Ni la misma Roberta Vinci pensó que le ganaría a Serena: había reservado un vuelo en el mismo horario de la final

NUEVA YORK.– "Ayer [por anteayer] llamé a mi agente de viajes para reservar el vuelo y tenía uno para mañana [hoy] a las diez de la noche. Pero ahora tengo que cambiarlo porque estaré jugando la final". Roberta Vinci, número 43 del mundo en singles, jamás sospechó que le podría dar semejante cachetazo a la historia del tenis. Jamás. Con 32 años y seis meses, tenía el orgullo de ser la más veterana en alcanzar por primera vez las semifinales de un Grand Slam en la Era Abierta. Del otro lado de la red estaba Serena Williams, la leyenda que buscaba ganar el US Open para coronar los cuatro grandes en la misma temporada. Sin embargo, Vinci movió los cimientos del Arthur Ashe imponiéndose 2-6, 6-4 y 6-4, en dos horas. Y hoy, un día después del recuerdo en la ciudad por los 14 años del atentado al World Trade Center, Flushing Meadows lo definirán por primera vez dos italianas, ya que Flavia Pennetta, eclipsada mediáticamente al final de la tarde por la victoria de Vinci, hizo ruido derrotando por 6-1 y 6-3 a la rumana Simona Halep, 2ª favorita.

"Estando casi al final de mi carrera, no me esperaba esto. Nunca pensé que iba a ganar", confesó Vinci, nacida en Taranto, al sur de Italia, en la zona costera de Apulia, a orillas del Mediterráneo. Fue número 11 en singles de la WTA en 2013, pero lo más trascendente de su carrera se produjo en dobles. Alcanzó el número 1 en 2012 y permaneció durante 110 semanas en la cima, quedando séptima en la lista de toda la historia con mayor cantidad de tiempo en el puesto. Con nueve títulos modestos en singles, suma 25 en dobles, incluidos Australia y Wimbledon 2014, Australia 2013, Roland Garros y US Open 2012, siempre con Sara Errani, su gran compañera. Tampoco es una improvisada en la Fed Cup, competencia en la que jugó 23 series, ganando tres copas.

"Creo que he tenido una buena carrera como profesional y, ahora, el alcanzar esta final la hace todavía mucho más gratificante", reconoció Vinci. Esta temporada había quedado eliminada muy pronto en los Grand Slam: en la 2ª rueda de Australia y en las presentaciones en Roland Garros y Wimbledon. Incluso, su torneo anterior al US Open fue New Haven, donde disputó la clasificación y perdió en los 8os. de final. Sólo una mujer en la Era Abierta tenía más participaciones que ella en un major (44) antes de alcanzar su primera semifinal: Elena Likhovtseva (Rusia), con 46.

"Me decía: no pienses en nada, solo mete la bola y corre", fue la estrategia que tuvo Vinci en el tercer set, cuando vio que Serena tambaleaba. La europea sacó para partido, se adelantó 40-0 y coronó su obra de arte con un toquecito de sobrepique en el cuadrado de saque. Allí se quebró. Se dio vuelta para mirar a su equipo y familiares. Se tapó la cara. Las lágrimas les recorrieron las mejillas. Y recibió el reconocimiento de Serena y del público, ese mismo público (unos 22.000 espectadores) que añoraba ver triunfar a la morena. La menor de las Williams nunca había sufrido ante Vinci: estaba 4-0 en el historial.

Vinci será top 20 desde la semana próxima y será 11° si gana el título. Antes del comienzo del US Open no estaba ni entre las 45 mejores con posibilidades de jugar el Masters en Singapur. "La felicidad en el tenis es algo efímero. Y hoy es el día más feliz de mi vida", dijo, quien se convirtió en la primera tenista con revés de una mano en la final del US Open desde la belga Justine Henin, en 2007. En el brazo izquierdo, Vinci tiene un tatuaje. "Quanto manca alla vetta? Tu sali e non pensare (A qué distancia está la cumbre? Tú sube y no pienses)". Roberta no pensó y llegó.

/av

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