5 cosas que podés hacer hoy para ganarle la guerra a la inflación
Por más que desde el Banco Central prometan que la inflación dará una tregua a nuestros castigados bolsillos en los próximos meses, lo cierto es que la constante suba de precios en bienes y servicios sigue impactando de manera muy negativa en los ingresos de la gran mayoría de la población, lo que atenta contra su estabilidad económica y repercute de manera negativa en los ahorros, que en lugar de destinarse a la inversión terminan cubriendo gastos corrientes.
Alberto Fernández le declaró la guerra la inflación en marzo de este año. Pues bien, parece que la estamos perdiendo en todos los frentes… ¡Pero a no desesperar!
En la columna de hoy, abordaremos 5 estrategias para que puedas librar tu batalla individual contra la inflación, más allá de lo que haga o diga que hace el Gobierno.
Será una columna basada en ideas, argumentos y conceptos que pueden ser aplicados desde este mismo momento para detener el daño que causa este enemigo voraz y silencioso.
¡Vamos a la trinchera!
1) Invertir en instrumentos indexados
Dado el historial de debilidad del peso argentino, que invita a más de un político a pensar en forma recurrente a anunciar proyectos como el de quitarle dos ceros a su denominación, existe la equivocada creencia de que no conviene invertir en pesos.
Sin embargo, los mejores rendimientos en lo que va de 2022 han provenido justamente de inversiones en moneda local, como por ejemplo los plazos fijos ajustados por UVA.
Gracias a la estabilidad del dólar paralelo, que se espera no cambie demasiado en lo inmediato a raíz del cepo cambiario, quienes apostaron a este instrumento están obteniendo rentabilidades de casi el 30% en dólares en el primer semestre, algo que difícilmente se consiga en otros lugares del planeta en estos momentos.
¿Cuál es el riesgo más importante de este tipo de inversión? Sin dudas, una eventual depreciación o devaluación del peso. Sucede que en los plazos fijos UVA nos vemos obligados a inmovilizar el capital por un lapso mínimo de 90 días, período en el cual podrían llegar a ocurrir eventos como una potencial ruptura del acuerdo con el FMI que despierten al gigante dormido (léase dólar). Esto derivaría en una pérdida del capital invertido medido en dólares. No obstante, existen los plazos fijos UVA precancelables que, si se cobran antes de tiempo, terminan pagando una tasa más baja, pero nos brindan la posibilidad cambiar de inversión en el camino.
Los plazos fijos tradicionales con tasas actuales del 48% pueden llegar a ser una opción, pero en caso de optar por esta opción el/la inversor/a debe reinvertir todos los meses el capital más los intereses acreditados en ese período de manera tal de aumentar la TEA (Tasa Efectiva Anual) de la colocación, pudiendo llevarla con esto a niveles superiores al 52% (aún por debajo del piso de 65% de inflación que esperan las consultoras privadas).
2) Solo comprar en cuotas cuando la tasa es subsidiada
Existe la falsa creencia de que comprando en cuotas se le gana a la inflación, cuando la realidad marca que se trata de un juego de suma cero donde si alguien está ganando es porque otro está perdiendo. Creer que el comerciante perderá dinero por vendernos en cuotas es pecar de ingenuos, puesto que hay un interés escondido en el plan cuotas o, mejor dicho, en el precio que terminaremos pagando por el producto o servicio adquirido.
Al mismo tiempo, la compra en cuotas atenta contra el límite crediticio que nos otorga el banco emisor del plástico: luego de varias compras financiadas, podríamos correr el riesgo de que nos bloqueen la tarjeta hasta que transfiramos el dinero necesario para recuperar la línea crediticia.
La única alternativa conveniente para “tarjetear” corresponde a los planes Ahora 12 ofrecidos por el Gobierno en sus distintos plazos (3, 6, 12, 18 y 24 cuotas). ¿Por qué es así? Básicamente, porque en estos casos parte de la tasa de financiación está subsidiada por el Estado, que busca incentivar el consumo. En un contexto inflacionario, esas tasas se vuelven muy atractivas. Y cuanto más lejano en el tiempo se encuentre el vencimiento, mejor. La inflación terminará licuando el valor de las últimas cuotas.
Sin embargo, hay un punto donde debemos encender las alarmas: librar tu propia guerra personal implica llevar una granada que puede explotar en tus manos si usamos la tarjeta de manera indiscriminada, aún comprando siempre con tasas subsidiadas. Como vimos la semana pasada, entender al detalle el funcionamiento de esta herramienta es vital para definir la contienda con el enemigo.
