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Raúl Pérez Roldán: la impactante carta de un ex alumno suyo que terminó odiando el tenis
La cruda confesión del ex tenista Guillermo Pérez Roldán, quien acusó a su padre y ex entrenador, Raúl, de maltratarlo físicamente y estafarlo económicamente, movió los cimientos y provocó un sinfín de reacciones en el mundo del deporte y también en otros ámbitos. El desahogo, en LA NACION, del ganador de nueve títulos individuales de la ATP generó, además, que diversas personas que padecieron actitudes de su padre y creador de la escuela tandilense de tenis en el club Independiente, se animaran a hablar.
Este es el caso del mendocino Luis Moreschi, que jugó en el circuito de Futures y fue 1413° de la ATP en 2004. Actualmente de 34 años y ex integrante de un seleccionado nacional Sub 16 junto con otro mendocino como Martín Alund (84° en 2013), Moreschi escribió una carta impactante en su muro de Facebook, que tuvo más de 80 comentarios, entre ellos de entrenadores del mundo del tenis como Gustavo Luza, Marcelo Gómez, Mario Bravo y Marcelo Ingaramo.
A continuación, el relato publicado en su cuenta de Facebook:
"Hoy vi dos notas que les hicieron a dos grandes tenistas de Tandil y del país en las cuales pude verme reflejado con respecto a lo vivido por esas personas, sobre el ex entrenador Raúl Pérez Roldán y pensé que sería bueno reafirmarlo ya que ha pasado mucho tiempo y quizás es bueno sacar esas experiencias vividas que me marcaron, a tal punto que hoy con 34 años las sueño y es como seguir viviendo esos momentos.
Creo que Guillermo [Pérez Roldán] y Mariano [Zabaleta] no exageran en nada de lo que dicen, es muy cierto que Raúl como entrenador fue un fuera de serie y doy fe, porque me entrenó 3 años prácticamente junto a Machi González. También era uno de mis sponsors junto a dos personas más (diez sobre diez), no terminaba el entrenamiento del día si no salía bien.
Me acuerdo que veía muchos videos de Guillermo Pérez Roldán al cual tenía como ídolo pero eso de ídolo no venía de ahí, venía porque estuvo dos años antes en Mendoza trabajando y ayudó a David Pia (mi entrenador en ese momento) en mi etapa formativa, la cual me dio muchas satisfacciones con el tiempo. Luego Guillermo se fue de Mendoza y es allí donde Raúl se interesó en mí. Muchas veces me preguntan: ‘¿Qué pasó que no llegaste?’. Y si hay algo que resalto es que Raúl hizo en parte que odiara competir porque en los entrenamientos no había problemas; el problema venía cuando competías en torneos. Era tanta la presión de él, tener que ganar, que muchas veces perdí jugando muy bien y te defenestraba diciendo cosas horribles, que no me movía y demás cosas. Después de tres años de esos tratos al tenis lo odiás, pasás a poner por delante el resultado antes que la consecuencia cuando primero es la consecuencia y depende de eso viene el resultado.
A los 17 años en el quinto de los trece torneos ATP que jugué en mi vida, saqué mi primer y único punto. Al día siguiente perdí contra un francés en dos set muy duros [en 2004, en el Future de Chieti, Italia; venció al local Mauro Commisso y perdió con el galo Cyril Baudin] y jamás me voy a olvidar que me basureó porque dijo que había tirado el partido, cuando yo me acuerdo que corría todas. Me dijo: ‘Anda a cobrar y tráeme la plata’.
[Con Raúl] Tenía un contrato firmado por siete años en el cual tenía que pagar 100 mil dólares por año que quedara para desvincularme. O sea, cuatro años más (imposible) o que alguien comprara el contrato, como le pasó a mi amigo Machi González con un francés o en éste caso a Mariano Zabaleta, que por haber sido el mejor junior tenía contrato con sponsors muy buenos, como lo cuenta él y esos pusieron el dinero para romper el contrato. En mi caso yo no corrí con esa suerte y después de dos días que fueron un infierno en Italia decidí hablar y decirle que no quería verlo más, que no quería seguir con él. Me acuerdo que me dijo: ‘Bueno, ya sabes cómo es esto: tenés que pagarme o no jugas más’.
Agarró una hoja y me dijo: ‘Escribí que te voy a dictar: no deseo jugar más al tenis porque no me gusta. Extraño a mi familia. Nada me motiva a seguir entrenando’. ¡Así! Muchas cosas más. Para agarrarse y mostrar eso a los abogados, sponsor y tener una prueba, como diciendo este pibe no sé qué le pasó, pero me dijo bla bla bla (el que me conoce sabe bien los esfuerzos y lo que me gustaba jugar y competir, pero con él era todo tan feo).
