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Carreras de las Estrellas: Francisco Gonçalves ganó dos grandes premios a 8 días de su regreso, Luthier Blues prolongó su cosecha, la apuesta ganadora de Malibu Spring y tres productos notables
El brasileño obtuvo el Classic, con Durazzo, y el Distaff, con Soviet Catch; el mejor velocista llegó a los nueve éxitos seguidos y el ganador del Mile respondió a la confianza de su equipo
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El festival de las Carreras de las Estrellas es, además de un conjunto de grandes clásicos que nadie quiere perderse a mitad de la temporada, un generador de historias. Detrás de cada caballo que compite hay un grupo de gente que trabaja, se ilusiona, no duerme o tacha los días por la ansiedad en la cuenta regresiva. Todo eso junto lo reunió esta vez el jockey Francisco Gonçalves, que ganó este sábado en Palermo los dos cotejos de mayor recompensa de la serie, a sólo ocho días de haber regresado a las pistas luego de una fractura en el hombro derecho.
“Debo estar 8 puntos. Todavía no me siento bien del todo, pero esta alegría ayuda. Me costó bastante los primeros días, aunque en la rehabilitación hice mucho gimnasio y trote con la idea de sentirme liviano para el regreso, más allá de que mantuve mi peso”, confesó el brasileño tras adueñarse del Classic (G1-2000m) con Durazzo, un caballo que, pese a haber sido domado en Palermo y ser entrenado en la localidad entrerriana de Pehuajó Sud, nunca había competido en una pista que no sea el césped de San Isidro. En ese hipódromo había ganado su primer clásico a fines de abril cuando el jinete lo montó por primera vez.
El GP Estrellas Classic
El 11 de mayo, Gonçalves rodó, se lesionó y el horizonte no se veía bien. “Lo primero que lamenté fue que no iba a poder correrlo en el 25 de Mayo, que finalmente lo ganó con (Gustavo) Calvente. Después, no sabía si iba a poder curarme a tiempo para esta fecha. Y, además, nada me garantizaba que me fueran a volver a dar la monta”, recreó Francisco, que reapareció el 17 de este mes y se fue poniendo en ritmo con la exigencia de cada día. Le confiaron al favorito y el final fue feliz para todos. Incluso para Rubén Quiroga, el entrenador, que sentía que afrontaba el desafío de su vida.
Una hora antes, el piloto también celebró en el Distaff (G1), la otra prueba de 2000 metros, con la yegua Soviet Catch, que derrotó por medio cuerpo a La Validada, cuyo propietario había pagado 1.200.000 pesos para poder correrla y salvó la postura. Con su atropellada, Gonçalves se convirtió en el verdugo, inesperado para muchos porque en los programas aparecía otro jockey. “En el sistema figuraba Aníbal Cabrera, pero el cuidador (Agustín Pavlovsky) me había dicho a mí. Incluso, yo la corrí antes de mi caída y ese día, que llegó sexta y se cansó, sirvió para sacar conclusiones sobre la mejor forma de correrla. Pero hasta unas horas antes estuve preguntando qué pasaba hasta que me explicaron que había un error”, explicó, sonriente como si hubiera sido su primer doblete en el más alto nivel y no se tratara del más ganador en las pistas argentinas en los últimos años.
El GP Estrellas Distaff
Al caer la tarde, bajo el frío y las luces, hubo otras dos figuras que se llevaron los aplausos. Uno fue Luthier Blues, que se impuso por varios cuerpos en el Sprint (1000m) y llegó a las nueve conquistas consecutivas. Ya pasó un año desde la última vez que tuvo un adversario adelante al cruzar el disco y para sumar más épica debió estrenar jinete y superar una salida lenta de las gateras. Rodrigo Blanco se subió por primera vez al caballo más rápido del país porque Jorge Peralta –iba a volver a montarlo luego de 28 meses– se accidentó horas antes y le aportó su serenidad para que en Azul, el hipódromo donde lo preparan, sea otro día de fiesta. Nació para romper récords el zaino.
El GP Estrellas Sprint
A eso le siguió la apuesta ganadora de Malibu Spring, por el que sus dueños pagaron el “enganche” de 1.500.000 para poder anotarlo en una serie en la que no estaba inscripto inicialmente. Y el alazán se llevó, también por varios cuerpos, el Mile (1600m), en lo que significó su quinta victoria en seis carreras. La recompensa excede los 4.350.000 del primer premio, ya que en su palmarés luce ahora un éxito de primer nivel internacional. El alazán sobrellevó una fisura en una pata, una lesión en una entrecuerda y construyó un presente que superó lo soñado.
El GP Estrellas Mile
Los productos, los más jóvenes en competencia, animaron las tres primeras versiones de la tarde. En el Juvenile (1600m), Subsanador consolidó su imagen de potrillo con una proyección fuera de lo común. “Es distinto desde el día que llegó al stud y es algo que pasa pocas veces que esas expectativas se concreten”, dijo Nicolás Martín Ferro, su entrenador. Como al salir de perdedor en la misma cancha, dejó segundo a Natán, que siguió su huella durante la prueba que los tuvo moviéndose a la expectativa hasta acelerar en la recta final. Ahora lleva tres primeros seguidos el alazán cuyo grupo de propietarios perdió a uno el mes pasado, cuando Federico Caracoche falleció en un accidente de tránsito.
El GP Estrellas Juvenile
En las otras dos competencias se impusieron ejemplares que conservaron su invicto. En el Juvenile Fillies (1600m), para potrancas, Nueva Fragancia se quedó con la victoria en el final gracias a su perseverancia y a un cambio de planes cuando se abrieron las gateras. La velocidad que imprimió adelante la favorita Emperadora hizo que Cristian Velázquez optara por no ir a disputarle el liderazgo y su conducida se reservó las energías para el tramo decisivo, pasando con valentía entre dos rivales. Para el jinete, el festejo resultó especial porque se trató del primero en el historial de la carrera, mientras que para el entrenador tiene cierta melancolía: Edgardo Martucci soló había ganado una, en 1995, en esta misma categoría y con Different, una campeona que fue una bisagra en su vida profesional.
El GP Estrellas Juvenile Fillies
Lo del potrillo Labrado en el Junior Sprint (G3-1000m) fue una exhibición. En un cotejo en el que había cuatro participantes que no conocían la derrota, el zaino preparado en Venado Tuerto fue una máquina de sacar ventajas. A menos de un mes de su estreno con un éxito ajustado, esta vez no quiso que ninguno le hiciera sombra. Le ganó por 11 cuerpos a Take That, que buscaba repetir la conquista en San Francisco y ser una “Estrella” por segunda vez en 32 días. A los 86 años y trabajando en equipo con su hijo, el entrenador Ángel Bonetto continúa fabricando campeones de la velocidad.
El Clásico Estrellas Junior Sprint
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