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¿Qué es de la vida de Guga Kuerten?
El mejor tenista brasileño de todos los tiempos no sólo deleitó con su gran juego, sino también con su excelente calidad humana fuera del court; un repaso por la vida del crack que supo enamorar al público argentino.
Alegre. Humilde. Exitoso. Solidario. Esos son algunos de los tantos adjetivos que califican a uno de los grandes deportistas sudamericanos de las últimas décadas: Gustavo Kuerten. Luego de una infancia marcada por el dolor, tras el fallecimiento de su padre Aldo, Guga supo reponerse del golpe más grande que jamás haya recibido, y con la humildad y sencillez que siempre lo caracterizó, llegó a lo más alto del tenis mundial. A pesar de haber tenido el mundo a su merced, el mejor tenista brasileño de la historia siempre tuvo los pies sobre la tierra y jamás traicionó a su esencia. Luego de un retiro forzado por las lesiones en su espalda, en lugar de disfrutar de las mieles que ofrece un deporte tan elitista como el tenis, prefirió dedicarse a la formación de nuevos talentos en su país.
Oriundo de la cálida Santa Catarina, un estado ubicado en el centro de la región Sur, cuya capital es Florianópolis, Kuerten creció con una raqueta en mano. Desde muy pequeño, Guga respiraba deporte a diario en su casa. Su papa Aldo fue un inagotable deportista, que incursionó por el básquetbol, fútbol y hasta que después de casado entró en el mundo del tenis. Así fue como Gustavo comenzó a tener contacto con el deporte blanco; gracias a los fines de semana que compartía junto con su padre y su madre Alicia, quienes lo practicaban asiduamente. Pero la vida le iba a tener deparado un destino muy duro al pequeño. A sus cortos ocho años de edad perdió a su padre, quien a los 41 falleció justamente dentro de una cancha de tenis, mientras arbitraba un partido de juveniles. Sin dudas que este hecho marcó un antes y un después en la vida de la familia Kuerten. Pero Guga, en vez de dejarse vencer por el dolor, optó por seguir adelante no sólo en lo anímico sino también en el gran amor que le presentó su padre: el tenis.
Fuera del ámbito familiar, una de las personas más importantes en su vida fue, sin ninguna duda, Larri Pasos. Este hombre de 54 años nacido en Rio Grande do Sul, apareció en la vida de los Kuerten mucho antes del Guga tenista. Es que Larri fue un gran amigo de Aldo, quien en su momento le pidió que entrenara a su hijo, a quien veía con grandes cualidades en el deporte blanco. Así fue como Gustavo comenzó a entrenar en la academia del amigo de su padre e inmediatamente se creo un química entre ambos, que no sólo obtuvo grandes éxitos a nivel profesional -cumpliendo así con el mandato de don Aldo- sino que además luego del retiro de Guga permaneció tan latente como desde el comienzo.
Después de obtener buenos resultados en su etapa de juvenil, en la que consiguió el Orange Bowl y Roland Garros en dobles junto con Nicolás Lapentti, entre otros, dio sus primeros pasos en el profesionalismo con tan sólo 17 años. Apenas cuatro temporadas más tarde, alcanzó el tan ansiado primer torneo como profesional. Y no se trató de cualquier conquista. El 26 de mayo de 1997, seguramente perdurará por siempre en la memoria de este enorme jugador. Casi desde el anonimato para muchos, y con un ránking que lo ubicaba lejos del pelotón de arriba –estaba en la 54ª. posición-, ese chico de 21 años que asomaba como una de las grandes promesas del tenis sudamericano, dio el gran golpe en la ciudad luz. Después de dos semanas de ensueño, Guga terminó levantando el trofeo de Roland Garros, segundo de los cuatro Grand Slams, tras vencer a un especialista del polvo de ladrillo: el español Sergi Bruguera.
El título obtenido en el Abierto francés catapultó a Gustavo a los primeros planos del tenis mundial. Después de ese 1997 soñado, la carrera del brasileño fue en constante ascenso. Dueño de un revés a una mano exquisito, Kuerten supo ser el dominador absoluto del polvo de ladrillo, pero su gran constancia y perseverancia también le permitió conseguir buenos resultados en torneos de canchas duras.
