8M: La pandemia puede retrasar 10 años la paridad de género
Las mujeres se hicieron cargo de las tareas del hogar y de cuidado en desmedro de sus estudios y trabajos
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En una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, mañana, una encuesta elaborada en el Reino Unido da cuenta de que cocinar, limpiar y demás tareas del hogar siguen a cargo de mujeres. En el caso de las jóvenes entre 14 y 24 años, que se pusieron al hombro el trabajo extra que significó que toda la familia estuviera en su casa 24 x 7 a raíz de la pandemia, repercutió en su educación y en su vida laboral, con las consecuencias que esto trae para su futuro.
El informe, que fue realizado por la ONG Theirworld, reveló que una de las consecuencias del confinamiento es que estas jóvenes tienen menos tiempo para dedicar a la escuela, y a los estudios en general, porque el demandante trabajo puertas adentro todavía pertenece culturalmente al conjunto femenino.
Cuando las niñas no pueden asistir a la escuela, pueden quedar atrapadas fácilmente en los roles domésticos tradicionales que ponen en peligro su educación
En la encuesta, el 66% de las chicas dijo que pasan más tiempo cocinando para la familia como consecuencia de la pandemia, en comparación con algo más del 30% de los varones. También dedican más tiempo a tareas domésticas, como limpiar (69%) y cuidar de familiares enfermos.
En la Argentina, según ONU Mujeres, las mujeres que están ocupadas le dedican al trabajo doméstico no remunerado 5,9 horas, mientras que los varones desocupados le dedican 3,2 horas Además, las mujeres ocupadas en el mercado laboral trabajan más que los varones ocupados al sumar la totalidad de las horas semanales de trabajo remunerado y no remunerado. Las mujeres trabajan un promedio de 66,8 horas y los varones, de 55,9 horas.
Según la consultora de recursos humanos Adecco, casi el 60% de los argentinos cree que la pandemia generará todavía más desigualdad.
El análisis de Cippec confirma los datos de la encuesta local y hace referencia a que, previo a la pandemia, “las mujeres ya registraban una menor participación laboral y en peores condiciones, y una mayor carga de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los varones”. “Las particularidades que trae aparejadas la crisis de Covid-19 acentuaron estas brechas de género: la participación laboral femenina declinó al 45% y en dos tercios de los hogares que incrementaron su carga de trabajo doméstico las mujeres fueron sus responsables principales o exclusivas. Estas consecuencias podrían tener efectos que posiblemente perduren más allá de la emergencia”, detalla.
Gala Díaz Langou, directora de Protección Social de Cippec, aclara que hay un corte muy fuerte en lo socioeconómico, ya que en los hogares con menores niveles educativos y de ingresos se nota mas la desigualdad, lo que termina siendo “un vector de la reproducción intergeneracional de la pobreza. Las mujeres no tienen tiempo físico para desarrollarse en un trabajo que, a su vez, ayude a sacar a la familia de la pobreza”.
En este sentido, “son los centros de primera infancia la gran deuda de la Argentina para con las familias, ya que solo un 30% de los chicos menores de 4 años tiene acceso a ellos. El 70% de los chicos de menos de 4 están en sus casas”, agrega.
Coincide la ONU Mujeres. Sobre la base de datos de Unicef, la organización internacional informa que las desigualdades en la distribución de los trabajos domésticos y de cuidados no remunerados afectan las trayectorias educativas de las niñas y adolescentes. En la Argentina, casi cuatro de cada diez jóvenes tienen responsabilidades de cuidados de niño/as (el 34% de las/los jóvenes cuida niños y el 3%, personas mayores): en el caso de las mujeres asciende al 48%, mientras que en los varones es del 24%.
Sarah Brown, directora de Theirworld, dijo que “la pandemia podría retrasar la igualdad de las mujeres hasta 10 años” y que “cuando las niñas no pueden asistir a la escuela, pueden quedar atrapadas fácilmente en los roles domésticos tradicionales que ponen en peligro su educación”. El Informe Global de Brecha de Género 2018 del Foro Económico Mundial (Davos) ya daba cuenta de que, con el ritmo de entonces, llevará 202 años lograr la paridad en el ámbito de la participación y las oportunidades económicas.
