4 tipos de inversores tóxicos y cómo reconocerlos
Ya lo sabemos: hay de todo y para todos los gustos en la viña del Señor. Cuando hablamos de finanzas e inversiones, este dicho cobra una fuerza particular.
Hay inversores solidarios que dan buenos consejos y disfrutan cuando ayudan y comparten sus experiencias con quienes recién comienzan, pero también están aquellos que, de manera consciente o inconsciente, ponen piedras en el camino de los demás con argumentos que impactan y generan dudas. Son personajes proclives a buscarle el pelo a la sopa y cuestionar las estrategias simples y relativamente efectivas que otras personas despliegan en este mundo de por sí enmarañado de las finanzas.
En la columna de hoy, mencionaré cuatro tipos de inversores tóxicos. El objetivo es que puedas identificarlos y sepas con quién estás hablando cuando entablás un diálogo, a fin de evitar discusiones que, en lugar de enriquecerte, te harán perder la brújula, al menos por un rato.
Recordá que si intercambiamos opiniones no es para ganar una batalla dialéctica, sino para razonar mejor y evaluar si conviene modificar algo o mucho de nuestra mirada sobre un tema.
¡Comencemos!
1) El inversor “yo te lo dije”
Este personaje vive diciendo que las acciones bursátiles y, especialmente, las criptomonedas van a colapsar. En su visión, siempre estamos al borde de una crisis financiera terminal, donde todo se derrumbará y solamente quedarán en pie los refugios tradicionales como el oro y los inmuebles.
Las causas de la toxicidad que transmite suelen vincularse con alguna mala experiencia en sus comienzos como inversor y un trauma derivado de ella. También, con su incapacidad para generar excedentes monetarios e inversiones rentables.
Lo concreto es que no logra procesar su realidad y desea, aunque sea en forma inconsciente, que al resto también le vaya mal. Así podrá seguir pensando que las causas de su fracaso son siempre ajenas a su persona, externas e inevitables.
Ahora bien, como la economía y los mercados atraviesan ciclos, eventualmente en algún momento (como en el presente) parecerá que este personaje tiene razón, pero lo cierto es que en el largo plazo la renta variable demostró ser el mejor lugar donde invertir, al menos durante los últimos 150 años.
“Yo te avisé y vos no me escuchaste”, dice con orgullo nuestro amigo pesimista ante el derrumbe de los valores, mientras ensaya torpemente un paso de baile y deja una estela de envidia en su andar.
Las consecuencias de su mirada siempre crítica pueden ser muy negativas: su falsa seguridad, sumada al mal momento financiero global, tal vez nos haga dudar sobre nuestro análisis y nos lleve a pensar que, pudimos haber tomado la decisión equivocada al invertir, por eso lo que más conviene en realidad es tomar distancia de este personaje.
Lo bueno es que, gracias a que los ciclos expansivos de la renta variable son mucho más extensos que las caídas (estas suelen ser más veloces y violentas), tendremos que soportarlo solo durante un período de tiempo acotado antes de que se llame a silencio otra vez.
2) El inversor “si hubieras”
A este inversor le encanta hacer revisionismo histórico de tus decisiones de inversión. Es capaz de conocer mejor que vos la trayectoria de los precios de tus activos, recordando valores en fechas puntuales, eventos que marcaron subas o bajas y mucho más.
“Si hubieras vendido cuando el Bitcoin tocó los 69.000 dólares hoy tendrías…” “Si hubieras comprado Tesla cuando las acciones salían menos de 100 dólares habrías ganado…”
Afirmaciones como esas repiquetean en tus oídos y tu deseo de no abordar temas financieros con este personaje aparece cada vez que lo ves. No querés escuchar más sobre oportunidades perdidas. Te duele, obvio, pero siempre preferís mirar el presente y actuar proyectando el porvenir, en lugar de lamentar lo que ya no se puede cambiar.
Lo que este inversor altamente tóxico ignora es que es muy sencillo identificarlo gracias a su amateurismo: quienes estamos en el mercado hace un buen tiempo sabemos que el verbo condicional no aporta nada. Lo hecho, hecho está. Si las decisiones fueron tomadas en su momento con la mayor información disponible y un buen grado de frialdad, poco o nada hay para reprocharnos, más allá de que siempre es conveniente tener ojo crítico para revisar miradas y posturas, a fin de crecer como inversores e incluso como personas.
Con el diario del lunes, todos somos millonarios. Por eso, lo más sano que podemos hacer es dejar de compartir nuestras estrategias financieras con este tipo de inversores si queremos conservar la relación y concentrarnos en el futuro.
3) El inversor “por tu culpa”
Es probable que no llegue al punto de decírtelo directamente y sin filtros, pero sabé que este personaje se encargará de darte a entender que las pérdidas que está sufriendo (o las ganancias que se está perdiendo) se deben a que alguna vez te escuchó recomendar o mencionar tal o cual inversión.
“Era obvio que había que vender”, te dirá para hacerte sentir mal luego de la baja de un activo que vos compraste y él o ella también. Así es como desperdiga su toxicidad a diestra y siniestra. Si te hacés cargo, allá vos, te dirá ante una posible queja tuya.
Lo que más desea es deslindar su responsabilidad frente al fracaso, jugando el rol de quien sabía lo que iba a suceder, pero tu seguridad lo convenció de lo contrario.
También aquí la recomendación pasa por no darle la oportunidad de mostrar sus garras. Por más que insista pidiéndote información, lo mejor es no compartir más con esta persona tus estrategias de inversión ni comentarle sobre los activos que te parecen interesantes.
4) El inversor tuitero
La red social del pajarito es un espacio donde se puede encontrar información muy buena en forma de hilos que explican detalladamente asuntos importantes de las finanzas y las inversiones, pero también encontramos usuarios (la mayoría ocultos en perfiles falsos) que parecen estar siempre en guardia para atacar a quienes comparten su mirada sobre una acción o una criptomoneda particular. Estos usuarios tóxicos arremeten contra afirmaciones bienintencionadas con afirmaciones incomprobables y con un nivel de violencia verbal tan injustificado como cobarde.
No estamos hablando de trolls pagos que difaman a personas o empresas, sino realmente de inversores amantes del odio tan practicado en Twitter. Para ellos denigrar es un deporte.
Si esta red social realmente nos gusta, la mejor recomendación pasa por ignorar a los discutidores seriales. Las peleas estériles nunca nos llevarán a buen puerto y nos harán perder tiempo.
Conclusión
Hemos desarrollado con conocimiento de causa 4 perfiles de inversores tóxicos. En este punto, vale aclarar que se trata solo la punta del ovillo y que, lamentablemente, existen muchos más perfiles para analizar y mantener a raya.
Siempre está la opción de invertir en soledad sin comentar nada a nadie, pero, como todo en la vida, siempre es mejor compartir nuestros conocimientos e intercambiar ideas con otras personas de distintos niveles de formación y diferentes trayectorias.
El inversor solitario no corre el riesgo de padecer la toxicidad ajena. Sin embargo, su carrera será siempre menos rica de lo que podría ser si entablara relaciones con otras personas interesantes. Puntos de vista novedosos y argumentos bien elaborados seguramente le serán de mucha utilidad para la toma de decisiones futura.
El mundo de las inversiones es apasionante. Más aún si no nos quedamos en lo individual y aprendemos a jugarlo en conjunto.
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