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Tenis en Australia: Novak Djokovic, Rafael Nadal, Covid y la polémica que empezó antes del primer gran torneo de 2021
Todavía faltan varios días para que en Melbourne comience a jugarse el Australian Open, primer Grand Slam de 2021. Pero la controversia ya está instalada, en una suerte de discusiones de variado rango, entre las grandes figuras del mundo de las raquetas, jugadores de menor nivel, la organización del torneo y hasta del estado de Victoria, encargado de recibir a su certamen de mayor relieve; todo, bajo la amplia sombra de una pandemia que ha cambiado varios planes y alteró los nervios a más de uno.
Mientras el rebrote de Covid-19 asola a varios países, Australia ha dado una intensa batalla para evitar el contraataque de la pandemia. En los últimos 18 días, Melbourne no ha registrado casos locales de coronavirus, a partir del esfuerzo de la población y de medidas estrictas de confinamiento. Se insiste: 0 (cero) casos en 18 días.
Quizás a raíz de esta situación, los habitantes de Melbourne no encuentran empatía en las quejas de varios tenistas, confinados en cuarentena de 14 días dentro de sus habitaciones en hoteles. Nada que no supieran: esa era la condición obligatoria dispuesta por el Gobierno del estado de Victoria para aquellos jugadores que quisieran acudir a jugar el primer Grand Slam del año. De hecho, la organización del torneo dispuso chárters a través del mundo para buscarlos y les ofreció alojamiento sin cargo.
Ninguno tenía la obligación de ir ni de someterse a esas condiciones. Por eso, vale recordarlo, Roger Federer desistió de acudir. "La razón principal fue la cuarentena. Podría venir con toda la familia y ponerse en cuarentena. El problema es que Mirka [la esposa de Federer] y sus hijos no podían salir de la habitación. Tendrían que permanecer 14 días allí. [Federer] Podía salir, entrenar y volver, pero la familia no podía. Y la mujer no estuvo de acuerdo con esa idea", contó el brasileño Andre Sa, amigo del ex número 1, sobre la razón familiar -y perfectamente comprensible- que tomó el suizo para no acudir a un torneo muy apreciado por él: no quería estar al menos cinco semanas lejos de su mujer y sus hijos.
Como quedó dicho, la organización del Australian Open ofreció vuelos para el traslado de los jugadores a Melbourne. En algunos de esos viajes se detectaron casos positivos de Covid. La resolución inmediata fue aislar de manera estricta por contacto estrecho a todos los que participaron en los vuelos afectados, con la imposibilidad de cumplir así con la premisa de salir 5 horas al día para entrenarse en el Melbourne Park, única sede convertida en burbuja sanitaria. Esto afectó a 72 jugadores, incluidos entre ellos a Guido Pella -que ya había pasado por una situación similar en el US Open del años pasado- y a Juan Ignacio Londero; ambos estarán en cuarentena forzada hasta el 29 de enero.
"Djokovic sale a un balcón más grande que mi habitación, respira aire fresco y nosotros tenemos las ventanas selladas. Es una gran diferencia con los que están en Adelaida. Que [Dominic] Thiem y [Rafael] Nadal no digan nada, no me gustó. Si hay algo que le agradezco a la pandemia es poder conocer a la gente que me rodeaba, al ambiente de nuestro deporte y al laburo que yo tenía. Y creo que eso ha pasado en todos los trabajos. Les pasó a todos, se cayeron todas las caretas", expresó Pella en declaraciones al podcast "Tres Iguales", desde su habitación en Melbourne.
El zurdo de Bahía Blanca fustigó al español, y lo diferenció así de Djokovic, que le envió una carta con pedidos a Craig Tiley, director del Australian Open, para mitigar el aislamiento de decenas de jugadores; la propuesta del serbio, aun con buenas intenciones, recibió fuertes críticas de algunos sectores. El serbio, ocho veces campeón en Melbourne, planteaba, entre otras cosas, que los jugadores en cuarentena fueran trasladados a casas privadas, con canchas de tenis y comidas de mejor calidad. Luego publicó una carta en la que aseguró que sus "buenas intenciones hacia el resto de jugadores fueron malinterpretadas y consideradas como egoístas e ingratas. Uso mi posición de privilegio para tratar de ayudar".
