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Rafael Nadal: la ausencia más sentida en Roland Garros y el principio del fin de una carrera de leyenda
El exnúmero 1 del mundo faltará a París por primera vez y anticipó lo que quiere para el cierre de su trayectoria en el circuito
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No por anunciado deja de ser llamativo: Rafael Nadal no jugará Roland Garros este año. Es el doloroso alejamiento de un matrimonio cercano a la perfección. Cuesta imaginar al Abierto francés sin el hombre de la estatua, que alzó 14 veces la Copa de los Mosqueteros; es difícil ver a Nadal lejos del polvo de ladrillo que lo tuvo como dueño casi hegemónico desde 2005. Pero es la realidad. Y el zurdo de Manacor es el primero en aceptar –a regañadientes, eso sí– que su cuerpo se niega a dar batalla por este año en la tierra batida de París. Asoma un retazo de melancolía en el horizonte, el principio del final.
El 3 de junio próximo, Nadal cumplirá 37 años. Lo celebrará en Manacor, su lugar en el mundo. Le tocará ver su torneo favorito a la distancia. Desde 2005, la torta de cumpleaños lo encontraba casi siempre en el Bois de Boulogne, en una suerte de sociedad legendaria. Su ausencia deja a Roland Garros huérfano del gran favorito que fue Rafa durante muchos años. Y, al mismo tiempo, es un primer paso: habrá que empezar a acostumbrarse a que Nadal ya no sea parte del inventario anual del abierto francés. Más temprano que tarde, el adiós toca a la puerta.
Ayer, el exnúmero 1 del mundo hizo público ese secreto a voces: su baja de Roland Garros. En una rueda de prensa, Nadal desnudó su realidad. Que la lesión que arrastra desde el Abierto de Australia de este año no ha evolucionado como él esperaba, y habló de siguientes objetivos “aunque pierda otros por el camino”, y aquí incluyó su ausencia en un torneo que significa demasiado para él. “Es una decisión que no he tomado yo, la ha tomado mi cuerpo”, reveló. Y fue más allá: “No tengo intención de seguir jugando por los próximos meses, voy a parar, no voy a entrenarme. Mi día a día es de un nivel muy bajo. De cara al exterior quedan las victorias, los momentos buenos. Pero después de la pandemia se me ha hecho difícil, me ha costado tener una continuidad en todos los sentidos por culpa del físico, que ha ido encadenando lesiones, y cuando uno no puede hacer una parte de su vida con felicidad, eso se traslada a lo personal. Han sido años más bien complicados, más allá de algunas victorias importantes, y entonces necesito hacer un punto y aparte en mi carrera deportiva”.
¿Retiro? No aún. Nadal no quiere colgar la raqueta hoy. O, al menos, no quiere que sean las lesiones las que le pongan fin a una carrera de leyenda. Pero intuye que el final está ahí nomás. “Voy a tratar de regenerar mi cuerpo en los próximos meses. No voy a poner una fecha de regreso. Cuando me sienta preparado físicamente, volveré a empezar. Podría ser a fin de año, quizá pueda jugar la Copa Davis si me siento bien, y encarar el año que viene con garantías de poder hacer lo que intuyo que será el último año de mi carrera deportiva”.
"Muchísimo ánimo Rafa! ¡Muy doloroso y triste para todos que no puedas estar en Roland Garros ni jugar más este año, pero deseando que 2024 sea una gran temporada para ti y puedas despedirte como el gran campeón que eres! (Carlos Alcaraz)"
En concreto: 2023 es un año perdido para el manacorí; 2024 será el de su último baile, siempre y cuando su cuerpo le permita jugar en sus términos. Esto significa ser competitivo al máximo, con la intensidad y el rigor que Nadal le ha impuesto a cada punto que disputó en sus dos décadas en la elite del tenis. “Mi intención es jugar los torneos que me apetezcan, con las garantías de poder disfrutarlos. Quiero despedirme de los torneos que me han marcado deportivamente en todos estos años”.
Sin competir desde que se lesionó el psoas ilíaco de la pierna izquierda en enero, Nadal disputó su último partido en la segunda rueda del Abierto de Australia, con derrota frente al estadounidense Mackenzie McDonald. Planeó entonces una recuperación de seis a ocho semanas. Ese plazo no se cumplió, y faltó al comienzo de la temporada de canchas lentas, su tramo preferido de la temporada. No estuvo en torneos en los que dejó una enorme huella, como Montecarlo, Roma, Barcelona. Y será la primera vez que no acudirá a París.
