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Todos son campeones
El Alumni de los hermanos Brown fue campeón diez veces en once años, pero sigue discriminado. El Racing de Francisco Olazar, Alberto Ohaco y Juan Perinetti, "La Academia", fue el primer equipo siete veces campeón de modo consecutivo y también sigue discriminado. Lo mismo le sucede al Boca cuatro veces campeón de Américo Tesoriere. Y al Huracán también cuatro veces campeón de Cesáreo Onzari y Guillermo "Filtrador" Stábile. Y al Gimnasia y Esgrima La Plata de Francisco Varallo campeón de 1929, único título en la historia del club. Venció 2-1 en la final a Boca ante unas 45.000 personas en el viejo estadio de River. ¿Qué habrán celebrado ese día sus 5000 hinchas que fueron a la cancha, los cientos que se colgaron eufóricos en el tren que llevó a los jugadores a La Plata y los miles que festejaron hasta la madrugada? Celebraron haberse coronado campeones del fútbol argentino. Pero ellos también siguen discriminados. Más de cuatro décadas de fútbol amateur en la Argentina siguen siendo discriminadas.
Hay crónicas y estadísticas que comienzan a remediar el olvido, por supuesto, pero la mayor parte de los informes que saludan estos días al Banfield campeón podrían hacer creer que el fútbol en la Argentina comenzó en 1931, con el inicio del profesionalismo. Las cuatro décadas de fútbol amateur parecen reducidas a una anécdota. A recordar que Banfield fue fundado en 1896 por profesionales y por comerciantes ingleses y que debe su nombre al primer gerente de la empresa Gran Ferrocarril Sur. Trenes y fútbol iban de la mano y hablaban inglés en aquellos años, en los que primero se jugó al cricket. ¿Acaso el primer partido jugado en la Argentina, en 1867, muy cerca de donde hoy está el Planetario, no fue jugado por ciudadanos ingleses en una cancha prestada por el cricket? ¿Y acaso el Banfield campeón de segunda en 1899 no estaba formado por jugadores nacidos en Gran Bretaña, con la única excepción del capitán James Doods Watson, quien había nacido en Buenos Aires?
Los hermanos Brown del glorioso Alumni habían nacido en la Argentina, igual que su padre, Don Diego, un admirador de Bartolomé Mitre que solía hacer asados al plantel. Formaron el equipo más popular en sus tiempos, duplicaron en votos a Quilmes y a Belgrano. A diferencia de Lomas, cuyos jugadores eran nacidos en Gran Bretaña, Alumni tenía sólo un extranjero (Andrés Mack) cuando en 1906 logró el primer triunfo de un equipo argentino ante un combinado del exterior. Toda la prensa habló entonces de "histórico triunfo del fútbol argentino". Los Brown y sus compañeros de Alumni fueron la base de las selecciones argentinas de aquellos años. En seis partidos, la selección alineó a ocho jugadores del club que había formado el escocés Alexander Watson Hutton, padre fundador del fútbol argentino. Desde Estudiantes de La Plata hasta Unión de Santa Fe, además de otros numerosos equipos, todos recuerdan hoy al Alumni de los Brown imitando en sus camisetas las rayas verticales rojas y blancas.
Es cierto, se jugaba con un reglamento que permitía, por ejemplo, la carga al arquero. "Y como final de un recio, supremo esfuerzo, entran al arco medio team de Alumni, varios hombres de Estudiantes y la pelota? El referee, Mr. Butterfield, señala el centro del field. Está empatado el partido", dice una crónica de Alumni. cuna de campeones y escuela de hidalguía, el detallado libro de Ernesto Escobar Bavio, documento imprescindible para comprender esa época en la que también nació Banfield. El Racing campeón que vino luego nos resultó, acaso, más familiar. El fútbol había ganado la calle. Dejaba de ser patrimonio de las escuelas y de los clubes de élite de los británicos en Buenos Aires. Además, el fútbol de "la Academia" comenzó a delinear un juego distinto, más técnico y vistoso. Pero los Olazar y Perinetti de Racing, hijos de la nueva inmigración italiana y española, fueron tan campeones argentinos como los anglófilos hermanos Brown.
