La calle de tierra serpentea la vía de tren. Un puñado de chicos corre detrás de una pelota que va dando saltos. Un perro, recostado sobre el pasto, apenas levanta la vista al escuchar el bullicio infantil. Nicolás Eli cumplirá 14 años el próximo 3 de marzo. Camina por su barrio de Cañuelas sosteniendo un raquetero rojo. Sus medias cortas, teñidas de naranja, delatan de dónde viene. Amante del fútbol e hincha de San Lorenzo, bien podría salir corriendo tras esa esfera número 5, pero ya no. Está en otra. Aún va al colegio, a tercer año, y tiene algunas materias pendientes, pero su foco está en otro lado. Su atracción es el tenis.
El Demonio –así lo apodan algunos que lo vieron castigar la pelotita amarilla con sus 173 centímetros– es una de las mayores promesas de la Argentina. Es el número 1 del país en la categoría Sub 14 (también lo fue en la Sub 12). Su ilusión es la de cualquier chico apasionado que empuña una raqueta y aspira a jugar los grandes torneos del circuito. Pero su escenario no es sencillo; día tras día, sus padres, Roberto y Gisela, luchan contra las limitaciones económicas. Se rompen el alma para que su único hijo se desarrolle en un ambiente deportivo costoso y atiborrado de presiones, con el que de a poco se familiarizan.
"Teníamos una vida relativamente normal en lo económico hasta que Nico empezó con el tenis, que es un deporte caro. Decidimos apoyarlo y empezamos con los sacrificios. Cancelamos vacaciones, pensamos dos veces antes de comprar algo extra, no cambiamos el auto, los proyectos de invertir en la casa ya no están...", cuenta mamá Gisela y da un sorbo al mate amargo. Trabaja haciendo limpieza en una agencia de coches, en una casa de familia y en una cancha de paddle. "No tratamos de aparentar cosas que no somos. En el tenis hay chicos de mucho dinero, es verdad. Nosotros somos sencillos, de clase trabajadora. Por eso valoramos mucho cada cosa que logra Nico", añade, y observa de reojo a su hijo, que ya se quitó las zapatillas, dejó el bolso y se desplomó en un sillón.
El living de la casa de los Eli es pequeño, de techo bajo. Sobre un costado, reluciente, hay una treintena de trofeos ganados por Nico. También hay fotos pegadas en las paredes; en algunas aparece papá Roberto en la época en que atajó en la primera división de Cañuelas Fútbol Club, a fines de los noventas. Hoy trabaja en mantenimiento en un club de campo de la zona y en sus momentos libres emplea su gusto por la cocina haciendo empanadas y pizzas para vender. "Es un extra. Mis viejos trabajan un montón para apoyarme. No podemos darnos lujos, pero nunca me faltó nada", apunta Nicolás, agradecido.
"Tenemos muchos gastos y se pone complicado. Pero el simple hecho de que mi hijo pueda hacer lo que le gusta justifica nuestro sacrificio", afirma el papá. "¿Cómo vivo su crecimiento? Sin ansiedad. Disfruto lo que hace sin pensar en lo que puede pasar en el futuro. Uno, que ya hizo deporte, lo ve de otra manera, pero noto que hay padres que se desesperan y quieren solamente que sus hijos ganen. Yo le digo que vaya a jugar, que se comporte en la cancha, que si el rival es superior él aprenda y que si es inferior él juegue serio y sin subestimar. Que aprenda a ser persona, y después, tenista".
Las carencias económicas de la familia provocan, por ejemplo, que Nicolás no cuente con obra social. No pueden afrontar ese gasto. "Por suerte es un chico muy sano", añade Andrés Chalcoff, su entrenador desde los 7 años y pieza valiosa en la construcción del proyecto. En Cañuelas muchos conocen "el caso Eli" y lo ayudan, de una manera u otra. Ernesto Chalcoff, traumatólogo en la ciudad, atiende ad honorem al jugador al que entrena su hijo. Algo similar ocurre con la pediatra y la nutricionista de Nico. Y el chico afronta gastos muy reducidos en el club Polideportivo Cañuelas FC, donde practica. "No queremos que sus ganas se frenen por la situación económica. Torneo tras torneo vamos resolviendo. Armamos un calendario largo, pero no podemos decir «listo, viajamos a todos»", agrega Andrés Chalcoff.