3) Planificar tus compras necesarias
Acumular un stock de alimentos no perecederos (siempre que los vencimientos sean lejanos en el tiempo) y de artículos de limpieza e higiene personal aparece como una buena idea en contextos como el actual, donde los precios se actualizan en forma mensual o a veces cada 15 días.
Claro que para ello es necesario contar con un lugar en nuestra vivienda para su almacenamiento y panificar bien cuáles son los rubros que entrarían en esta categoría.
En supermercados mayoristas, además, el ahorro puede llegar al 30% en comparación con un ticket similar de un comercio minorista. Si a eso le sumamos lo que ahorramos por comprar antes de las actualizaciones de precios, estamos hablando de ahorros totales que podrían incluso superar el 50%.
Se trata, sin dudas, de una estrategia ganadora en la lucha personal contra la inflación, aunque requiere tiempo de planificación y ejecución. Lo bueno es que los resultados económicos justifican el esfuerzo.
4) Actualizar el valor de tu hora laboral
Quienes trabajan en relación de dependencia están sujetos a la actualización de salarios que disponga el empleador, muchas veces en negociaciones con un gremio. Por lo tanto, no hay mucho para hacer en forma individual en este campo de batalla.
Sin embargo, hoy en día existe una cantidad importante de emprendedores y cuentapropistas que se encuentran mes a mes en la disyuntiva de actualizar el precio de sus productos y servicios a riesgo de perder clientela o mantenerlo y perder ingresos reales frente a la inflación.
Claramente, lo más apropiado sería no desviarse demasiado del índice de precios al consumidor, siempre que no haya un cambio en los servicios o productos ofrecidos. ¿Cada cuánto debería tener lugar esa actualización de valores sin pasarse de rosca ni quedarse cortos? Bien podría ser cada 6 meses siguiendo los datos oficiales de inflación, que pueden ser consultados en la página del INDEC.
Por ejemplo, si la próxima actualización fuera en julio, debería basarse en los datos oficiales de enero (3,9%), febrero (4,7%), marzo (6,7%), abril (6%), mayo y junio. Como no se trata de una sumatoria simple, sino que la inflación de un mes se calcula sobre la base aumentada que dejó el anterior (la inflación de enero y febrero juntos debe calcularse 100 x 1,039 x 1,047 = 8,8% de inflación acumulada en el primer bimestre del año), se proyecta que el primer semestre cerrará cerca del 32% en relación con diciembre de 2021, por lo que una actualización semestral debería superar levemente el 30%.
La siguiente actualización se concretaría a principios de enero de 2023 y debería contemplar los incrementos mensuales de precios de julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre de este año.
5) Comprar siempre con precios de referencia
Si todas las personas aplicasen el mecanismo de actualización de precios visto en el punto anterior, todo seria más fácil y la guerra contra la inflación no tendría que ser personal, sino más bien grupal, elevando sus chances de triunfo.
Lamentablemente, el afán de muchas empresas, comercios y autónomos por aumentar los márgenes de ganancias incrementando los precios a veces muy por encima de la inflación complica el panorama y contribuye a que la espiral de precios no se detenga e incluso se acelere.
La mejor manera de combatir en el campo de batalla a estos actores que en medio del río revuelto terminan sacando provecho de la inflación es no convalidar con nuestras compras esa estrategia, que no es otra cosa que una avivada.
Para ello, debemos invertir tiempo en buscar los precios de referencia del producto que queremos comprar (hoy con el celular a mano podemos hacerlo en un minuto) y no pagar un peso de más.
En ese sentido, la página de Precios Cuidados pueden convertirse en un aliado importante pensando no necesariamente en conseguir los productos a esos valores, sino más bien en utilizar los precios allí expuestos como punto de referencia para nuestros consumos.
Conclusión
Es verdad, lo colectivo triunfa siempre sobre lo individual. Esta guerra podría ser superada si pudiésemos sincronizar y consensuar estrategias como sociedad, pero la realidad marca que hemos fracasado repetidamente en esta misión, mal que nos pese.
Frente a esto tenemos dos opciones: quedarnos en la queja y ver cómo el enemigo inflacionario sigue destruyendo nuestros bolsillos o armarnos con argumentos y acciones para librar una batalla casa por casa en pos de una victoria que nazca en el terreno personal o familiar, genere contagios positivos y termine triunfando en el campo grupal.
Esperamos haber aportado nuestro granito de arena para que la victoria contra la inflación deje ser de una utopía y se comience a percibir como algo plausible.
¡Nos encontramos la próxima semana con más tips financieros!
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