los algoritmos, los criterios para certificar estas tecnologías y la delimitación de responsabilidades en casos de errores o resultados inesperados”, detalló.
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