Hubo primeros campeonatos con muy pocos participantes, otros disminuidos por las divisiones institucionales, los equipos del interior sufrieron décadas de marginación y muchos torneos padecieron la organización precaria de los tiempos fundadores. Algunos episodios son inimaginables a ojos de hoy. Igual, quizá, que verían los antiguos hinchas estos campeonatos actuales de sólo 19 fechas, entre clubes de ingresos cada vez más desiguales, con árbitros cada vez más sospechados y con barras bravas que hasta obligan a sus equipos a perder. Cada campeonato fue hijo de su tiempo. Pero tuvo equipos, jugadores, árbitro y público. ¿Sólo porque no había dinero de por medio debemos seguir discriminando, entonces, a los grandes campeones de la era amateur? Dice Jorge Iwanczuk en la introducción de su formidable libro Historia del fútbol amateur de la Argentina. "¿Por qué si antes llenaron estadios con 40.000 espectadores y fueron grandes Racing, Boca, Independiente, San Lorenzo, Huracán, River..., y hasta hubo un campeonato mundial en el que salimos subcampeones con jugadores amateurs, empezar a contar la historia desde la mitad? Admiro a los pioneros? Disfruté descubriendo cómo de las barriadas populares, en los baldíos, iban surgiendo los clubes, se definían las camisetas y este juego fascinante convocaba voluntades amasando pasiones. Para reivindicar esos nombres, esas fechas memorables y legendarias y, sobre todo, para llenar ese vacío de información que tiende un velo de omisión sobre este pasado apasionante, escribí este libro."
El Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF), integrado por periodistas y por historiadores del deporte, lucha desde hace tiempo para que no se sigan discriminando esos años. Uno de sus miembros, Diego Estévez, publicará en 2010 el libro Campeones del fútbol argentino 1891-2010. Tomó en cuenta todos los torneos oficiales en los que actuaron equipos argentinos, desde las Copas Europeo-Sudamericana y los campeonatos nacionales largos o cortos, amateurs o profesionales, hasta, por ejemplo, la vieja Copa Carlos Ibarguren que enfrentaba a los campeones de Rosario y de Buenos Aires o la nueva Suruga Bank, ganada en 2007, en Japón, por Arsenal, de Sarandí. Dio a cada una un puntaje según su nivel de importancia. Y a partir de allí elaboró un ranking, por puntos, de los clubes campeones. Boca Juniors (131 puntos), River Plate (110,75), Independiente (94,25), Racing (63) y San Lorenzo (40) ocupan los cinco primeros puestos y hacen honor a su condición de "cinco grandes del fútbol argentino". El top ten coloca en séptimo lugar a Estudiantes de La Plata (35,75), octavo a Vélez Sársfield (30), noveno a Huracán (16) y décimo a Rosario Central (15,5), justo delante de Newell´s Old Boys (14,25). El sexto puesto pertenece a un equipo que no juega desde hace casi un siglo: Alumni (37 puntos). El otro gran equipo de aquellos años fundacionales (Lomas Athletic) ocupa el puesto 12, con 12,5 puntos. Alumni desplaza inclusive a San Lorenzo de los cinco grandes si se toma el número de títulos oficiales ganado por cada club, sin importar su valor. Boca lidera con 64 títulos y luego siguen River (53), Independiente (42), Racing (34), Alumni (22), San Lorenzo (20), Estudiantes (14), Vélez (12), Huracán (11) y Rosario Central (10), en los diez primeros puestos, según otro trabajo de Osvaldo Gorgazzi, también del CIHF. ¿Podemos seguir discriminando al gran Alumni? ¿No es hora de aceptar por igual a todos los campeones oficialmente reconocidos por la AFA? Si el rugby argentino se declarara mañana plenamente profesional, ¿ignoraría dentro de algunas décadas un siglo de vida? "Vi diez mil resultados, seis años en la hemeroteca copiando palotes y hoy siento orgullo cuando al menos en las historias de los clubes se menciona al amateurismo y me ponen como fuente", me dice Iwanczuk, un contador fana de Independiente y que a los 59 años sigue jugando al fútbol.
Deslucido o no, Banfield es el nuevo campeón. Ganó en un campeonato discreto y de pálido final. "Si yo tuviera que decir porqué el fútbol es el deporte más atractivo, es porque no siempre ganan los poderosos", dijo Marcelo Bielsa, hace unos días. "Los no poderosos -agregó- quisiéramos que nos avisen con tiempo cuando nos dan la oportunidad, así nos preparamos y la podemos aprovechar. Pero así no funciona el mundo, hay que estar preparados por si la oportunidad llega." La crisis cada vez más aguda de los equipos grandes permite que en el fútbol argentino haya cada vez más oportunidades. Ahora le tocó al Banfield de Julio Falcioni. Simplemente, supo estar preparado.
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