Mateo Majdalani y Eugenia Bosco lucharán por una medalla en la Medal Race de Nacra 17 en los Juegos Olímpicos 2024

PARÍS.- Nunca les pesó la chance real de colgarse una medalla olímpica en el Nacra 17. Asumieron naturalmente su candidatura. Fueron siete años de una fascinante convivencia náutica, hasta que les llegó el momento de la verdad: Mateo Majdalani y Eugenia Bosco encararán este miércoles la Medal Race en donde se definirá el podio en la Marina de Marsella. Eso sí: deberán quitarse rápido la mala sensación que les dejó la última regata de la jornada, que descartaron por tratarse de su peor resultado (12°). Pero si se observa el vaso medio lleno, los velistas argentinos habían concluido primeros y segundos en las 10° y 11° regatas en la primera parte del día, lo que les dio margen numérico para estar soñando hoy con una medalla.

De esta manera, los argentinos terminaron la clasificación general en el segundo puesto con 41 puntos: figuran a 14 de Italia, el líder, que tiene 27. Por detrás de los albicelestes quedaron Gran Bretaña y Nueva Zelanda, ambos con 47. Todo indica que las tres medallas se decidirán entre estas cuatro embarcaciones, ya que el puntaje de la medal race -que se disputará este miércoles- contará doble. Países Bajos (70 puntos, quinto) y Francia (72 puntos, sexto) aparecen fuera de la lucha por el podio, ya que por más que se impongan este miércoles nunca podrán descontar la distancia con los terceros, que sumarán 20 puntos en caso de quedar últimos y se irán a 67.

¿Se puede soñar con el oro? No es nada sencillo en el aspecto numérico, porque para ello, los italianos Ruggero Tita y Caterina Banti deberían finalizar octavos en la Medal Race y los argentinos primeros, en una de las tantas combinaciones. Es más lógico pensar que hay tres barcos a la búsqueda de las medallas de plata y de bronce, suponiendo que Italia se llevará el oro si sigue dominando como hasta ahora. En cualquier caso, el Nacra 17 nacional estuvo prendido desde el primer día de competencia; allí está el mérito.

Se percibe en el aire de Marsella, en los caprichos del viento y el oleaje: el compromiso que sellaron los navegantes argentinos desde 2017 para alcanzar la gloria en el yachting está más fuerte que nunca. Mateo, desde su función de timonel, encargado de dirigir el barco en una dirección. Y Eugenia, en su rol de tripulante, la que “trima” las velas y las acomoda de manera óptima. La sampedrina es una especialista en cambiarles la forma y las tensiones para ir lo más rápido posible en todo momento. Son un verdadero equipo.

Con diez medallas, la vela es el deporte que más preseas olímpicas le dio a Argentina después del boxeo (24). Majdalani y Bosco, apellidos que empezaron a hacerse más populares en el olimpismo argentino desde que arrasaron en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023, sueñan ahora con continuar con las aventuras de múltiples navegantes y sus podios en los Juegos. Desde un clásico velista como Carlos Espínola en Clase Mistral o en compañía de Santiago Lange en Clase Tornado, hasta las gestas en el agua de Juan de la Fuente en Clase 470, alguna vez en dupla con Javier Conte -hoyentrenador de Majdalani y Bosco- o con Lucas Calabrese. También surge el recuerdo de Serena Amato en Clase Europa y, mucho más atrás en el tiempo, aquellos héroes de plata de la Clase 6 Metros en Londres 1948 y de la Clase Dragón en Roma 1960.

Pero la principal referencia, la inspiración máxima de estos chicos es el hombre del poster: Santiago Lange, que en compañía de Cecilia Carranza se colgó el oro en Río 2016. Lejos de cualquier recelo por haber perdido el selectivo –junto con Victoria Travascio- frente a este binomio para clasificarse a París, el navegante que superó un cáncer y figura en el Olimpo del deporte argentino los señaló como grandes candidatos a ganar una medalla en Marsella. Y ellos están cumpliendo con creces, a partir de un trabajo medido al detalle y evaluado desde hace meses frente a cualquier tipo de circunstancia climática. Improvisación es una palabra prohibida.

“En nuestra disciplina pasamos tantos días juntos que es tan importante la comunicación profesional como el trato a nivel personal. Son muchísimos días, un montón de convivencia y es fundamental generar un ambiente en el que cada uno ofrezca lo máximo de sí”, señalaba Majdalani a LA NACION justo antes de la primera regata. Y seguía su reflexión acerca de la tarea en equipo: “Por suerte, con Eugenia se dio siempre una relación muy natural, aunque eso no quiere decir que seamos los mejores amigos o estemos en todo momento matándonos de la risa. Pero siempre hubo muchísimo respeto entre nosotros y tenemos una amistad. Además, sabemos respetar los tiempos del otro, eso hace que ambos estemos dando nuestra mejor versión; por algo el equipo se mantuvo firme durante tantos años”.

La Medal Race es ahora la motivación que los empuja a dar el último esfuerzo. Y sentir en su barco volador esa sensación de vértigo, un hueco en la panza, algo cercano al miedo.

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