Un triunfo histórico ante Brasil que ya queda dentro del cuadro de honor del voleibol argentino

La selección argentina de voleibol hizo historia ayer en Córdoba con su triunfo ante Brasil, el primero en un clásico sudamericano desde aquel lejano duelo de cuartos de final en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. El 3-1 (19-25, 25-21, 25-22 y 25-19) en el estadio Orfeo de Córdoba fue apenas la cuarta victoria en 38 duelos ante el vigente campeón olímpico en la penúltima presentación por la Liga Mundial.

El 0-23 en esta competencia y un único triunfo en esta realización del torneo ante Bulgaria no hacía ilusionarse con este hito, pero el éxito del equipo de Julio Velasco logrado en Córdoba se celebró en todo el país.

La reciente derrota en los cuartos de final de Río 2016 quebró la ilusión olímpica de una generación. Sin embargo, esta alegría en tierra cordobesa dejó atrás aquella frustración olímpica.

Este triunfo se suma ahora al cuadro de honor, que además de registrar aquella alegría de Sydney 2000 (3-1), también incluye el triunfo 3-1 en la zona de grupos en los Juegos de Atlanta 1996 y el legendario partido de la medalla de bronce en Seúl 1988 (3-2).

Por otra parte, esta conquista dejó al conjunto argentino fuera de la última posición del Grupo Mundial y ahora aparece por delante de Italia e Irán, un lugar que marca el descenso a la segunda categoría para el año próximo.

Fue una actuación pareja de un equipo que tuvo como máximos anotadores a Sebastián Solé (13), Martín Ramos (13) y Alejandro Toro (12) , mientras que para Brasil no fueron suficientes los 18 tantos de Wallace y los 15 de Lucarelli.

Las últimas derrotas en tie-break ante Bélgica, Irán y Serbia marcaban que este equipo argentino, con recambio generacional en proceso, estaba a la altura de la máxima exigencia del voleibol mundial pero necesitaba un golpe resonante… y fue ayer nomás y ante Brasil.

La incorporación de Luciano De Cecco, el mejor armador del mundo, para este fin de semana y la utilización de Martín Ramos como opuesto, junto con la apuesta de Alejandro Toro como receptor punta con Cristian Poglajen y Nicolás Bruno, resultaron algunas de las claves de este triunfo que quedará en la historia.

Los centrales rosarinos Sebastián Solé y Pablo Crer, además de la experiencia del líbero Alexis González y un banco de relevos de nivel para la rotación completaron el cuadro de un partido perfecto.

El final de la participación de Argentina en la Liga Mundial, luego de escribir esta página de la historia del voleibol argentino, señala un cruce esta noche con Bulgaria, desde las 19.10 en el Orfeo, con la idea de otra alegría y la búsqueda de ratificar el puesto en la elite de la Liga Mundial para el año próximo.

El futuro inmediato, luego de esta competencia anual de naciones, apunta la Copa Panamericana y luego el Sudamericano de Santiago de Chile, primera instancia para garantizar la plaza mundialista para la cita del año próximo en Italia y Bulgaria.

Si no se logra el título sudamericano, la agenda indica un Premundial en casa, más precisamente en Salta y Jujuy, para lograr el gran objetivo del año, un 2017 que ya marcó a fuego el triunfo de ayer ante Brasil.

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