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Roger Federer: el hombre que se reinventa para ganarle al tiempo
A los 34 años, ganó por 7a vez el Masters 1000 de Cincinnati, batiendo a Djokovic en la final; a una semana del US Open, lució nuevos y asombrosos movimientos
CINCINNATI.- Roger Federer administra la energía y la tensión con precisión y frialdad de cirujano. Tras perder la final de Wimbledon, a mediados de julio, demoró un mes en regresar al circuito. Descansó, celebró sus 34 años y ensayó. No participó del Masters 1000 canadiense y perdió, sólo temporalmente, el número 2 del ranking, superado por Andy Murray, campeón en Montreal. Sin prisa, reapareció en Cincinnati, torneo de la misma categoría. Y brilló. Con improvisación preparada, aunque suene contradictorio. Desde que se vinculó con Stefan Edberg y a partir del cambio de raqueta, el suizo adoptó distintos conceptos tácticos y movimientos para incorporar agresividad ofensiva y sofocar lo menos posible las piernas. Lo logró, claro. Sin embargo, como si ya no fuera suficiente, una vez más se reinventó. En el Western & Southern Open (3.826.655 dólares en premios) que conquistó derrotando en la final al serbio Novak Djokovic por 7-6 (1) y 6-3, asombró con una osada acción que exhibió en sus cinco partidos: devolver los segundos servicios -y algunos pocos primeros también- a menos de un metro de la línea de saque, casi de sobrepique, seguido de un adelantamiento hasta la red. ¿Con qué objetivo? Sorprender al rival y escapar de los peloteos. Aunque para hacer esa jugada y no caer en el ridículo son necesarias una técnica pulida, pimienta en las piernas y confianza, condiciones que a Federer le sobran, naturalmente.
"Estás volando", le dijo Feliciano López al ganador de 17 Grand Slam no bien perdió en los cuartos de final de Cincinnati. El toledano, admirado por la velocidad del helvético, no dudó en reconocérselo en la red. Al rítmico juego de pies y a la capacidad de anticipación privilegiada que siempre lució Federer les añadió otra vuelta de tuerca a su juego. "Tengo cosas en mente que espero poder trabajar y mejorar para estas giras (sobre canchas duras). La primera es que hay que estar muy en forma y no dejar de moverse. En Cincinnati se juega bastante rápido, así que por qué no ir hacia adelante más todavía. Sólo debes elegir el momento adecuado y mantener a tu oponente fuera de sitio. Estas características creo que son buenas para mí. Crecí como un jugador atacante", analizó Federer durante la semana. Explicó que durante su carrera debió modificar ciertos golpes y movimientos -el revés y el juego de fondo, por ejemplo- para intentar superar a las raquetas que dominaban el mundo, cual si fuera una salida. Valoró aquellas decisiones de joven, tanto como las de los últimos años, siempre cimentadas en su cuerpo armonioso.
"Voy a tener que esperar a que Roger se retire para ganar este torneo", sonrió Djokovic, resignado, durante la premiación. El número 1 del mundo perdió la quinta final en Cincinnati (tres de ellas ante Federer). Incluso, es el único Masters 1000 que no logró y la semana pasada había caído en la definición de Montreal. El título de Federer, el séptimo en Cincinnati, obtiene aun más valor si se toma en cuenta que eliminó a Nole y a Murray en la final y las semifinales, respectivamente, y que ninguno tuvo oportunidades de quebrarle el saque, pese a ser dos de los mejores devolvedores del tour. Es más: Federer no perdió el servicio en todo el certamen y avanzó vertiginosamente en cada encuentro, uno tras otro. Fue así como llegó a la definición con menos kilómetros recorridos que el jugador entrenado por Boris Becker: cuatro horas y 46 minutos contras seis horas y 51 minutos. Ese oxígeno extra en los pulmones seguramente ayudó a Federer en la calurosa y soleada jornada en el Lindner Family Tennis Center de Mason, Ohio, sede del torneo.
En una semana, el Abierto de los Estados Unidos, último grande de la temporada, iniciará el show. La USTA ya anunció que el artista Josh Groban cantará en la ceremonia de apertura. Es curioso, pero Federer, cinco veces campeón en Flushing Meadows, no llega a la final desde 2009, cuando perdió con Juan Martín del Potro. El año pasado, Federer cayó en las semifinales con el croata Marin Cilic, luego campeón. Se sabe que los partidos al mejor de cinco sets y las condiciones climáticas de la ciudad en esta estación (mucho calor y humedad), afectan al padre de un par de mellizos. Incluso, su último título de Grand Slam fue en Wimbledon 2012. De todos modos, con el nivel exhibido en Cincinnati, sería desafortunado no señalarlo como uno de los dos o tres favoritos directos al título. Claro que después muchas situaciones periféricas entran en juego. Pero lo concreto es que Federer, lejos de conformarse con su gloria, sigue ganándole al tiempo y atravesando a las distintas generaciones, impulsado por su gran combustible: pasión por lo que hace
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