Schwartzman, uno de los que pueden practicar, junto a Stan Wawrinka
Hay algo más: tanto Nadal como Djokovic, el austríaco Dominic Thiem -los tres mejores jugadores del mundo-, la rumana Simona Halep, la japonesa Naomi Osaka y la estadounidense Serena Williams están hospedados en Adelaida, donde disputarán un torneo de exhibición antes de viajar a Melbourne para el Abierto de Australia. En tanto, el resto de los participantes del Abierto y sus colaboradores se hospedan en Melbourne. Un privilegio que la organización del torneo defendió.
Desde Adelaida, Nadal habló de "solidaridad con los compañeros que lo están viviendo de una manera más desagradable. Al final, estar 14 días en una habitación no es agradable", dijo el zurdo de Manacor a ESPN Argentina. "La preparación [de ellos] va a ser mucho peor que la nuestra, que hemos podido ir entrenando", aceptó el español, que goza de más de cuatro horas para salir de su habitación.
"Estar 14 días confinados es una situación desagradable, pero comparado con lo que está ocurriendo en el mundo creo que es una minucia. Vivimos historias diarias que son tristísimas, cada día hay conocidos que han perdido a su madre, su padre o hermanos, sin poderse despedir, estando solos en un hospital. La queja excesiva por estar, al final, 14 días en una habitación, creo que se debería intentar obviar", insistió Nadal.
En una alusión directa a Djokovic, aun sin mencionarlo, Nadal comentó: "Algunos necesitan hacer públicas todas estas cosas que intentan para ayudar a los demás, otros lo hacemos de una manera más privada sin tener que publicar (...) Algunos no tenemos la necesidad de querer hacer propaganda con ello. Yo aplaudo a todos aquellos que tengan una actitud positiva y comprensiva". E insistió: "Siempre se mira hacia arriba. No he oído a a nadie quejarse por tener una habitación mejor que otros. En Adelaida tenemos condiciones mejores que la mayoría de los que están en Melbourne, pero allá hay jugadores que tienen habitaciones más grandes que otros, que no pueden siquiera tener contacto con su entrenador".
Así, el número 2 del mundo salió al cruce de las quejas de varios jugadores que han criticado las condiciones de la calidad en el hotel y hasta de la alimentación, como Fabio Fognini, Pablo Carreño, Corentin Moutet y Marco Cecchinato. Incluso su compatriota Roberto Bautista Agut dijo que su confinamiento "es igual que una cárcel, pero con wi-fi". Entre las mujeres, la española Paula Badosa (67° del ranking), fue la primera jugadora en dar positivo a su llegada a Australia y no puede salir de su habitación hasta el 31 de enero. Puede ser peor: si se revela que ha sido infectada con la nueva cepa de coronavirus, Badosa recién volverá a entrenarse el 5 de febrero, apenas tres días antes del comienzo del Abierto australiano, demasiado tarde para alcanzar su mejor forma. "Me siento abandonada porque no tengo el equipo de entrenamiento que pedí hace cinco días, tampoco me han dicho qué tipo de virus tengo, no recibo ninguna información. Es la peor experiencia de mi carrera", le dijo la española al diario Marca.
Los jugadores han pasado muchas horas encerrados en sus habitaciones, preparándose con lo que se puede. Algunos, como el uruguayo Pablo Cuevas, han demostrado tomar la situación con excelente humor; otros elevaron su voz para quejarse. Es cierto, por un lado, que cada uno recibirá al final de su participación en Melbourne un jugoso cheque de por lo menos 100.000 dólares -el premio para los perdedores de primera rueda-, como también es concreto que las condiciones de preparación, con varios días de encierro previos para los 72 tenistas que se vieron afectados, distan mucho de ser las ideales para afrontar una competencia de alta exigencia y con mucho dinero y puntos en juego. Y Australia, que también invirtió decenas de millones de dólares en mantener el Open, aspira a que las quejas se terminen cuando empiece la competencia. Para ese horizonte todavía falta: el lunes próximo empezará la ATP Cup y los torneos del WTA Tour -todos en el Melbourne Park-, y el Abierto se jugará a partir del 8 de febrero, tres semanas después de su espacio habitual en el almanaque.
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