A igual trabajo, igual remuneración
Como consecuencia, sumado a los estragos a la educación en general que provocó el forzado confinamiento, las mujeres corren el riesgo de quedarse todavía más atrás en un mundo en el que deben luchar para perforar el “techo de cristal”. En la Argentina, por ejemplo, según Adecco, un 70% de los participantes dijo que las mujeres tienen más dificultades para acceder a una posición ejecutiva que los hombres y para más del 70% de los consultados sigue existiendo una brecha salarial importante (a igual posición) entre hombres y mujeres.
De todas maneras, hay acciones contundentes que se están llevando a cabo. Entre ellas, la Comisión Europea presentó el jueves pasado una propuesta sobre transparencia retributiva para garantizar que las europeas y los europeos reciban la misma retribución por el mismo trabajo. Se trata de una de las prioridades políticas de la presidenta Von der Leyen, y viene a “fijar medidas de transparencia retributiva, como la necesidad de informar de antemano a quien postule a un puesto de trabajo cuál va a ser su salario, o la obligación para las grandes empresas de informar sobre la brecha retributiva de género. Tratan de evitar así que se le ofrezca un menor salario a una postulante mujer. La propuesta también refuerza los instrumentos para que los trabajadores puedan hacer valer sus derechos, y además facilita el acceso a la justicia”, informa la Comisión, que llevará el proyecto al parlamento europeo.
“Los empleadores no podrán solicitar a quien se presente a un proceso de selección su historial salarial, y tendrán que proporcionar información retributiva anonimizada cuando así lo soliciten los empleados. Por último, quien haya sido víctima de discriminación retributiva tendrá derecho a una indemnización”, informa la Comisión. De esta manera, se termina con el secreto en materia remunerativa. A igual trabajo, igual salario, incluyendo bono y beneficios.
Algo más dentro de la propuesta de la Comisión: la carga de la prueba recae en las empresas: por defecto, serán los empleadores –y no quienes trabajen para ellos– los que tendrán que demostrar la ausencia de discriminación retributiva.
Una cuestión cultural
“Se trata de algo tan estructural que está embebido directamente en nuestra cultura –reflexiona la investigadora de Cippec–. Somos conscientes de la relevancia que tiene esta distribución injusta de las tareas; hay avances, pero sigue la cuestión cultural en la asignación de roles dentro de la casa. Hay una estudio de Flacso con Disney, donde se ve que los juguetes relacionados con la limpieza y cuidados son para niñas, mientras que los varones juegan con autos y pistolas. Esto termina permeando en todo”.
Fabiana Gadow, CEO de Korn Ferry Argentina, afirma que, aunque un 61% de las egresadas de las universidades son mujeres, las estudiantes de MBA son solo un 35%. “Una hipótesis es que la edad adecuada para el MBA coincide con el momento de la conformación de la familia”, reflexiona.
Todavía está el mandato de la mamma italiana y la idishe mame judía
Para la ejecutiva, tradicionalmente el rol de la mujer estaba en la casa y el del hombre, fuera de la casa. La mujer, entonces, comenzó a ocupar lugares fuera de la casa, pero sin dejar de ocuparse y hasta de controlar lo que sucede puertas adentro en el hogar. “Hasta que las mujeres no dejemos de ocupar estos espacios, los hombres no los van a tomar”, afirma.
“En la pandemia aparecieron tres fenómenos: las organizaciones tuvieron una faceta más humana, con mayor tolerancia a los chicos en la rodilla de la mamá o del papá. Otro punto es que los hombres han incursionado más en la responsabilidad doméstica paternal. Pero las mujeres siguen a cargo del cuidado integral del hogar. Todavía hay un estereotipo instalado de que es la responsable o la más apropiada. Es su rol asignado. Todavía está el mandato de la ‘mamma’ italiana y la ‘idishe mame’ judía. Somos madres tanas y madres judías”, sentencia.
Pero no todo es culpa del mandato, o de la voluntad de no dejar que el espacio lo ocupe el hombre. “Las licencias siguen siendo de la mujer y no del hombre. No se puede creer que la licencia por paternidad sea de solo 10 días en algunos casos por convenio y no de dos, como todavía marca la ley. Es una cargada”, dice Gadow, haciendo referencia a una de las principales razones por las cuales las mujeres todavía hoy tienen menos oportunidades laborales, a pesar de que su licencia es pagada por la seguridad social. Desde Cippec, Díaz Langou aclara que la licencia es solo para trabajadoras en relación de dependencia y que todavía hay una deuda con monotributistas y empleadas/os no registradas/os, otro eterno problema en este país.
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