No lo conozco personalmente, pero lo sigo en Instagram y sé que es bueno. Es un orgullo de Cañuelas. Con lo que me gusta el tenis seguramente lo conoceré pronto. Yo peloteaba con su entrenador
El presupuesto que Eli necesitó para encarar 2018 fue de aproximadamente un millón de pesos, en concepto de viajes, hotelería, encordados y otros servicios. Una cifra a la que, si no fuera por la ayuda externa, no podría acceder. El municipio cañuelense y su sindicato de trabajadores colaboran para que viaje a los torneos. La Asociación Argentina de Tenis lo asistió con algunos pasajes aéreos. Y hasta los propios vecinos en algún momento contribuyeron: en 2017, por ejemplo, en los comercios de la zona colocaron urnas con la foto del joven tenista para recaudar dinero que lo ayudara a viajar al Orange Bowl, de Miami. Eli pudo viajar y resultó cuarto en la Sub 12. Papá Roberto nunca pudo viajar al exterior para verlo. Mamá Gisela sí lo logró: apenas una vez, en el Sudamericano de Paraguay de 2017, cuando la Argentina obtuvo el título Sub 12. "Fue un regalo de mis patrones de la cancha de paddle. Me sorprendieron", se emociona.
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Andrés Chalcoff trabajaba como profesor de tenis con jugadores de 16 y 17 años en unas canchas del centro de Cañuelas cuando le comentaron que en la escuelita un chico de 7 años "se aburría" con los de su edad. "Me dijeron que quería más. Yo estaba con los grandes, y entrenarlo me frenaba en lo mío. Pero se sumó otro chico de su edad y lo armamos. Comenzamos con una hora semanal y enseguida me di cuenta de que Nico tenía muchas ganas de competir. No le gustaban mucho los ejercicios físicos. Todo el tiempo quería jugar puntos y saques. Pasamos a dos horas de práctica, a tres...", recuerda el preparador.
Y prosigue: "Al año empezó a jugar algunos torneítos Sub 10. Me di cuenta de que terminaba de entrenarse a las 4 de la tarde y en vez de hacer lo que hacían todos, ir a tomar la chocolatada o jugar a los videos, se iba al frontón y le daba, le daba, le daba. Pasaba a buscarlo la madre y yo escuchaba cómo le rogaba a él para que se subiera al auto. Nico le decía: «Un ratito más, ma... Un ratito más». Pasó a venir todos los días. Y empezamos con los torneos nacionales; ganó tres de taquito. Siempre quería jugar con los más grandes. Jugó en Sub 10 solamente cinco torneos y empezó a jugar en Sub 12 con 10 años. Y siempre siguió creciendo. Le molesta perder".
Diestro, de revés de dos manos, fibroso y con buena genética (su padre mide poco más de 1,80m). Cuando era (más) chico y sus compañeros de colegio iban a los cumpleaños, él prefería no hacerlo e ir al club. Es más, Chalcoff rememora que los amigos de Eli le preguntaban si él no lo autorizaba ya que el chico casi nunca aparecía entre globos, tortas y piñatas. "En la técnica no me parezco en nada a Nadal , pero admiro su disciplina, su manera de ser. Me gusta como es y trato de enfocarme. A veces me meto mucha presión. Me gusta que me vean jugar. Me gusta cuando hay gente. Siento como que me motivo. Cuando hay poca gente es medio aburrido", sonríe Nicolás. ¿Cuál es su sueño? "Ser tenista profesional, ganar Roland Garros y el US Open ". El polvo de ladrillo es la superficie que más le agrada, pero no se siente un tenista de canchas lentas: es agresivo, con tiros rectos. Y, según su entrenador, tiene facilidad para "resbalar" sobre el cemento; de allí que a algunos les recuerda a Novak Djokovic .
Aquellos que conocen las "inferiores" del tenis nacional señalan a Eli como una de las mayores esperanzas. Pero, ¿cómo mantienen los pies sobre la tierra en el círculo del jugador sin crear falsas expectativas? "Sabemos que tiene 13 años y le falta muchísimo por recorrer. Hay que golpearse mucho todavía", acota Roberto, el papá. "Puede sonar un poco extraño, pero no tratamos de equilibrarlo: nos gusta apuntar alto y queremos que viva con intensidad su crecimiento. El camino es largo y no sabemos qué puede pasar, pero cuando Nico entra a una cancha piensa que el que está enfrente es Nadal, el Nadal de su categoría. Así lo vive", dice Chalcoff, su preparador. Y explica: "Hace todos los días una hora de físico, pero su PF entiende bien el tema de la hipertrofia y lo ejercita con peso para generar fuerza y no volumen, para que sea fibroso y no esté trabado".
