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Toni y Rafa, la exitosa sociedad que estuvo a punto de romperse podría seguir en 2018
El entrenador sorprendió semanas atrás al anunciar que en 2018 ya no entrenaría al ex número uno... Pero se olvidó de avisarle
¿Cuánto tiempo puede durar una pareja en la que una parte le dice a la otra cosas como las siguientes?
- “Lo que haces es poco importante, ¡lo que importa es un médico que salva vidas!”
- “¿Y si te esforzaras un poco más?”
- “Está claro que no puedes hacerlo”
Frases como estas y similares salieron de la boca de Toni Nadal para aterrizar mil y cien mil veces en los oidos de su sobrino Rafael. Lo llamativo no es que tras casi 25 años trabajando juntos, entrenador y jugador puedan tomar diferentes caminos, según dijo el propio Toni en febrero. No, lo asombroso es que la dupla haya durado tanto.
Ex jugador de modesto nivel, Toni Nadal era mejor en el ping-pong que en el tenis, pero lo que más lo apasiona es el debate. Sus intervenciones comienzan casi siempre con un “no”. Si fuera tenista profesional podría decirse que se vale del mismo drive con furioso top spin de su sobrino: apenas puede empuja al rival contra el rincón para comenzar pisando fuerte y tomar ventaja.
Esa costumbre la adquirió también Rafael, lo que convierte cualquier conversación en un debate a veces casi sangriento, un festival de “noes” que agota a los protagonistas, pero también a los observadores.
“Toni es el ‘doctor no’”, graficó alguna vez el ex tenista español Jordi Arrese.
Jofre Porta, que por unos años colaboró con el entrenamiento de Nadal en los inicios de su carrera, recuerda una prueba a la que él y otros sometieron años atrás a Toni, cansados de tanta agresividad en forma de tajante “no”.
“Uno de nosotros se le acercó a Toni y le dijo que Carles Puyol era el hombre clave en el Barcelona. Toni reaccionó diciendo ‘no tienes ni idea de lo que dices’. Media hora más tarde otro de nosotros lo cruzó y le dijo que Puyol no tenía el nivel necesario para jugar en el Barcelona. Toni defendió con vehemencia al jugador”.
Lo que para sus familiares era normal, visto desde fuera desconcertaba a veces. ¿Cómo podía Rafael Nadal, uno de los deportistas más famosos y exitosos de la historia, soportar a alguien tan insistentemente crítico? Pudo hacerlo, por un lado, porque su tío tiene otra cara: es el hombre que le da confianza, el que conoce todas sus virtudes, el que está siempre convencido -y a la vez lo convence- de que puede ir mucho más allá. Es el que hizo de un niño un campeón, pero también un hombre. Bien puede decirse que Rafael Nadal tuvo dos padres: Sebastián, el real, y su tío Toni.
Pero los chicos crecen. Que la anunciada separación del tío-entrenador y su sobrino coincidiera con momentos de crisis de juego de Nadal no tiene estrictamente que ver con el anuncio, pero le dio el contexto adecuado. Si Francis Roig fue siempre un elemento fundamental en el equipo de entrenadores de Nadal, la aparición el año pasado de Carlos Moyá llevó las cosas a otro nivel. Y esta semana Moyá y Toni están juntos en Montecarlo para el inicio de una temporada de polvo que es fundamental: Nadal buscará en ella no sólo su décimo título de Roland Garros, sino revertir la ventaja que le lleva Roger Federer como mejor jugador del año.
Toni jurá que no se siente “relegado”, porque de lo contrario no hubiera “aceptado la incorporación” de Moyá, pero la aparición del ex número uno fue un “click” para él y para Rafael. A Toni le permitió sentirse listo, y -muy importante- sin cargo de conciencia, para encarar un plan que venía rondando su mente desde hacía tiempo: estar más en casa, dejar de dar la vuelta al mundo año tras año. Para Rafael, que sabe que está en la recta final de su carrera y quiere vivirla en el mejor nivel posible, la aparición de un “hermano mayor” como Moyá implicó un cambio de aire, un ventarrón fresco. Otras bromas, otro estilo, otros puntos de vista. A nadie le viene mal eso cuando siente que debe cambiar, pero no sabe qué ni cómo.
Aunque con Toni nunca se sabe lo que puede pasar. Si fue capaz de anunciarle a un periodista italiano lo que no le había comunicado aún a su sobrino (“en 2018 no viajaré más con Rafael”), también es muy capaz de dar marcha atrás o de, al menos, quedarse a mitad de camino. “Ya sabes cómo es Toni” es una frase que surge regularmente en el “clan Nadal” cuando el entrenador lanza una declaración extemporánea o destruye todo el paciente armado de comunicación estratégica de Benito Pérez Barbadillo, otro “hermano mayor” del jugador.
Por eso es que dos cosas están claras: a Nadal y al resto del clan les molestó que Toni anunciara algo tan importante sin contárselos antes. Y todos están convencidos de que, así como lanzó la bomba, Toni puede desactivarla.
Lo dio a entender a LA NACION uno de los hombres más cercanos al nueve veces campeón de Roland Garros. “¿Qué Toni no va a viajar más con Rafa? Eso ya lo veremos…”.
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