El oro pierde su brillo en medio de un creciente apetito por el riesgo
Algunos inversionistas en el oro están tirando la toalla.
Un repunte en el precio del metal dorado a comienzos de año se ha desinflado en la medida en que la mejoría de la eco-nomía estadounidense y la disipación de los temores a un alza súbita de la inflación han hecho que los inversionistas salgan en busca de mayores retornos en acciones y bonos.
Los precios del oro acumulan un descenso superior a 6% desde su máximo del año, alcanzado a mediados de marzo, aunque siguen registrando un alza en lo que va del año. Los fondos de cobertura y otros inversionistas han reducido sus apuestas a un aumento de la cotización en cerca de un tercio en los últimos dos meses, según datos provistos por la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas.
Algunos gestores de fondos esperaban que la subida de precios en los primeros meses del año representara el comienzo de una recuperación sostenida del metal, que el año pasado sufrió su peor desempeño en tres décadas. La cotización del oro acumula un descenso de 31% desde su máximo de casi US$1.900 logrado en agosto de 2011.
El reciente retroceso ha reanudado — entre quienes apuestan a un alza en los precios — los temores de que la caída del año pasado no haya sido una anomalía. Las mejores condiciones de la economía alientan a los inversionistas a asumir mayores riesgos y la Reserva Federal de Estados Unidos se ha ceñido a su calendario para reducir paulatinamente sus compras de bonos, a pesar de los titubeos de la economía. En los últimos años, un contexto internacional caracterizado por los temores a una recesión, un brote inflacionario y la crisis de deuda en Europa fue conducente a la compra de oro, que es un activo, en la opinión de algunos inversionistas, valioso porque conserva su valor en medio de una crisis.
El metal, que no arroja retornos y genera costos de almacenamiento, parece cada vez menos atractivo en un momento en que las preocupaciones acerca de las turbulencias de la economía global han disminuido.
"El oro es la gran moneda de reserva por antonomasia", dice Bart Melek, responsable de estrategia de materias primas de TD Securities. "Cuando la situación era difícil, a la gente no le importaba pagar una prima para tenerlo. Pero ahora que los riesgos existenciales quedaron atrás, ese deseo ya no existe".
Los grandes inversionistas, frustrados por las bajas tasas de interés que ofrecen los activos más seguros, también están apos-tando por la deuda de empresas de mayor riesgo. Los mercados muestran un aumento de la demanda por bonos de compañías estadounidenses con calificación inferior a grado de inversión, los llamados bonos chatarra, lo que ha ayudado a impulsar las fusiones y adquisiciones.
El mes pasado, por ejemplo, la compañía francesa de cable Numericable Group SA recaudó US$10.900 millones en deuda chatarra, una cifra récord que ayudó a financiar la adquisición de la empresa francesa de telecomunicaciones SFR por parte de Altice SA, la matriz de Numericable.
El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años, principal referencia del mercado de deuda, llegó a 2,512% el martes, muy por debajo del 3% que había alcanzado a finales del año pasado y muy por debajo de las previsiones de los analistas e inversionistas.
"Lo que estamos presenciando es una búsqueda persistente por tasas de retorno más altas", dice Mathew Rubin, director de estrategia de inversión de Neuberger Berman, que gestiona unos US$247.000 millones en activos.
El oro para entrega en mayo revirtió pérdidas recientes y cerró la jornada del martes con una leve alza. El contrato para entrega en junio, el más transado, anotó un alza de US$0,80 para ubicarse en US$1.294,60 la onza troy. El precio, sin embargo, llegó a descender a los US$1.286 durante la sesión, la menor cotización desde el 9 de mayo.
Cuando ya han transcurrido cinco años desde la crisis financiera, la inflación está bajo control en EE.UU. y hay una posibilidad de que Europa caiga en deflación. La Fed, a su vez, está reduciendo sus políticas de crédito fácil, lo que dis-minuye el atractivo del oro como protección contra la inflación.
"En estos momentos, el oro no es un activo productivo. Es, en esencia, una póliza de seguros", señala Peter Sorrentino, quien ayuda a administrar US$14.800 millones para Huntington Asset Advisors. "Los fundamentos que hicieron caer el precio el año pasado siguen intactos".
El oro, de todos modos, sigue teniendo sus partidarios. Algunos apuestan a que las políticas de estímulo de los bancos centra-les han devaluado las monedas. Otros creen que el metal precioso es atractivo después de la caída del año pasado y se apresta a iniciar un repunte. La recuperación de precios del oro a mediados de marzo coincidió con la anexión de Crimea por parte de Rusia.