La emoción de Novak Djokovic luego de obtener el oro en los Juegos Olímpicos, el logro que le faltaba

Cuando lanzó el drive de derecha y la pelota ya era inalcanzable para Carlos Alcaraz, Novak Djokovic dejó caer su raqueta al piso y se dio cuenta de que había hecho historia. El serbio de 37 años se impuso ante el español y ganó el único título que le faltaba: la medalla dorada de los Juegos Olímpicos. Su emoción se hizo visible en el court Philippe-Chatrier de Roland Garros, en París.

Djokovic derrotó a Alcaraz por 7-6 (3) y 7-6 (2) y se quedó con oro en la final olímpica de tenis individual masculino que se disputó este domingo. Fue un verdadero partidazo entre dos de los mejores tenistas de la actualidad, en el que brindaron puntos impresionantes y en un partido que se extendió por dos horas y 50 minutos.

Pero el momento cumbre para Nole llegó en el tie-break del segundo set. Alcaraz tenía el saque, pero el serbio pudo controlar el punto. Su drive profundo, un martillazo de derecha invertida, significó el punto para que Djokovic se quedara con el partido y por supuesto, el oro olímpico. Llevó las manos a su cara, como no pudieron creer lo que había conquistado. Fue a saludar con mucho respeto a su rival, pero luego dejó saltar su emoción para celebrar su logro tan ansiado.

Arrodillado en el polvo de ladrillo de la cancha, parándose y llevando sus brazos al cielo y luego santiguándose, señales de un éxito largamente esperado. Luego, se dirigió a la tribuna a saludar a todo su equipo y por su puesto a su familia. Allí estaba su esposa, Jelena Ristic, junto s sus hijos Stefan y Tara, con quienes se fundió en un abrazo dejando una imagen muy emotiva. También, desplegó una bandera de Serbia.

Es que, para Nole, el oro parecía imposible: logró el bronce en Pekín 2008. Luego cayó en semifinales de Londres 2012 frente al argentino Juan Martín Del Potro. Volvió a perder, pero esta vez en la primera rueda de Río 2026 nuevamente ante el argentino y otra vez no pudo ganar en semifinales en Tokio 2020. Minutos después del partido, el tenista de 37 habló para todos los presentes y expresó: “Fue una increíble batalla (...) estoy en shock”.

Luego del partido, Alcaraz, que lloró por la amargura de la derrota pese a darle a España una medalla de plata, expresó: “Es complicado, hemos luchado”, pero es “muy duro” perder de esta manera”.

La impresionante carrera de Djokovic ya incluía 24 títulos de Grand Slam - la máxima cifra entre los hombres - y la mayor cantidad semanas como número uno en los rankings en ambas ramas. También tenía una presea olímpica, obtenida en 2008, pero era de bronce, y se había aburrido de decir que la misma sabía a poco.

Hasta que derrotó al italiano Lorenzo Musetti, medallista de bronce, en las semifinales el viernes, Djokovic tenía una foja de 0-3 en esa ronda en los Juegos Olímpicos. Perdió siempre contra el eventual ganador del oro en cada oportunidad: Rafael Nadal en Beijing 2008, Andy Murray en London 2012 y Alexander Zverev en Tokio hace tres.

A sus 37 años, y sometiendo a tenistas como Alcaraz a los que caso dobla en edad, el serbio resiste y mira la jubilación como algo todavía lejano. Su receta: creer en su potencial y darlo todo para alcanzar sus sueños. ”Siento que tuve el poder de crear mi propio destino (...)lo creo y lo siento con cada célula de mi cuerpo. Vive el presente, olvídate del pasado. Si quieres un futuro mejor, creálo tu”, repite el serbio, cuya infancia estuvo marcada por las guerras en su país en la década de 1990.Djokovic, que dejó Belgrado durante los bombardeos de la OTAN para entrenar en Múnich a los 12 años, ganó el primero de sus 24 Grand Slams en 2008 en Australia.

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