Con la atención del mundo centrada en Brasil, Pelé busca revivir su marca
Cuando falta más de un mes para el puntapié inicial en São Paulo, ya ha surgido la máxima estrella de la Copa del Mundo 2014 , al menos fuera de la cancha. Se trata de Edson Arantes do Nascimento, el astro brasileño mejor conocido como Pelé.
Pese a su fama como uno de los mejores y más populares deportistas de la historia, Pelé y un nuevo equipo de representantes han estado luchando para revertir décadas de mala administración y desastrosos acuerdos de negocios y apuntalar una marca formidable a tiempo para sacarle jugo a toda la atención internacional que recibirá Brasil. A los 73 años, podría ser su última oportunidad.
"Estoy muy ocupado ahora", dijo Pelé en una entrevista la semana pasada en Miami, donde estaba promocionando la marca de relojes de lujo Hublot.
De hecho, Pelé está de repente en todas partes, rengueando frente a las cámaras con una cadera artificial para promover una serie de acuerdos así como un nuevo libro, Porque el fútbol importa, publicado en español por Celebra Trade. Un año después de mostrarse como un inoportuno apologista del gobierno brasileño en medio de masivas protestas contra la co-rrupción y el gasto excesivo en los deportes, Pelé está vendiendo relojes para Hublot, cuentas bancarias para Santander, sándwiches para Subway y autos para Volkswagen.
"Este es el último gran momento de Pelé para brillar en el escenario internacional", dice Christopher Gaffney, un académico de la Universidad Federal Fluminense, de Brasil, que estudia la relación entre los deportes y la sociedad. "Siempre está presente como una especie de ícono cultural brasileño. Pero realmente ha aprovechado esto al máximo para promocionarse".
Está negociando un nuevo acuerdo de licenciamiento con Puma, la marca que utilizó Pelé durante sus años de gloria, cuenta su mánager. Imagine Entertainment, por su parte, espera lanzar este año una película sobre su niñez y su aparición, a los 17 años, como estrella futbolística global cuando Brasil ganó el primero de sus cinco Mundiales, en 1958.
"Es una especie de historia de mendigo a millonario porque este niño surgió de una pobreza absoluta", señala Michael Rosenberg, copresidente de la junta de Imagine.
Un museo de Pelé está por inaugurarse en Santos, con todas las pertenencias que el famoso cachivachero nunca vendió, in-cluyendo camisetas que usó en partidos y un boleto de autobús de 1957. Hace poco, asistió a una cena vistiendo la chaqueta militar que fue parte del vestuario de Escape a la victoria, la película sobre un partido de fútbol entre nazis y prisioneros de guerra aliados durante la Segunda Guerra Mundial.
Más de medio siglo después de volverse una estrella mundial, Pelé afirmó que aún cree que es el mejor jugador de todos los tiempos.
"Mi madre dijo sí, así que sí, creo que lo soy", dijo con una sonrisa. "Metí más goles que todos. Jugué mucho tiempo. Gané campeonatos con Brasil, con Santos, con Cosmos. Tuve muchos".
Pese a los extraordinarios logros en la cancha y el afecto que aún le tienen muchos brasileños, la reputación de Pelé en su país no ha estado libre de manchas. Ha recibido críticas por no aprovechar más su fama para promover reformas sociales en un país donde millones viven en la pobreza y aún existe una amplia corrupción. Además, ha tropezado en su carrera como empresario, ya que nunca amasó una fortuna como las que tienen estrellas actuales como Cristiano Ronaldo, quien este año ganará alrededor de US$50 millones.
Una empresa de construcción quebró. Su gestión como ministro de Deportes de Brasil estuvo manchada por acusaciones de corrupción. (Pelé aseveró que sigue orgulloso del trabajo que hizo por los niños de Brasil pero que decidió volver a la vida privada.) Café Pelé es una marca conocida, pero el futbolista obtiene pocos ingresos por prestar su nombre, el resultado de un mal acuerdo hace muchos años por un ex mánager. Recientes contratos con fabricantes de calzado deportivo han dado lugar a productos de alta gama pero pocas ganancias y regalías limitadas para Pelé, según su equipo de gestión.
"Han abusado de él durante 40 años", dice Paul Kemsley, presidente ejecutivo de Legends 10, la última empresa que ha formado Pelé para hacer finalmente su fortuna.
Kemsley, el hombre detrás de la iniciativa, tampoco tiene un historial inmaculado. El británico, quien fue dirigente del club londinense Tottenham Hotspur, ganó y luego perdió cientos de millones de dólares en inversiones inmobiliarias. Ha tenido varios procesos de bancarrota y estuvo involucrado en múltiples pleitos judiciales.
Kemsley empezó a trabajar con Pelé casi por accidente. Después de mudarse a Estados Unidos tras la crisis financiera de 2008, compró propiedad intelectual relacionada con los Cosmos de Nueva York, el último equipo en el que jugó Pelé. Luego viajó a Brasil para conseguir la ayuda del ex futbolista para revivir la marca, cuyo control pasó luego a manos de inversionistas. Eso llevó a Kemsley a formar su propia empresa con Pelé.
"Realmente no tiene ningún misterio", dijo Kemsley en un hotel de South Beach la semana pasada. "Tengo la mejor carta del planeta en un momento en que la Copa del Mundo y los (Juegos) Olímpicos están en Brasil".
Kemsley afirmó que Legends 10 generará este año casi US$30 millones en ingresos por patrocinio y licenciamiento, y ha conseguido cerca de US$100 millones en compromisos contractuales. Pelé es dueño de un tercio de la empresa, que está planeando una segunda ronda de financiamiento.
"Les hablamos a las generaciones jóvenes a través de Pelé", señala Ricardo Guadalupe, presidente ejecutivo de Hublot, cuyos acuerdos de patrocinio suelen estar dirigidos a deportistas más contemporáneos, como Usain Bolt y Kobe Bryant. En el evento de Miami, el artista pop brasileño Romero Britto, quien diseñó un estuche en forma de pelota de fútbol para los relojes de Hublot, describió a Pelé como "un dios".
No obstante, esa imagen se enturbió el año pasado durante la Copa Confederaciones, una especie de ensayo para el Mundial, cuando fuerzas del gobierno brasileño atacaron a manifestantes que protestaban contra los gastos en deportes a expensas de servicios básicos como la educación y la salud. Pese a que otros astros brasileños, como el ex delantero y actual político Romário, apoyaron a los manifestantes, Pelé inicialmente defendió el torneo y a sus organizadores. Las protestas, dijo, pusieron a jugadores que no tenían nada que ver con la política nacional en una posición injusta.
"A la gente política que realizó la protesta no le gustó que yo estuviera pidiendo paz", expresó. "Estaba pidiendo un mensaje bueno para mi país".
Después de recibir duras críticas por su postura, Pelé corrigió sus declaraciones en público. "Por favor no me malinterpreten", tuiteó en junio de 2013. "Estoy 100% a favor de este movimiento por la justicia en Brasil".
A pesar de la victoria de Brasil en la final de la Copa Confederaciones, las divisiones entre los brasileños han persistido, pero Pelé parece haberse recuperado. Ahora, por primera vez en décadas, Kemsley ha consolidado casi toda la propiedad intelectual asociada al nombre del futbolista.
"Pelé siempre ha producido dinero, pero nunca ha obtenido lo que se merecía por ser una de las personas más famosas del mundo", aseveró Kemsley.
The Wall Street JournalTemas
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