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Una donación millonaria
El torneo final de la FedEx Cup, The Tour Championship, concitará desde pasado mañana todo el interés en el ámbito golfístico. En el East Lake Golf Club de Atlanta, Georgia, habrá 30 figuras –entre ellos, Angel Cabrera– que irán en busca de la gloria.
-Hasta aquí, Tiger Woods encabeza el listado de la FedEx Cup y es el gran candidato a llevarse la recompensa adicional de 10 millones de dólares. Se comenta que si llega a ganar, el N° 1 donará la totalidad del monto. ¿Qué opina?
-A medida que fue evolucionando como jugador, Tiger no solamente tuvo cabeza para jugar bien al golf, sino también para mirar cuáles son las necesidades a su alrededor, con una clara conciencia social. A través de sus fundaciones pensó en los que merecen una ayuda, y eso lo hace aún más grande. También el Pato Cabrera y muchos otros demostraron su don de gente en este sentido.
-Además de estas buenas acciones, ¿los golfistas son por lo general derrochadores?
-No, porque ni siquiera tienen tiempo para gastar de más. La gente cree que un jugador va por el circuito de paseo, pero eso está muy lejos de la realidad. Entre los días de práctica y los de torneo, la semana se te hace muy corta, sin margen para salir a conocer las ciudades. Hay golfistas que han jugado muchas veces en París y no conocen ni siquiera la Torre Eiffel. Y volviendo al tema económico, si te sentás a contar el dinero, perdés el foco de la competencia. Eso lo hacen sólo aquellos jugadores que embolsan premios chicos y que pelean por escalar lugares en el listado de ganancias.
-¿Cómo manejan los golfistas los tiempos de descanso? Un jugador que el sábado queda al frente de las posiciones y que sabe que el domingo debe ejecutar su primer tiro recién a las 14.30, ¿dispone de margen para salir esa noche y acostarse tarde?
-Puede darse el gusto de levantarse después del mediodía, pero de ninguna manera salir de parranda. No porque no pueda, sino porque el jugador que marcha puntero tras la tercera vuelta se siente nervioso y expectante por lo que sucederá en la ronda final. En general, un golfista duerme no menos de siete horas como para sentirse fresco al otro día. Cualquiera que alterase esta rutina quedaría muy expuesto, lo dejaría reflejado enseguida en la cancha. Acá, el que pretende hacerse el Casanova suena. El golf y el tenis son de los deportes en los que menos podés tirarte a chanta, porque dependés de vos mismo.
-Un golfista equis que sale temprano el domingo y finaliza relegado en la clasificación, ¿es de quedarse en el club para observar el torneo hasta el final?
-Para nada, en el 95% de los casos hace las valijas y sale corriendo hacia el aeropuerto para dirigirse hacia la sede del próximo torneo. Lógicamente, se dan situaciones especiales. Ahora mismo recuerdo que cuando el Pato ganó en el Masters en abril pasado Andrés Romero lo siguió hasta el segundo hoyo de desempate y se quedó festejando con él y su grupo aquel domingo. También otros argentinos han acompañado triunfos de compatriotas en diferentes certámenes. Pero no es lo habitual, mucho menos entre los extranjeros.
-En la página de La Vidriera de La Nacion Deportiva, el sábado pasado, se publicó una foto suya jugando en el simulador de golf instalado en The Green Club, en el Hotel Panamericano. ¿Qué tal fue la experiencia?
-Interesante, porque jugás en canchas que son un retrato fiel de las verdaderas y el cálculo de las distancias es muy preciso. Como práctica para cualquier aficionado, este simulador es un recurso accesible económicamente y que le puede mejorar su juego.
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