El mejor tenista brasileño de la historia fue, sin dudas, uno de los grandes referentes del deporte sudamericano de las últimas décadas. Los números por sí solo se encargan de avalar esa conclusión. A lo largo de su carrera, Gustavo conquistó 20 títulos. 3 de ellos en Rolando Garros (1997, 2000 y 2001), un Torneo de Maestros en aquella recordada final en Lisboa 2000 en la que venció nada menos que a Andre Agassi, y otros cinco de la serie Masters. Todo esto se vio coronado el 4 de diciembre de esa misma temporada, fecha en la que Guga alcanzó por primera vez la cima del ranking -una semana después de haberse quedado con el Masters- y que, durante 43 semanas, ocupó ininterrumpidamente.
Pero ninguno de estos logros pudo opacar el mal trago que vivó en el año 2007, cuando su hermano Guillherme, que padecía deficiencia mental y física, perdió la vida. La historia demuestra que los grandes campeones se hacen en base a la humildad. Y así fue como construyó su carrera Gustavo. Movilizado por la enfermedad de su hermano, decidió fundar el Instituto Guga Kuerten, que se dedica a brindar ayuda a personas con esa deficiencia.
Una vez más, la vida lo ponía a prueba a Guga. Y él, una vez más, demostró que ni el peor de los golpes iba a poder desviarlo de su camino. Un camino ya más alejado del tenis profesional y más cercano a la actividad solidaria. Sin lugar a dudas que esta fue una de las principales virtudes que tuvo Gustavo para lograr lo que casi ningún brasileño pudo: conquistar al público argentino. Vale recordar que uno de sus 20 títulos fue en el ATP de Buenos Aires y fue tal la empatía que supo generar con nuestra afición, que ésta muchas veces se inclinó por el propio Guga antes que por alguno de los integrantes de la Legión argentina.
Pero, como era de esperarse, la primera muestra de afecto fue demostrada por el brasileño. En el año 2001 consiguió su primera corona en Buenos Aires venciendo al local José Acasuso. Durante todo el encuentro Gustavo contó con el apoyo, también, de una pequeña porción de hinchas de su país. Estos, una vez consumada la victoria de Kuerten, le entregaron una bandera de Brasil, para que él la exhibiera durante la entrega de premios. Sin embargo, con la misma racionalidad y respeto que se manejó a lo largo de su carrera, Guga tomó la bandera y, en un claro acto de grandeza, la guardo dentro de su bolso. Esa particular anécdota resume lo que era Guga. Tanto dentro como fuera de la cancha.
Las constantes lesiones en su espalda, que lo aquejaron durante el último tramo de su carrera, hicieron que tomara la decisión de dejar la actividad profesional, en el año 2009. Para esas alturas, Guga ya no era el mismo de antes, tenísticamente hablando. Su rendimiento había decaído considerablemente y semana tras semana su ránking también fue cayendo estrepitosamente.
Durante sus primeros meses fuera del circuito, Gustavo se dedicó a recuperar parte del tiempo perdido con sus afectos y a disfrutar de una de sus grandes pasiones, después del tenis: el surf. Sin embargo, poco tiempo después decidió ayudar a su país entrenando a los jóvenes talentos, mientras que no descuidaba ni un segundo su Fundación, que es administrada por su madre. Así fue como creó su propia Academia, que lleva su nombre, y que está dirigida por su amigo y hermano de la vida Larri Pasos.
Tal es el reconocimiento y el cariño que supo cosechar, no sólo en su país, sino también en todo el mundo –incluso aquí en la Argentina, que el Ministerio de Deportes de Brasil eligió la Academia Gustavo Kuerten para crear un centro de alto rendimiento con vistas a los Juegos Olímpicos que se disputarán en ese país, en 2016.
"Se va a invertir más en las personas. El primer paso sera fundamental para comenzar a identificar y capacitar mejor nuestro tenistas", comentó Guga luego de firmar el acuerdo con el Gobierno presidido por Dilma Roussef.
La vida de Gustavo Kuerten le ha propuesto retos de todo tipo. Y Guga, de una u otra manera, siempre ha estado a la altura de las circunstancias. Ya sea dentro como fuera de la cancha. A pesar de la gran cantidad de triunfos, trofeos y dinero que supo cosechar a lo largo de su carrera, el verdadero éxito del carismático brasileño fue haber mantenido, en todo momento, la misma sencillez, humildad y entereza para afrontar cada uno de esos desafíos. Y eso, antes que cualquier título, es lo que lo coronó como un gran campeón.
Twitter: @lgoyret
Mail: lgoyret@lanacion.com.ar
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