Me acuerdo que jamás tuve tanto estado físico como cuando entrené con Marcos Pizzorno en Tandil. Era de no creer, pero me acalambraba cuando estaba Raúl en la cancha. Por supuesto era (miedo).
Resulta que luego en Mendoza, los años siguientes que jugué torneos locales con muchos menos entrenados, jamás me acalambré así que imaginate hasta dónde puede llegar la influencia de una persona.
Escribí todo eso para irme, no quería verlo más a él, por eso veo la nota de Mariano y de Guillermo y nada de lo que dicen me extraña, porque pasaba eso.
Esto que cuento es muy breve. Tengo para rato pero al menos es una pequeña enseñanza de vida para aquellos que quieran ser jugadores o entrenadores de chicos con posibilidades de crecer en este tan bello deporte (creo que es más valioso formar hombres de bien y que se acuerden de sus formadores con una gran sonrisa).
Hoy en día tengo una familia con 6 hijos que amo y una mujer divina y especial, a mis padres sanos que siempre me apoyaron. A mis hermanos unidos, trabajo con el tenis y hago muchas cosas más que me gustan pero sobre todas las cosas soy un hombre feliz y no me arrepiento de esa decisión que tomé en Italia hace 14 años.
Aprendí, sigo aprendiendo y puedo transmitirlo.
¡Gracias a la vida!"
******
A las pocas horas, Moreschi, que estuvo bajo el ala de Raúl Pérez Roldán en Tandil, profundizó su traumática experiencia en una entrevista radial. "Cuando vi la nota [en LA NACION] me tocó un poco. Yo viví en la casa de Pérez Roldán 20 días. Y tres años en Tandil, en una pensión. De los 16 a casi 20 años. Suponía que no se hablaban con Guillermo por algo. Ni una llamada por teléfono ni nada. Había un problema, se comentaba. Cuando ahora vi la nota quedó clarito lo que dice. Me doy cuenta de muchas cosas que me imaginé. Raúl era un tipo muy frío. Como su alumno y como su discípulo me decía: ‘No quiero ser tu amigo, soy tu entrenador y nada más’. Sólo hablaba de tenis. Si ganabas estaba todo bien pero si perdías se venían todas pálidas. Al principio me quiso endulzar porque yo tenía buena proyección. Me fue bien a nivel nacional a los 16 años y había pegado un buen salto. Me fui con él por el panorama del país. Había pasado 2001 y no había un sponsor para mí. Firmé con él y aparecieron dos sponsors. Me trataba normal al principio, pero todo empeoró cuando empecé a competir. Entrené en febrero, firmé y nos fuimos a Francia, era todo nuevo para mí. Solo había viajado por Sudamérica y estaba ilusionado, él tenía buena gente jugando, pero me habían dicho: ‘Tené cuidado’. Y no sabía si era por envidia o qué, con el tiempo, otros entrenadores se me acercaron y sabían cómo era pero tenía que vivirlo", expresó en Radio Aurora 91.3, de Mendoza.
Moreschi, hoy en otra etapa de su vida, reveló que "el panorama empezó a cambiar" cuando empezó a competir. Allí, "comenzaron los malos tratos". Y graficó: "A Machi [Máximo González] le decía que iba a vivir del tenis y a mí que iba a ser multimillonario. Pero si perdía un partido en un tercer set con un jugador con el que podía perder, me decía de todo. ‘No te gusta el tenis, no respondés al sacrificio que hacemos con los sponsors’".
Y amplió, con crudeza: "No pude competir a nivel ATP que era lo que yo apuntaba. Incluso con él jugué tres torneos ATP con 16 años y perdí en las entradas ahí nomás del cuadro principal y no me dio la oportunidad de seguir, de pasar las clasificaciones. Me decía: ‘Estamos perdiendo plata’. Y nos fuimos a jugar torneos por dinero en Francia. Así estuvimos dos años y medio. Él cobraba un porcentaje pero no me metía en el profesionalismo y no me daba la opción. Prefirió no gastar tanto y que siguiera fogueándome pero yo quería jugar ATP. Lo mismo le pasó a Machi González. Aguanté tres años. Se lo planteé cuando saqué un punto ATP y me dijo: ‘¡Por fin sacaste un punto!’. En ese mismo torneo discutimos y decidí irme".
LA NACION se contactó con Moreschi, pero el ex jugador que actualmente reside en Rivadavia, Mendoza, no quiso profundizar. Entendió que ya había contado demasiado.
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