A esta altura, ya no importa el ranking. Hace pocas semanas salió del Top 10, sitial de privilegio que ocupó durante 18 años de manera constante, a despecho de todos los problemas físicos. “Estoy triste, pero hay que aceptar las cosas. Las cosas son como son. Me he perdido una temporada importante en lo tenístico, pero no estaba preparado para luchar por todo lo que luché todos estos años, y no queda otra que aceptar. Te podés enfadar, que es lo que hago, pero a partir de ahí tienes que mirar hacia adelante”, reconoció el dueño de 22 títulos de Grand Slam. Luchador por naturaleza, dará hasta el último esfuerzo para que el adiós lo encuentre dentro de una cancha, pleno de sudor, fiel a su condición de guerrero.
“Creo que no merezco terminar así, creo que me esforcé deportivamente para que mi final deportivo no sea en esta conferencia de prensa. Me voy a esforzar para que no sea así. Esa siempre ha sido mi filosofía”, agregó. Más allá de que le tocaba dar una noticia triste, se mostró de buen semblante. Empleó la misma chomba blanca que vistió en otros anuncios en sus redes sociales, cuando detallaba una y otra vez los motivos por los cuales no podía concurrir a los torneos. Realista en todo momento, aceptó lo que le estaba ocurriendo: “Me escuché a mí mismo y fui entendiendo lo que sucede con un proceso de aceptación, de honestidad con uno mismo, es que se van tomando decisiones que no son dramáticas. Desgraciadamente, todo tiene un final”.
“Tengo muchas cosas buenas en mi día a día que me ayudan a disfrutar de la vida. Tengo que agradecer las cosas buenas que me han pasado. Estamos en una época más difícil, y no se puede estar siempre exigiendo más y más al cuerpo, que en algún momento saca la bandera y te dice: hasta aquí llegamos. Soy bastante tolerante a la frustración, también soy muy racional y consciente de la dificultad, pero tampoco soy una persona negativa. Lo que pasará el año que viene, no lo sé, pero trataré de darme la oportunidad de volver a competir”, reconoció el tenista, que desde el 8 de octubre pasado es padre de Rafael.
Como en varios tramos de la conferencia, Nadal resaltó que su objetivo es que su 2024 sea competitivo. Con un suspiro, reconoció: “No quiero que sea un año de comparsa, voy a hacer lo posible para competir al más alto nivel, y tratar de ganar torneos”. ¿Cuál sería el último torneo? “Es difícil pensarlo ahora. Las posibilidades están abiertas, hay que ver el calendario”. Roland Garros es una posibilidad; no habría que descartar los Juegos Olímpicos de París. El ranking es lo de menos: cualquier torneo invitará a Nadal con todos los honores del caso.
Por ahora, Nadal ha detenido una maquinaria que encendió y a la que le hundió el acelerador por casi dos décadas. Quedan en el inconsciente colectivo aquellas hazañas de un gladiador capaz de ganar Roland Garros con infiltraciones en el pie izquierdo, más los dolores que arrastra en esa zona del cuerpo por el síndrome de Müller-Weiss, una enfermedad degenerativa, que consiste en una deformidad del escafoides tarsiano. “Hay que escucharse a uno mismo, y entender lo que va sucediendo. Es un proceso de aceptación, y así se toman las decisiones. Todo tiene un principio y todo tiene un final, y yo soy uno más de grandes deportistas, artistas, otros destacados en cualquier ámbito de la vida. Se acabará una etapa el año que viene. Hemos sido muy felices, disfrutado muchos momentos, y luego empezará otra etapa, diferente”, cerró Nadal. Así, el telón de una carrera inmensa, de un deportista histórico, empieza a caer lentamente.
Números para el asombro
Nadal ostenta 22 títulos de Grand Slam -récord compartido con Novak Djokovic-, de los cuales 14 los obtuvo en la tierra batida parisina (2005-2008, 2010-2014, 2017-2020 y 2022). Sumó dos en Wimbledon (2008 y 2020), dos en Australia (2009 y 2022) y cuatro US Open (2010, 2013, 2017 y 2019). En Roland Garros totalizó 18 participaciones, con un récord global de 112 triunfos y apenas 3 derrotas, con una efectividad del 97,4 por ciento. Sólo fue derrotado por Robin Soderling en 2009, y por Novak Djokovic en 2015 y en 2021, mientras que por lesión no se presentó a su partido ante Marcel Granollers en la tercera rueda de 2016. En su carrera, acumula 92 títulos y disputó otras 38 finales.
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