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¿Y ahora qué? Un nuevo inicio tras el Mundial de la histeria y las conspiraciones
BRONNITSY, Rusia – El monstruo durmió apenas unos días, anestesiado por la cascada de emociones del 2-1 sobre Nigeria. Pero alcanzó con la eliminación en octavos de final para que la selección volviera a ser eje de todo tipo de comentarios en un ida y vuelta sin fin entre el verano de Rusia y el invierno de Argentina. Lógico cierre celeste y blanco para un Mundial que, cuando haya pasado algo de tiempo y se lo pueda mirar con perspectiva, quedará marcado como el de la histeria.
Son los estertores de un inevitable cambio de ciclo. Hay conductas, costumbres y vicios para los que el margen es cada vez menor, porque el fútbol argentino corre el riesgo de ser aplastado por la nueva ola que recorre el mundo. La de la posesión de pelota como dogma a discutir, por ejemplo.
El fútbol argentino corre el riesgo de ser aplastado por la nueva ola que recorre el mundo. La de la posesión de pelota como dogma a discutir, por ejemplo.
Y hay conductas que pueden convertirse en costumbres y virtudes, porque el paso de Argentina por Rusia dejó también datos muy alentadores, señales de que algunas cosas comienzan a cambiar. ¿Por ejemplo? La ausencia de barras bravas en el Mundial. ¿Otro ejemplo? La conducta de los hinchas argentinos, que salvo contadas excepciones, muy bien controladas por el cuerpo policial enviado a Rusia, mostraron una cara fresca y diferente. Si la tónica en Brasil fue burlarse del vecino, en Rusia se puso el acento en destacar lo propio, ese gran patrimonio que se resume en ser "la que tiene a Messi y Maradona" y en aplaudir a los jugadores, con el abucheo a Willy Caballero como punto bajo.
Así y todo, lo que dominó la escena y mandó en el mundo –a veces inframundo- de las redes sociales fue la conspiración, la gran conspiración en la que vive permanentemente la Argentina, un país de desesperados y desconfiados en el que se impone la ley del sálvese quien pueda, se trate del fútbol, la política, la cultura o lo que fuere. Un ejemplo es el de Jorge Sampaoli, al que le fue muy mal en su año como técnico de la selección. Un puñado de horas después de la derrota por 4-3 ante Francia, se instaló la certeza de que ya se estaba yendo de la selección. La AFA no niega que le interesaría la salida del técnico, pero asegura que no es inminente.
"Si algo demostró ‘Chiqui’ es manejo de los tiempos. No hay urgencia por hacerlo. No vamos a cambiar el técnico para que la histeria del país se modifique", dijo LA NACION una fuente de acceso directo al presidente.
Un presidente que mañana dejará Rusia para volver al país. Sin función específica en la FIFA, a diferencia de Julio Grondona, que se quedaba en los Mundiales hasta el final, Tapia pasó su primera Copa del Mundo enojado con los medios de comunicación. Llamativo, porque el vicepresidente del Ceamse venía teniendo fluidez en el trato con el periodismo y seguridad para plantear con claridad qué cree que está haciendo con la AFA. El punto de inflexión llegó en Barcelona, en medio de la suspensión unilateral del amistoso con Israel en Jerusalén. Tapia se enojó porque sentía que se exageraba al hablar de "papelón". Días después, al llegar a Moscú, añadió que prefería no conversar con la prensa porque se tergiversan sus palabras, y un par de semanas más tarde habló durante tres minutos en la concentración de Bronnitsy para culpar a los medios por el mal clima en torno a la selección e instar a los periodistas a comportarse como "buenos argentinos". Grondona lo hubiera aplaudido.
Así y todo, hay que reconocerle a Tapia que el mundo al que se enfrenta hoy es más complejo que el de aquel presidente. Antes había diarios, radios y televisión. Y punto. Hoy se sumaron las redes sociales y el difuso mundo de los audios y videos, incluyendo el ya famoso de las "cositas lindas", grabado durante la Copa América 2016 y que tan inoportuno fue para Lionel Messi. La cumbre del despropósito se dio dos días después de la derrota por goleada ante Croacia, cuando un vendaval de filtraciones y falsas revelaciones de todo tipo puso a Tapia, Sampaoli y los jugadores contra las cuerdas y convirtió un sábado de invierno en un festival de audios, mentiras y videos, tan atrapante, que el ciudadano a pie de calle se negaba después a creer la realidad, a veces menos excitante que los audios viralizados.
La reacción en el interior de la AFA fue convencerse de una conjura de la productora Torneos para asegurarse mantener los derechos de televisación que hoy tiene. A su vez, en la productora apuntan a un empresario de los medios, Daniel Vila, que querría volver a intentar la conquista del máximo sillón de la AFA. Y en el medio, Diego Maradona asegurando que hay una conspiración para desbancar a Tapia y de la que participa Oscar Ruggeri. Todo, en un clima enrarecido en el que el "minuto de silencio" por la selección en un programa de TyC Sports cayó pésimo en la AFA. "Torneos se dedicó a bastardear a la selección durante todo el Mundial", dijeron a LA NACION fuentes del ente rector del fútbol argentino. "Increíble, porque hay una división de Torneos que comercializa la imagen de la selección. Atentan contra su propio negocio", añadieron. "Están nerviosos porque temen que no les renovemos el contrato por la B Nacional, la Primera B y los derechos de TV de la selección".
Torneos emitió un comunicado en el que denunció las "maliciosas e infundadas versiones periodísticas" que señalan a su CEO, Ignacio Galarza, como interesado en "lograr la destitución del presidente de la AFA", y sumó una foto del propio Galarza junto a Tapia durante un entrenamiento de la selección. Calmó apenas las aguas, porque desde la AFA no perdonan: "La foto le convenía más a Galarza que a ‘Chiqui’. Si no se saca esa foto no puede venderle a los sponsors el producto que tiene contratado".
Difícil enfocarse así en una selección que debe urgentemente preocuparse por su fútbol. Si Sergio Batista se obsesionó sin éxito en 2011 con imitar el funcionamiento del Barcelona, el Mundial de Rusia está demostrándole a quién fuere que dirija la selección en el futuro que el guardiolismo 2008-2012 fue superado por otros modelos.
Dato clave: los tres equipos que más posesión de pelota tuvieron en el torneo (Alemania, Argentina y España) se fueron eliminados entre primera ronda y octavos. De los equipos que llegaron a cuartos, sólo Croacia lo hizo siendo dueña de la pelota. Los otros, entre ellos Uruguay, ni hablar de Francia, prefirieron transiciones veloces y contraataques, al estilo de aquello que Luis Enrique impuso en un Barcelona por entonces horrorizado ante la herejía. En la AFA toman nota: "Este Mundial fue un baño de realidad, estamos dos pasos abajo del fútbol europeo de alta competencia. Y ya no basta con tener al mejor jugador del mundo".
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