En Tarbes, Francia, del 17 al 27 de este mes, Eli participará en Les Petits As, el torneo más importante de categoría Sub 14, en el que actuaron Juan Martín del Potro, Guillermo Coria y Roger Federer, entre otros (el último argentino en el cuadro individual masculino fue Juan Estevarena, que jugó en 2008). Claro que para viajar a Europa Eli y su coach necesitan pasajes y los consiguieron recién hace unos días, cuando una aerolínea etíope se los facilitó. Es un objetivo más está en marcha para un chico que, pese a las limitaciones, sueña a lo grande.
Orsanic: "Está aprendiendo a valorar lo que tiene"
Pese a tener solamente 13 años, Nicolás Eli ya es objeto de comparaciones, elogios y críticas. No pasa inadvertido en el circuito nacional. Daniel Orsanic , exdirector de Desarrollo de la Asociación Argentina de Tenis , lo siguió de cerca mientras estuvo en funciones hasta mayo de 2018: "Claramente es de los chicos que más se destacan en su categoría. Más allá de que juega muy bien, de que tiene buen tenis, buen físico y buena técnica, me gusta mucho cómo encara los torneos, le gusta entrenar y competir. Disfruta de lo que hace y eso es un requisito esencial para que le vaya bien. Es muy chico, siempre opto por ser cauteloso en la opinión, pero puede jugar muy bien".
El capitán del equipo argentino de Copa Davis entre 2015 y los primeros meses de 2018, añadió, sobre el tenista de Cañuelas: "Es un chico al que le cuesta a nivel económico, a los padres no les sobran los recursos, está aprendiendo a valorar lo que tiene y eso es buenísimo, es fundamental que entienda y que pueda apreciar toda la ayuda que le llegue. Hace que se esfuerce y aproveche el tiempo en la cancha, que sea lo más disciplinado posible para llegar a su máximo potencial".
Para Marcelo Albamonte, contador, especialista en matemática deportiva y representante de la Confederación Sudamericana de Tenis en la gira sudamericana, Eli está entre los mejores de su edad: "En cuanto a los parámetros que tiene, está entre los dos o tres mejores jugadores de su edad en Sudamérica. Es un jugador muy completo, competitivo, no se achica y como es muy chiquito todavía tiene un camino por recorrer. Pero tiene una manera de jugar y de competir muy, muy buena. Depende de él. Tiene una proyección enorme".
StarWing, una agencia deportiva con sede en Londres que representa a jugadores activos como Stan Wawrinka y Karen Khachanov, y a extenistas como Goran Ivanisevic y Chris Evert se interesó en la figura de Nicolás Eli y en noviembre pasado firmaron un vínculo de representación (lo ayudaron a obtener contrato de indumentaria). "No hay secretos en lo que se busca en chicos de la edad de Nico. Siempre hay detalles que suelen ser atractivos además de los golpes; cómo caminan la cancha, la presencia. Y con Nico nos pasó eso", dijo Tomislav Poljak, agente de StarWing.
Durante el último Challenger de Buenos Aires, disputado en noviembre pasado en el Racket Club, de Palermo, Eli se vinculó con los profesionales. Puntualmente, colaboró como peloteador del argentino Pedro Cachin, que terminó jugando la final. El cordobés de Bell Ville, radicado en Barcelona, describió a su sparring: "Tiene mucho potencial, golpes limpios y se le ven las ganas de jugar y ser tenista. Yo intente que le sirvieran esos entrenamientos para que vea que un chico como él de 13 años puede jugar con cualquier jugador, pero que de ahí a poder competir había mucho por recorrer. Con constancia puede estar arriba algún día".
Ignacio Asenzo, del equipo de Desarrollo de la AAT, relató: "En 2018 yo fui capitán en el Sudamericano en Guayaquil y en el Mundial. Vi a un jugador muy completo, con tiros modernos, agresivos, muy buen físico, rápido y explosivo. Es muy buen competidor. Hay días que está jugando 6-7 puntos y emocionalmente se adapta a eso y saca lo mejor que tiene en ese día. Es una cualidad muy importante que no todos la tienen. Es un junior que vamos a apoyar mucho, va a estar en un programa del Enard que se llama Dakar 2022 pensando en los próximos Juegos Olímpicos de la Juventud. Después se lanzará al profesionalismo.
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