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Marta Kostyuk, la adolescente de 15 años que soñaba casarse con Novak Djokovic y deslumbra en el Abierto de Australia
MELBOURNE.- Marta Kostyuk estaba predestinada a ser tenista. Su padre, Oleg, fue director de un torneo de tenis juvenil en Kiev. Su madre, Tania Beiko, compitió en el circuito y alcanzó el puesto 391° en 1994. Con semejantes antecedentes, no fue casual que la ucraniana empuñara una raqueta con apenas 5 años, en un club del oeste de Kiev. “Mi madre trabajaba mucho allí como entrenadora, y la primera vez que fui a las canchas a entrenarme entendí que si comenzaba a jugar al tenis llegaría a pasar más tiempo con ella. Y esa fue una de mis motivaciones: si jugara al tenis, estaría con ella más a menudo. Y aquí estoy”, dice, con naturalidad. ¿Qué significa aquí? En una exitosa explosión de precocidad. Con apenas 15 años y siete meses, recibió una invitación para jugar la qualy de Australia (se ganó ese derecho por haber ganado el single junior en 2017), superó la barrera, ingresó en el cuadro principal y ya se instaló en la segunda rueda: en el debut venció a la la china Shuai Peng (27° del mundo y 8a favorita) y volvió a ganar en su segundo desafío: 6-3 y 7-5 a la australiana Olivia Rogowska (162°). Su próximo partido representa un reto mayor: su compatriota Elina Svitolina, 4a preclasificada del primer Grand Slam de la temporada.
En un mercado deportivo propenso a las inmediatas comparaciones, a Kostyuk ya la señalan como la nueva Maria Sharapova . Claro que para comprobar ello falta una eternidad. Por lo pronto, se convirtió en la tenista más joven en ganar un partido del cuadro principal de Australia desde que lo hiciera Martina Hingis en 1996. La suiza, también con 15 años pero con algunos meses menos que la ucraniana, aquella temporada alcanzó la 3ª rueda. “Me dan igual los récords”, dice, con personalidad y frescura. Pensar que hace tan solo pocas semanas, después de marcharse rápido de un torneo de ITF de 25.000 dólares, creía que el tenis no era lo suyo. Y confiesa: “Después del partido estaba tan molesta. ‘No quiero ir a Australia, no sé qué voy a hacer allí, voy a perder la primera ronda’. Mi mamá me calmó, me dijo que aprendería de mis errores y estaría mejor”. Y va más allá, con madurez: “Aprendí de mis errores y realmente cambié mucho aquí, así que en una semana logré cambiar muchas cosas. Estaba evaluando si seguir participando en juniors este año. No estaba disfrutando. Me encanta el tenis, pero perder fue una tragedia. No estaba obteniendo resultados. Entonces llegué a preguntarme por qué estaba jugando. Pero ahora ya está, estoy disfrutando”.
De todos modos, está claro que Kostyuk tiene otras preocupaciones que van más allá de la raqueta: “Cuando termine mi carrera también quiero ser buena en otras cosas, no solo en el tenis. Sé que muchos jugadores ahora se retiran, pero vuelven porque dicen que no tienen nada que hacer fuera del tenis. No quiero ser de ese tipo de personas y es por eso que no tomo el tenis como algo tan cercano”.
Kostyuk no va al colegio con una frecuencia habitual. Rinde a distancia. Desde hace tiempo ya está muy involucrada con el tenis. Inclusive, su manager es alguien de mucho peso: el croata Ivan Ljubicic, actual entrenador de Roger Federer . “Ivan siempre me está ayudando. Cuando puede ver mis partidos después me marca qué cosas hice bien y cuáles debo mejorar”, cuenta la niña maravilla. Ese vínculo que la une con el exnúmero 3 del tour lo llevó a conocer a Federer. “Conozco a Roger. Cada vez que nos vemos nos decimos ‘Hola’ –cuenta la jugadora diestra y con revés de dos manos–. Sé que a veces le está preguntando a Iván cómo fueron mis partidos. Para mí es muy bueno permanecer en ese círculo; aprendo muchísimo”.
Espontánea y divertida, no dudó en confesar que soñaba con casarse con Novak Djokovic . “Quería casarme con Novak (sonríe). Creo que él lo sabe porque salió en un periódico serbio: ‘Tenista ucraniana quiere casarse con Novak’. Tengo 15 años de diferencia con él y mis padres entre ellos se llevan 18 años de diferencia, así que para mí 15 años fue como: ‘¡Oh, está bien!’ (sonríe) Pero dejé de querer casarme con él cuando cumplí 13. ¡No hay posibilidad! Yo era una persona bastante madura”, detalla la junior número 2 del mundo que, si quisiera, podría jugar la semana próxima la competencia de menores (siempre y cuando ya esté eliminada del cuadro principal, claro).
De niña, Marta no sólo jugaba al tenis. También hacía gimnasia artística. Si bien la ayudó a tener mayor elasticidad y control del cuerpo, se obsesionó con su peso. Hasta que a los 11 años dejó de hacer gimnasia y solo se dedicó al arte de las raquetas. Llevaba acumulados US$ 6000 en su breve carrera junior; pero con lo hecho en el Melbourne Park ya se aseguró, al menos, un premio de 142.500 dólares australianos (US$ 113.300). ¿Qué hará con todos esos billetes? “Realmente no pensé qué haré. Alguna inversión, quizás. O guardaré el dinero, porque si lo tengo yo lo gastaré. Pero tal vez compre regalos para mi familia, antes que nada. Y luego alguno para mí, ¿por qué no?”, sonrió la chica que ilumina en Melbourne.
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