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Wimbledon: el estricto código de vestimenta blanca sigue generando reacciones dispares
En los cuartos de final de singles, al ruso Khachanov le indicaron que debía cambiarse la gorra porque tenía negro el interior
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Wimbledon, el torneo de tenis más prestigioso del mundo, es distinto al resto, entre otros motivos, por la indumentaria blanca que lucen los jugadores. El certamen, cuya primera edición fue en 1877, posee un estricto código de vestimenta que se cumple con severidad. Claro que ello no evitó que, durante tantas temporadas de competencia, se produjeran algunos hechos curiosos, con jugadores que aceptaron a regañadientes las reglas o que fueron advertidos por mostrar otros colores en sus ropas o accesorios. El último al que se lo hicieron notar fue el ruso Karen Khachanov (25° preclasificado) durante su derrota de ayer frente a Denis Shapovalov (10°), por los cuartos de final del cuadro individual masculino.
Durante el primer set, Khachanov escuchó con cierta incredulidad cuando el umpire británico Richard Haigh le indicó que no podía utilizar la gorra que llevaba puesta. Era de color blanco, sí, pero en el interior había demasiado negro y, según el juez de silla, infringía el código de “Clothing and Equipment” del certamen. El moscovita debió buscar otra gorra para seguir compitiendo. El hecho no pasó inadvertido en las redes sociales y hasta fue motivo de burlas.
La creación del código de vestimenta de Wimbledon se remonta a los estándares establecidos en la era victoriana, cuando los jugadores vestían de blanco “por el bien de la propiedad”, ya que se creía que el blanco mostraba menos sudor. En los años siguientes las reglas sufrieron algunos cambios, aunque nunca dejaron de ser estrictos. La evolución de la moda en el tenis hizo que muchos jugadores combinaran el blanco con otros matices, lo que provocó que el torneo revisara su código en 1995 para asegurar que “casi en su totalidad” fuera blanco, algo que se implementó con mayor rigurosidad desde 2014. “Los competidores deben estar vestidos con ropa de tenis adecuada que sea casi en su totalidad blanca y esto se aplica desde el punto en el que el jugador ingresa a la cancha (...) El blanco no incluye el blanco perla ni el blanco crema”, se lee actualmente en los primeros dos puntos del código en el All England.
“Es aceptable un solo ribete de color alrededor del escote y alrededor del puño de las mangas, pero no debe ser más ancho de un centímetro”, aclara Wimbledon. Y añade, entre otros puntos: “La espalda de una camiseta, vestido, top o suéter debe ser completamente blanca (...) Los pantalones cortos y faldas deben ser completamente blancos, excepto por un solo ribete de color en la costura exterior no más ancho de un centímetro (…) Las gorras (incluida la visera), las cintas para la cabeza, las bandanas, las muñequeras y los calcetines deben ser completamente blancos, excepto por un solo ribete de color no más ancho de un centímetro”.
Lo mismo se indica para las prendas interiores que puedan ser visible durante el juego (incluso debido a la transpiración). “Además, se requieren estándares comunes de decencia en todo momento”, apunta. Las cintas médicas adhesivas deben ser blancas “si es posible, pero pueden ser de color si es absolutamente necesario”. Además, el torneo establece un código de vestimenta “más relajado” en las canchas de práctica del Parque Aorangi, por ello muchas veces se pueden ver a los jugadores entrenándose con vestimenta de otro color.
Federer también fue notificado
Hasta el propio Roger Federer “padeció” la rigidez del código de vestimenta del torneo que ganó en ocho oportunidades. En 2013, siendo número 3 del ranking, después de vencer en la primera ronda al rumano Victor Hanescu debió cambiarse las zapatillas porque había utilizado unas blancas pero con suela naranja fluorescente. Rafael Nadal, en 2005, acudió a un partido con unos shorts más largos que lo que imponía el dress code y también recibió una advertencia. La canadiense Eugenie Bouchard fue sancionada en 2015 porque se le escapó la tira del corpiño por debajo del vestido blanco y era de color negro. En 2017, el doblista Zsombor Piros se vistió short blanco y calzoncillo negro y el umpire no dejó comenzar el match hasta que el húngaro no se los cambió.
El propio Andre Agassi, un ícono de la revolución de la moda en el tenis, se negó a jugar el torneo entre 1988 y 1991, en momentos en los que encabezaba una campaña con la firma Nike, que comenzaba a imponer colores flúo en la ropa de los tenistas.
En 1987, en el encuentro que perdió ante Henri Leconte en la primera rueda, había utilizado una camiseta blanca con una franja de diseño de color negro que cruzaba a la altura del pecho (algo que hoy no se permitiría tampoco).
Finalmente aceptó las condiciones y volvió en 1991 (cuartos de final) y un año después ganó su único título en el All England.
Vulgaridad y pecado en el tenis
En 1949, la jugadora Gussie Moran (EE.UU.) llamó la atención por utilizar ropa interior con adornos de encaje debajo de su pollera, algo revolucionario para la época. Si bien la prenda íntima era blanca, los miembros del All England Tennis Club no estuvieron satisfechos con su elección y la acusaron de “traer vulgaridad y pecado al tenis”.
Los fotógrafos que cubrieron aquel evento buscaron posiciones donde pudieran obtener imágenes bajas de Moran, con la esperanza de vislumbrar el encaje y muchos se escandalizaron. Hasta hubo un debate en el Parlamento de Inglaterra por este motivo. Más tarde, Moran (fallecida en 2013), volvió a competir en Wimbledon pero con pantalones cortos.
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