El frío que transmiten los bloques de cemento, las rejas y los alambres de púa se transforma en calor durante una buena parte de la mañana. Un calor que proviene de las emociones. Tres de los doce pabellones de la cárcel de la Unidad 48 de San Martín, los que representan a los Espartanos, el equipo de rugby del Penal, recibieron ayer a 13 All Blacks , quienes luego de la recorrida por las celdas participaron de un encuentro rugbístico con otros 60 presos en la cancha de césped sintético del Coliseo Bernardo Miguens, inaugurada el año pasado. Un día distinto a todos los demás en el complejo de máxima seguridad ubicado a un costado de la autopista del Buen Ayre, pegado a la planta de residuos del CEAMSE, en el Noroeste del conurbano bonaerense.
Con Sonny Bill Williams como principal atracción, este grupo de All Blacks eligió pasar parte del día libre previo al test del sábado con los Pumas visitando por primera vez una cárcel. Las caras de los jugadores se fueron transformando a partir de que iban transitando por cada uno de los pabellones 8, 10 y 12, que a las celdas le fueron agregando a lo largo de estos años una estética puramente rugbística, con consignas propias del deporte, más camisetas, escudos y banderines de distintos clubes del país. El 8 se ha transformado en un museo, adonde irá a parar la camiseta blanca firmada por todos los jugadores que el wing Nehe Milner Skudder le entregó ayer a Gabriel Márquez, capitán de los Espartanos.
Como no se trataba de una visita oficial, ningún jugador neozelandés concurrió con alguna identificación de los All Blacks. Richie Mo’unga, por ejemplo, eligió llevar la camiseta de fútbol de la selección argentina de fútbol. La delegación, compuesta por 17 personas, fue presidida por Mike Cron, entrenador de scrum (considerado un "doctor" de esa formación) y Gilbert Enoka, coach de aptitudes mentales. El grupo estuvo acompañado por un argentino, Alejandro Oneto Gaona, quien junto a Federico McCormick, llevaron el año pasado a la U48 a James Kerr –autor de libro Legado, sobre los ABs– y de alguna manera abrieron la puerta para la visita de ayer.
El proyecto los Espartanos nació en 2009, cuando Eduardo "Coco" Oderigo empezó a ir al Penal solamente acompañado por el ex segunda línea del SIC, Santiago Artese, para enseñarles a jugar al rugby a los presos. Hoy solo en la U48 hay 300 jugadores y ya está en mente inscribir al equipo en los torneos de la URBA. Espartanos se ha extendido también a Tucumán, Misiones, Ushuaia, Jujuy y Salta. Jorge Mendizábal, uno de los que están al frente del movimiento, informa que está lista en Kinder la edición en inglés –traducida por el periodista Calum McLaggan, quien trabaja para England Rugby– del libro que se editó al respecto, "No permanecer caído", escrito por Federico Gallardo.
El dinero que se va recaudando con el libro y fundamentalmente con los sponsors (la camiseta amarilla de Espartanos no tiene nada que envidiarle en publicidad a los equipos de fútbol) son invertidos en obras. Se está construyendo otra cancha y atrás de la actual se levantaron dos aulas y un gimnasio. Estudiar es una condición innegociable para integrar el equipo de rugby.
Además de SWB, de Milner Skudder y de Mo’unga, ayer visitaron la U48 los jugadores Scott Barrett, Ardie Savea, Nathan Harris, Liam Coltman, Rieko Ioane, Jack Goohue, Patrick Tuipolulu, Jamie Hamilton, Vea Fifita y Shannon Frizell. Ya en el Coliseo Bernardo Miguens –en honor al ex Puma que murió el año pasado– entre los 60 Espartanos y los 13 ABs armaron cuatro estaciones en las cuales se desarrollaron destrezas. Allí, Sonny Bill, el más fotografiado y el primero en el ranking de autógrafos, recibió un par de buenos tackles.
Luego, dirigida por Cron –su silbato y su voz de mando marcó cada paso de los jugadores– se armó una tocata de unos 5 minutos, que incluyó un try espectacular de Mo’unga, uno de los más expresivos de un encuentro que se extendió durante una hora y media.
El final tuvo el Haka y el saludo guerrero de los Espartanos, que les obsequiaron a sus visitantes el regalo tradicional: una esfinge de la Virgen del Rugby. Una copia se la llevó el año pasado el seleccionado inglés, que fue el primer equipo extranjero en visitar el proyecto que se desarrolla en la Unidad 48. "Todo ha cambiado desde que llegó el rugby. Hay más orden, más respeto y más solidaridad entre los presos", dice Pablo Gascue, el director del Penal de San Martín.
El día libre de los All Blacks, que llevó a otros a jugar al golf o a participar de un partido de polo, tuvo en Espartanos un punto distinto, ya que los bicampeones del mundo nunca habían intervenido en un encuentro con presos. Los 60 jugadores elegidos, que recibieron sus flamantes camisetas unos minutos antes de que llegasen los visitantes, mostraron también sus habilidades en el manejo de la ovalada y sus progresos cada vez más notorios. Con pantalones y medias de fútbol la gran mayoría, disfrutaron de este momento lo máximo posible, ya que después volvieron a su rutina: encerrados, purgando penas por distintos delitos.
"Estamos muy felices. Estas visitas nos hacen muy bien y ni qué decir la de hoy. Nosotros vemos todos los partidos. Nos quedamos despiertos para ver a los All Blacks, y ahora los tuvimos acá. Las puertas de los "Esparta" están abiertas para todos", concluyó el capitán Márquez, que muestra, feliz, que debajo de la camiseta amarilla lleva una de los Pumas firmada por Juan Martín Hernández. De fondo se escucha el grito de sus compañeros: "¡Vamos, Pumas!". Mientras, los All Blacks enfilan la despedida.
Fotos: Aníbal Greco
Edición fotográfica: Fernanda Corbani
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