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Juan Martín del Potro economiza energías en el infierno de Australia con un recurso que debió relegar por sus cirugías: la volea
MELBOURNE.- Hay reacciones que resumen todo, sin necesidad de palabras. El resoplido de Juan Martín del Potro en el centro del Hisense Arena después de superar, riesgosamente, un desafío extremo, por el rival [el ruso Karen Khachanov] y por la temperatura sofocante [39°], abrevia lo que ocurrió en el infierno australiano. Y pondera todavía más lo que logró el tandilense. La victoria por 6-4, 7-6 (7-4), 6-7 (0-7) y 6-4, en tres horas y 45 minutos, frente al 45° del mundo, una máquina de lanzar bombazos [terminó con 73 winners y 28 aces], lo ubica en la tercera ronda del Abierto de Australia frente al checo Tomas Berdych [5-3 el historial en favor del argentino].
Pero significa mucho más que eso, porque Del Potro volvió a lucir una versión sumamente confiable y agresiva en un contexto peligroso y desfavorable. En otro momento, no tan lejano, su lenguaje corporal en un partido con tantos obstáculos hubiera exhibido fragilidad e incertidumbre; aquí, más allá de los calambres que padeció y de la atención médica que recibió en el cuádriceps izquierdo en el cuarto set, lució resistente. Y con ganas, lo que no es poco si se recuerda que en gran parte de 2017 lo invadió el desgano.
Del Potro tiene oficio y, por muchos momentos, muestra el mismo nivel que ostentó en el furioso sprint final de la temporada pasada y ello lo convierte en unos de los favoritos en el Melbourne Park. Está lúcido y paciente. Está rápido para leer el punto, adormecer la jugada con el revés con slice y contraatacar. Está ágil de piernas. Tiene un martillo en el drive y lastima con él, afirmado o lanzándolo a la carrera. Está sacando con seguridad [frente a Khachanov ganó el 81% de los puntos con el primer servicio y salvó dos de los tres puntos de break que tuvo el europeo]. Y al abanico habitual de sus recursos le aportó la volea, golpe que en algún momento de su vínculo con Franco Davin no pudo seguir ensayando para proteger la muñeca derecha operada en 2010. Frente a Khachanov, Del Potro ganó 19 de las 25 veces que subió a cerrar el punto a la red.
Los puntos se ganan en la red, porque si hay alguno que defienda bien te hace jugar una más y una más, los puntos se hacen muy largos y trato de acortarlos sin arriesgar"
“Después de mis lesiones he encontrado otras variantes del juego, como el revés con slice. También hay veces que de fondo puedo pegarle fuerte con mi derecha pero los puntos se ganan en la red, porque si hay alguno que defienda bien te hace jugar una más y una más, los puntos se hacen muy largos y trato de acortarlos sin arriesgar tanto desde el fondo y subiendo un poco más y voleando”, explicó Del Potro sobre una estrategia que aplica cada vez más. Además, tener a un exdoblista como entrenador [Sebastián Prieto] le aportó una mirada más amplia a esa acción. “Practico mucho lo que es el juego en la red. Él tiene experiencia en eso y me ve cosas para mejorar mi juego desde ahí adelante y trato de sacarle el mejor provecho que él tiene del dobles y la volea. Estamos tratando de perfeccionar mi juego para terminar en la red los tiros de fondo”.
El físico y el calor
Las condiciones del clima golpearon a Del Potro, pero resistió: “Creo que hace unos años acá me tocó jugar con este calor y se habían atrasado los partidos por suspensiones, pero ahora me tocó el peor horario, porque empecé a jugar casi a las tres de la tarde, con 39 grados, con poca sombra. La gente se corría de las butacas a las zonas con sombra. La verdad que fue duro, mi cuerpo lo sintió mucho. Es un desgaste para el que no hay preparación que sirva”.
El umpire italiano del partido, Gianluca Moscarella, nunca consideró la suspensión momentánea del partido. “No fue ni considerado, lo cual no sé si está bien o no, porque uno no puede jugar su mejor tenis con tanto calor y con las condiciones climáticas tan altas. Pensás más en tu salud y en tratar de sentirte bien; después pensás en correr y en pegarle a la pelotita. Pero era sabido el clima de hoy y lo importante era ganar y seguir con vida, y lo pude hacer más allá del desgaste y los dolores que tengo ahora”, afirmó el número 10 del mundo.
Australia es el único Grand Slam en el que Del Potro no logró superar la barrera de los cuartos de final. Es prematuro decir si lo hará, claro, pero sí es justo afirmar que está luciendo los méritos como para hacer mucho ruido. Berdych será su próximo obstáculo. “El cuerpo lo tengo bastante tocado por el esfuerzo. Para jugarle bien a Tomas necesito sentirme diez puntos físicamente y espero recuperarlo en mi día libre. Él le puede ganar a cualquiera y hasta puede ganar un torneo grande como este”, dijo Del Potro, con un discurso mesurado. Claro que un feroz competidor y adicto al triunfo como el tandilense, internamente piensa en grande.
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