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Gran Premio José Pedro Ramírez: Marsiglia, Falero y Old Bunch, una sociedad que se pone a prueba en la más brava
En Maroñas, el único visitante de la carrera más importante del turf uruguayo será el caballo argentino, en manos de dos profesionales que dejaron una huella en esa hípica antes de radicarse en Buenos Aires; se corre a las 20.40
MONTEVIDEO.- Old Bunch asoma la cabeza entre las rejas verdes del box número 39 en la villa hípica del hipódromo de Maroñas. El caballo argentino está allí desde la noche del jueves 28 de diciembre, cuando llegó desde Buenos Aires tras un viaje de 16 horas que se hizo bastante más largo de lo deseado. Perdió 12 kilos en ese traslado. Mucho para un ejemplar de unos 480 pero dentro de la lógica en uno de los días más calurosos de la semana anterior. “El camión era cómodo, pero para él representó un baño turco”, grafica Antonio Marsiglia, su entrenador, que vuelve a su tierra para intentar ganar este sábado, a las 20.40, el Gran Premio José Pedro Ramírez (G 1), la carrera por la vibra Uruguay cada día de Reyes.
“Se recuperó muy bien Old Bunch, tal vez más rápido de lo esperado. Sabíamos que iba a ser difícil mantenerlo diez puntos luego de un viaje así por ruta, pero anda cerca del ideal. El caballo me da confianza”, sostiene el cuidador, que llegó el lunes pasado a esta ciudad, junto a su hijo Guzmán, que también lo acompaña en la charla con La Nacion. El zaino levanta las orejas y observa todo lo que pasa alrededor. También, lanza algunos mordiscos que el hijo menor de Marsiglia responde con caricia y besos. Su padre ríe, hace bromas. “Está contento, se muestra de buen ánimo, muy vivaz”, dice Antonio. Optimista, ve el vaso más lleno de lo que quieren que esté sus rivales. Todos coinciden en que el único visitante inscripto en la cita será el caballo por vencer si está en buena forma.
Old Bunch corrió por última vez el 22 de octubre de 2016, cuando se impuso en el Clásico Vicente Luis Casares (G 2-2500 m), en Palermo. Desde entonces ha ido vareando de a poco en pos de dejar atrás “dolores en las entre cuerdas” hasta que se logró intensificar el entrenamiento. A las penurias del viaje le suma la falta de competencia durante quince meses. Para contrarrestar eso tiene calidad y una extensa puesta a punto. “Preferí que llegue bien preparado y descansado, antes que arriesgarlo en una carrera de menor categoría en Buenos Aires. Sobre todo porque su dueño y yo, que somos uruguayos, queríamos correr el Ramírez”, explica el preparador.
“Desde la reapertura de Maroñas sólo una vez pude llevar un caballo mío y fue uno que viajó con poca chance, más por ganas nuestras que porque tuviera posibilidades”, repasa. No recuerda el nombre. Siente, eso sí, que estuvo involucrado en la victoria del brasileño Mr. Nedawi en 2011. “Estaba en mi stud; ayudamos con la preparación”, recuerda, a los 73 años, a casi siete de ese triunfo y a más de dos décadas de radicarse en la Argentina. Antes, mientras fue profeta en su tierra, ganó la edición de 1991. “El caballo se llamaba Mercenario, un hijo de Cipayo”, puntualiza. Había sido criado en praderas uruguayas tras comprar a la madre –Stall Girl– en la Argentina, preñada por uno de los padrillos del momento.
Vuelve a la actualidad Marsiglia, mientras espera reunirse con Pablo Falero, el hijo pródigo de Maroñas que cada 6 de enero vuelve a su casa. “Cuando le dije que íbamos a anotarlo, enseguida nos dijo que lo corría y él estuvo trabajándolo en Palermo. Los ejercicios lo dejaron muy conforme”, revela el entrenador. Para el jinete también será el regreso a la competencia, aunque luego de sus vacaciones en Miami, donde pasó las fiestas con su hija menor, sus nietos y su yerno, el jockey correntino Jorge Ruiz Díaz. “Lo mandamos a Estados Unidos para que esté bien lejos y ninguno lo tiente con otra monta”, bromea Antonio. A Pablo se lo esperaba anoche por la capital uruguaya. También él tiene el desafío de volver a imponerse en un cotejo que se le ha negado desde la reapertura del principal hipódromo de su país, en 2003.
Esta vez tendrá una connotación mucho más especial su presencia. Una de las carreras del programa llevará su nombre, en un agasajo por haber superado los 9000 triunfos. “Jamás pensé llegar a vivir estas cosas. Me emociona mucho todo. Casi que me hace repasar mi vida como una película”, sintetiza Falero, en un breve contacto telefónico. También correrá el Ciudad de Montevideo, el gran premio para yeguas. A los 51 años, el botija que siempre vuelve a sus pagos quiere ser el socio ideal para Old Bunch y Marsiglia en un Ramírez donde sobran rivales que irán a pelearle adelante desde el inicio.
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