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Guido Pella no pudo con Roberto Bautista Agut: el bahiense cayó en cuatro sets y se despidió de su mejor Wimbledon
LONDRES.- Se terminó una experiencia que Guido Pella jamás olvidará. Se consumieron casi dos semanas de ensueño para el zurdo de 29 años. El bahiense arribó en Wimbledon con apenas un puñado de triunfos sobre césped en su carrera y con derrotas en dos primeras rondas en los certámenes que utilizó para preparar el tercer Grand Slam de la temporada (en Halle y Eastbourne). Sin embargo, el año tenístico más valioso de su vida, en el que ganó su primer trofeo (San Pablo) y alcanzó su mejor posición histórica (21°, en mayo), le tenía reservado otro momento de emotiva satisfacción. El argentino, 26° cabeza de serie en el All England, logró algo inédito para él: clasificarse para la segunda semana de un major, obra que logró al derrotar a Kevin Anderson, finalista de 2018. El impulso no terminó allí, porque la victoria ante Milos Raonic lo ubicó entre los mejores ocho del torneo. Pero la inolvidable tarea finalizó en los cuartos de final, frente a Roberto Bautista Agut (23° preclasificado). El español, que llegó al desafío sin haber perdido sets en todo el torneo, avanzó a las semifinales al derrotar a Pella por 7-5, 6-4, 3-6 y 6-3, en 3h06m. El defensor del título, el serbio Novak Djokovic (1), que batió al belga David Goffin por 6-4, 6-0 y 6-2, será el rival de Bautista Agut en las semifinales del viernes.
El primer parcial fue una batalla entre gladiadores. En vez de estar midiéndose sobre el césped del espectacular Court 1, pareció que lo hacían sobre el polvo de ladrillo del Foro Itálico o la terre battue de Roland Garros. Pella, el cuarto argentino del ATP Tour en alcanzar los cuartos de final de Wimbledon (después de Guillermo Vilas, David Nalbandian y Juan Martín del Potro), advirtió, desde el primer instante, que a diferencia de los partidos frente a los gigantes Anderson y Raonic, el "palo y palo" desde el fondo de la cancha no le serviría demasiado ante Bautista Agut que, bien plantado, dominó de inmediato el primer game y le rompió el servicio al argentino.
Fue un duelo parejo y con intensidad. Pella tuvo la primera chance de break point en el cuarto game, pero Bautista Agut lo salvó con un preciso saque a la T. En el quinto game, el zurdo nacido en la misma ciudad que Manu Ginóbili sacó 0-40, pero tuvo una excelente reacción y, con buenas decisiones, conservó su servicio. Frente a los tiros con una buena carga de pimienta que llegaban desde el otro lado de la red, muchas veces Pella se vio obligado a arriesgar, a ir más allá de lo aconsejado y buscar las líneas, porque los tiros que picaban 30 centímetros adentro de la cancha hallaban siempre bien ubicado al español.
Pella siguió combatiendo, le empezó a generar dudas al español y en la sexta pelota de quiebre del octavo game, Pella consiguió romperle el servicio a Bautista Agut por primera vez en el match (4-4). Pese a sufrir, durante varios momentos, la categoría y la profundidad de las ejecuciones del europeo, lo destacable del argentino fue que no se apesadumbró –como podría haberle pasado en otro momento– y siguió compitiendo con muy buena actitud, sin resignarse, tratando de calibrar la mira, crispando el puño.
Pero, casi siempre, el español que esta temporada venció dos veces a Djokovic (en las semifinales de Doha y en los 8vos de final de Miami), siguió acechando y presionando sobre el servicio de su rival. Cuatro pelotas de quiebre salvó Pella y terminó sobreviviendo (5-4). El juego, poco a poco, fue mutando y pasó de tener puntos largos a peloteos mucho más breves.
En un parcial tan cerrado, un par de malas decisiones perjudicarían claramente al que las cometiera. Y fue Pella el que falló. Bautista Agut insistió, porfiado, y consiguió un nuevo quiebre en el undécimo juego (6-5). Y a los 59 minutos de juego no dudó: con su saque logró adjudicarse el primer set (7-5).
Si Pella confiaba en revertir rápido la historia, Bautista Agut le dio una piña en el arranque del segundo set. El castellonense siguió conectado, inspirado e intenso; no así Pella, que perdió el servicio en el primer juego. El argentino tuvo una chance de quiebre en su favor en el cuarto game (con Bautista Agut sacando 2-1), pero el español encontró, en el drive invertido, un arma de destrucción masiva y así complicó al bahiense, cuyo mejor golpe es, claramente, el revés.
Bautista Agut, punto a punto, se fue cimentando más sobre la línea de base, buscando hacer retroceder al argentino. Al mismo tiempo, los tiros del jugador entrenado por José "Chucho" Acasuso fueron perdiendo profundidad a medida que Bautista Agut se sentía cada game más dominante. El español, que tan solo había empleado seis horas y 48 minutos en alcanzar los cuartos de final (Pella necesitó el doble, 12 horas y 47 minutos), se adelantó 2-0 en sets (6-4).
Pella comenzó, nuevamente, abriendo el set. Sostuvo su servicio, empezó a tomar muchos más riesgos (con el peligro que ello significa si no se cuenta con precisión quirúrgica) y en el segundo juego le quebró el servicio a Bautista Agut –ya por segunda vez en el match–, ganándose el reconocimiento de las más de diez mil personas que poblaron el segundo estadio en importancia de Wimbledon. El público británico, exigente, conocedor de tenis y amante de las historias inesperadas (adoraron a la estadounidense Coco Gauff, la chica de 15 años que llegó a los 8vos de final), distinguió al argentino por su desempeño en cada partido. Tras 14 sets ganados en forma consecutiva, Bautista Agut perdió su primer parcial: Pella se lo llevó por 6-3.
Bautista Agut, que tenía un antecedente en cuartos de final de un grande (este año, en Australia) y fue 13 del mundo en 2016, reseteó el disco rígido y volvió a hallar el camino. Físicamente es uno de los jugadores más dotados del circuito y se advirtió. El español le quebró el saque al argentino en el cuarto game (3-1) y Guido, que acarreaba un desgaste muy importante, se fue quedando sin combustible. Esa falta de oxígeno influyó en la calidad de sus tiros y terminó con 50 errores no forzados. Pella no pudo convertirse en el décimo argentino en llegar a las semifinales de un Grand Slam, pero de Londres se lleva mucho más que la posibilidad de avanzar algunos puestos en el ranking y un jugoso premio de 294.000 libras. Para el argentino, Wimbledon 2019 debe marcar un antes y un después, ya que terminó de confirmar que tiene las condiciones para pelear de igual a igual contra los mejores.
Después del saludo con Bautista Agut y de recoger el raquetero y el resto de sus pertenencias, Pella se dirigió a una de las esquinas del Court 1, para perderse hasta el vestuario. En el trayecto, el público británico lo despidió como a un grande, le endulzó los oídos de tal manera que, seguramente, Pella jamás olvidará. Se lo ganó en muy buena ley.
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