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Vigil, el técnico, el actor y el hincha de River... y Boca
Cómo es, qué piensa y qué hay detrás del singular entrenador de Las Leonas del hockey sobre césped
SYDNEY.- Se está yendo y también llegando. El día que se pierde en el aire al venir hacia Australia se recupera en el regreso. Y junto con sus almitas, como él definió el plantel que condujo a la medalla plateada en hockey sobre césped, Sergio Vigil aparecerá hoy en Buenos Aires. Con un orgullo y satisfacción enormes.
A los 36 años, Vigil, ex jugador de Ciudad de Buenos Aires y del seleccionado, casado hace cuatro meses con Marcela, es todo un personaje. Casi un padre, un compañero de sus jugadoras; comprensivo, solidario. En el banco, un tipo hiperkinético, que no cesa de moverse, gesticular y gritar.
Pero, ¿qué hay detrás de Cachito Vigil? Un hombre común, ferviente creyente, sensible, agradecido y varias facetas más. Descubra al técnico que puso al hockey argentino en lo más alto en su historia olímpica.
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-¿Amás lo que hacés?
-No me gusta ser entrenador de hockey, sino docente. Trabajar como director técnico me encanta, pero es una excusa.
-¿Es cierto que sos actor?
-Sí, adoro el teatro. Interpreté obras de Roberto Arlt y otras infantiles. Me encantan la comedia y el drama, la alegría y esa sensación que a veces da sufrir, pero para ser feliz. Uno sólo puede ser feliz cuando conoció también lo otro. Ah, y me encanta leer todo lo que tenga que ver con filosofía y psicología. Me sirve para el trabajo y me llena el alma.
-¿Si no te llena el alma no te es suficiente?
-No, porque no tolero lo pasatista. Me gustan las cosas que, después de haberlas hecho, me hayan movilizado el alma. Y me tienen que haber cambiado algo. Para mí, la vida es un constante crecimiento y aprendizaje.
-¿Y qué te dejó este equipo?
-La enseñanza de que cuando las cosas se hacen con alegría, convicción, humildad y solidaridad, todo se puede lograr. Hay una frase guía, de una canción, que yo repetí en mi interior y que dice así: (canta) "Vamos salvadoreño, que no hay pájaro pequeño, que después de levantar vuelo, se detenga en su volar". Eso lo pensaba después del partido con Holanda. También tengo una frase de Bertolt Brecht.
-A ver. ¿Qué dice?
-Los que luchan un día son buenos; los que luchan un año son mejores; los que luchan muchos años son muy buenos; los que luchan toda la vida, son los imprescindibles. Yo la modifico: los que luchan toda la vida, son los protagonistas. Y le agrego: los que luchan toda la vida con felicidad, son los que disfrutan de la vida.
-¿Te gusta el fútbol?
-Sí, mucho.
-¿Y de quién sos hincha?
-De River y de Boca.
-¡¡¡¿¿¿Qué???!!!
-Sí. Soy de River, pero no puedo sentir odio por Boca. River es la aristocracia futbolística y Boca es el folklore, el pueblo. Y sólo los dos unidos me llenan el alma. Cuando juegan entre sí, grito los goles de River. Pero quiero que Boca le gane a Real Madrid.
-¿Nunca te dijeron que podrías sonar a demagogo?
-Pasa que no me creen, pero no es demagogia. Aristocracia futbolística y folklore más pueblo hacen una combinación muy linda; la combinación que quiero para mis equipos.
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Cachito Vigil se emociona cuando habla de la familia. De su mamá, Lucía Rosa; de Marcela, su señora; de Augusto y María Agustina, sus hermanos. Pero nada comparable con el padre. "Se llamaba Sergio Roberto, como yo. Murió hace cuatro años, antes de que llegara a dirigir la selección. El estuvo siempre conmigo acá y fue el primero que se puso la medalla".
-¿Qué sentiste al día siguiente de la final olímpica?
-Paz, mucha paz. Y sentí que mi corazón estaba rodeado de 16 almas maravillosas, más otras que quedaron en Buenos Aires y que participaron en estos cuatro años. Como Liz, Pando, Bertoni, Gulla, González Oliva, Alonso, Doreschi, Russo y todas las demás.
-Seguro de que me vas a responder el equipo, pero tratá de elegir a tres pilares de Las Leonas.
-Tenés razón: siempre te voy a decir las 16 jugadoras. Pero sí tengo que remarcar que las actuaciones de Karina Masotta, Cecilia Rognoni y Mariela Antoniska fueron memorables.
-¿Cómo sigue esta historia?
-Con más ganas y más desafíos. Siempre los habrá, como en la vida. El desafío es ser cada vez más humildes, solidarios, unidos. Si tenemos esas tres cosas, podremos alcanzar nuevos podios olímpicos.
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