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Guillermo Vilas cumple 71 años: el corto inédito con Spinetta que muestra el costado artístico del hombre que popularizó el tenis en la Argentina
El director estadounidense Mike Marcus decidió darle vida a un material que atesoraba
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Guillermo Vilas, el poeta de la zurda, el hombre que cambió el concepto del tenis en la Argentina popularizándolo a niveles dominantes, cumple 71 años. Marcó el rumbo del deporte de las raquetas en los 70 y 80, y se ganó un lugar en la mesa chica de las leyendas de nuestro país. Claro que la curiosidad de Willy lo llevó a abrir distintas puertas, como las de la música, la poesía y el cine. Se transformó en un coleccionista de libros, vinilos, películas y guitarras. Y, al mismo tiempo que revolucionaba el circuito con su fiereza y récords, se consolidó en una atracción para productores y cineastas. Hoy, inducido por un nuevo cumpleaños de Vilas, el realizador estadounidense Mike Marcus decidió darle vida a un corto inédito que atesoraba, en el que se zambulle en una porción artística del extenista.
Marcus fue compañero de Modesto Tito Vázquez, excapitán del equipo argentino de la Copa Davis durante dos períodos, en la Universidad de California. Allí, en los años 60, en la creativa UCLA, fue donde Marcus estudió Cine. La amistad con Vázquez se profundizó y Marcus lo visitó varias veces en la Argentina. “En un viaje por el interior del país llegamos a Mar del Plata y le presenté a Vilas cuando Guillermo todavía no era campeón del torneo de Maestros (en 1974, en Australia). Y luego cuando Guillermo salió campeón, a Mike se le ocurrió hacer un breve documental sobre él para mostrar en las salas de cine antes de las películas principales”, recapitula Vázquez, con LA NACION.
Y describe sobre un proyecto que avanzó a medias: “Escribimos un guion. Recuerdo el comienzo: era una filmación de larga distancia en la que se ve la caída del sol, un flaco aparecía corriendo en la playa, que era Vilas. Luego te vas acercando, se escucha el sonido del mar y termina con la cara de Guillermo, con la música de Pink Floyd de fondo y de golpe Vilas que aparece en la cancha central de Wimbledon. ‘And you run, and you run to catch up with the sun but it’s sinking‘ (Y corres, y corres para alcanzar el sol pero se está hundiendo), decía una parte de la canción que habíamos elegido, Time, de Floyd”. Marcus volvió a reunirse con Vilas en varias oportunidades y lo filmó con la intención de realizar el documental, pero nunca se cristalizó. “Quedó en la nada”, rememora Vázquez.
Pero hoy, un puñado de décadas más tarde, Marcus decidió exhibir un corto con rico material fílmico de aquel momento en el que además de aparecer el testimonio de José Roque Vilas, el papá de Guillermo, surge otro destacado protagonista de la historia que, también, terminaría siendo un valioso eslabón de la unión entre Vilas, Tito Vázquez y Marcus: Luis Alberto Spinetta.
“El tenis es una vida muy especial. Va más allá de un deporte. No sólo uno tiene que mejorar técnicamente, sino adaptarse a un estilo de vida que no existe, quizás, en ningún otro lugar del mundo. Nosotros estamos viajando constantemente, todas las semanas, por distintos hoteles... Para gozar de un momento como este, en el que estoy en mi departamento, quizás tienen que pasar siete u ocho meses, un año. Como tenista siempre necesitamos tener distintos lugares para vivir. Estoy en Mar del Plata y en Buenos Aires, y también en Montecarlo, que es el lugar más céntrico en caso de terminar un torneo temprano y estar ahí para pasar unos días, ya que Argentina está muy lejos de todo. Pero es una vida muy especial. Uno se acostumbra a no tener una casa…, o se acostumbra a tener muchas casas”, relata Vilas en el corto El campeón con alma de artista, con un tono armonioso de voz.
Luego también aparece Spinetta, manipulando un casete junto con Vilas. “Yo nunca había visto tenis y cuando se hizo una exhibición en el Luna Park -expresa el creador de Almendra, Pescado Rabioso e Invisible, entre otras recordadas bandas-, que por coincidencia es donde también se hace música de rock, tuve la oportunidad de verlo por primera vez a Guillermo practicando con Ion Tiriac y la sensación que tuve es casi inexplicable: parecía una banda de rock tocando en lo mejor de una noche. El shot de Vilas, el sonido de la pelota golpeando con la raqueta, era similar al de un baterista. Me parecía que era John Bonham [baterista de Led Zeppelin] tocando al mango en un escenario. Y por otra parte, el desplazamiento físico y la fuerza que tiene lo que hace Guillermo, tiene muchísimo que ver con lo que hacen los músicos de rock. O sea, destila una energía que muchas veces atrapa a la gente, la puede inmovilizar. Inclusive le comenté a Guillermo que era paradójico que la forma de una raqueta se asemeja mucho a las guitarras”.
De los encuentros entre Vilas y Spinetta y la admiración mutua (Guillermo es padrino de Dante, uno de los hijos del legendario músico) surgió una idea: un disco con algunas letras de Guillermo y melodías a cargo del Flaco. La condición de figura del tenis mundial le abrió muchas puertas internacionales a Vilas. Así surgió la posibilidad de llevar al Flaco a grabar un disco en Estados Unidos, en 1979. La multinacional CBS invirtió 100.000 dólares en la grabación, una fortuna en aquella época. En medio de esas sesiones, entre marzo y mayo de 1979, Spinetta conoció en la Gran Manzana a Tito Vázquez, con quien construiría una cálida relación. Allí volvió a aparecer Marcus, ahora como manager del proyecto, y, junto con Vilas, actuaron como intermediarios para que un productor le hiciera el disco a Spinetta. Pero el sueño de grabar en la Gran Manzana no salió como esperaban. El material, que tenía la intención de distribuirse de manera masiva, se llamó Only Love Can Sustain (Sólo El Amor Puede Sostener) e incluyó una canción, Children Of The Bells (Los Niños de las Campanas), con letra de Vilas y música de Spinetta. Pero el disco, cantado enteramente en inglés, no generó interés en Estados Unidos ni en la Argentina. Es más, Spinetta detestaba el disco, ya que el proyecto artístico quedó muy alejado de lo que él pretendía.
Vilas, que nació el 17 de agosto de 1952 en la Ciudad de Buenos Aires y está radicado desde hace años en Montecarlo (existe un respetuoso silencio sobre el estado de salud), impresionó con su tenis y su legado. Pero aquellos que lo conocieron en profundidad acentúan sobre su curiosa personalidad. “Vivió siete vidas en una”, escribió Vázquez, que jugó torneos de dobles en pareja con Vilas. Hoy, en un nuevo aniversario, se conoce otra porción de un hombre que fue mucho más que un destacado deportista.
El corto inédito sobre Guillermo Vilas
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