"Me sorprendió lo bien que se adaptó Ordak Dan en poco tiempo"

Una semana en Kentucky le bastó a Juan Carlos Etchechoury (h.) para sacar algunas conclusiones sobre la presentación de Ordak Dan en la Breeder’s Cup Turf (G 1-2400 m). Primero, sobre el comportamiento de su caballo en los primeros días en los Estados Unidos, en el stud de Ignacio Correas, en Churchill Downs, y luego para asombrarse de la organización alrededor de una pista y un hipódromo.

"Me sorprendió lo bien que el caballo se adaptó a todo, a la avena, la pastura y el agua, en poco tiempo. Todo es de primera y él está muy bien", contó el entrenador, a menos de 24 horas de arribar de regreso. "Mi única preocupación en por el trazado. Varea en una cancha muy chica, con codos difíciles, por eso hace todo con montura, para que el jockey lo tenga más controlado". El doble ganador del Gran Premio 25 de Mayo es preparado en un centro de entrenamientos aledaño al escenario del Kentucky Derby, donde ayer marcó 50s2/5 para los 800 metros.

Carly es de la misma generación de Correas. "Empezamos juntos", recuerda. "Conoce mucho, hace más de diez años que está en Estados Unidos y sabe lo que es mejor para el caballo. Enseguida nos pusimos de acuerdo. Esta semana va a llevarlo a Keeneland". Ignacio tiene su stud en el hipódromo donde se correrán este año los 13 clásicos de la Breeders’ Cup por primera vez. Con el final de las ventas de septiembre, habrá actividad normal en las pistas. La temporada de carreras comienza el viernes.

Etchechoury, que conoce lo difícil que será enfrentar a excelentes caballos locales y europeos, volverá a Lexington 15 días del clásico, que se correrá el 31 de octubre. Su intención y la de los propietarios del stud Misterio, es que Jorge Ricardo sea el jockey de Ordak Dan. "Por ahora no podemos confirmarlo –señaló el cuidador-; tiene que ver si se lo permiten sus compromisos aquí".

De paso por Gulfstream Park, en una escala en Miami, Carly disfrutó de una reunión hípica. "Todo funciona, un camión pasa la rastra luego de cada carrera, hay pequeños restaurantes con todo tipo de comidas, el trato es de primera". Y junto a su hijo –tal vez futro entrenador- observaron la estatua de Cigar. "Le conté que la abuela materna de ese fenómeno era Gold Sun, una gran yegua argentina, ganadora clásica en la recta". El entrenador de aquel crack fue Bill Mott, al que Etchechoury conoció en su fructífero viaje.

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