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Guido Pella y la nueva etapa de un campeón de la Copa Davis en el Córdoba Open: “En el tenis cada vez se piensa menos y se tira más fuerte”
El bahiense, de 32 años, que estuvo inactivo durante una temporada por una lesión y tras haber sido padre, recuperó las ganas de competir y no cierra su etapa en la Ensaladera
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CÓRDOBA.- Guido Pella, uno de los siete jugadores argentinos campeones de la Copa Davis (en 2016) y número 20 del mundo en 2019, reacciona por impulsos, pero actúa en forma calculadora. Autoexigente, varias veces quiso dejar el tenis, pero una y otra vez recuperó el estímulo. “No es fácil aguantar a un tipo tan negativo”, reveló, cuando no podía ganar su primer título (objetivo que al final logró en San Pablo 2019). En octubre de 2021, luego de perder en la primera ronda del ATP de Moscú, guardó las raquetas y no volvió a jugar durante más de un año. Una lesión crónica en la rodilla derecha y el nacimiento de su primera hija (Arianna; fruto de su pareja con la modelo Stephanie Demner) lo alejaron del tour. Sin embargo, el fuego interno volvió a encenderse.
El bahiense recuperó sus rutinas de entrenamiento, fortaleció la rodilla y, en el último Abierto de Australia y con ranking protegido, volvió a jugar en un Grand Slam después de un año y cinco meses. El Córdoba Open, la primera estación de la gira sudamericana sobre polvo de ladrillo, lo premió con un wild card y, este martes, en el último turno del court central (aproximadamente a las 20.30), el cuartofinalista de Wimbledon 2019 jugará por la 1a ronda frente al italiano Andrea Vavassori (221°; pasó la clasificación).
–¿Cómo te sentiste sin el tenis?
–Me gustó, la verdad. Fue un cambio rotundo en mi vida, pero siempre que tomé una decisión fue para cortar algo de raíz. No soy bueno para tomar decisiones a medias. Me acuerdo que terminé de jugar en Rusia y le mandé un mensaje a mi familia: ‘No juego más’. A partir de ahí empecé a vivir otra etapa de mi vida mucho más tranquilo, más contento, sin tantas preocupaciones. Empecé a dormir mejor. Veníamos de la pandemia y la pasé mal cuando retomamos el circuito, hacía un gran esfuerzo para competir y el prize money lo habían cortado un 50%. Me sentía incómodo, no me bancaba muchas cosas. Me di un tiempo y, al mes, Stephi quedó embarazada. Me vino increíble, lo transité espectacular y estuve desde el primer día hasta el último del embarazo. No me perdí ninguna consulta en el médico. Eso hoy lo valoro mucho.
–¿Y cómo recuperaste las ganas de competir?
–Cuando me enteré que iba a ser papá, le dije a Stephi: ‘El tenis se terminó’. Mi idea era recuperarme de la lesión de rodilla y volver en abril o mayo de 2021. Pero tras ser papá me nació intentarlo de una manera distinta. Poniéndole la dedicación de siempre, pero viajando con mi familia, que era lo único que no había hecho en mi carrera. Siempre fui un poco reacio a que me acompañaran porque es como poner en pausa la vida del que está a tu lado, ya que viajamos mucho. Este año voy a viajar todo lo que se pueda con mi familia y veremos qué pasa.
–¿Cómo te responde la rodilla?
–La verdad que… (sonríe), es lo que menos me duele. Empecé a jugar y me explotó el hombro, la muñeca, las piernas… Hablando con el kinesiólogo, me dice: ‘¿Viste? Cuanto menos pensás en la rodilla, mejor’. No es que está mal, tampoco está bien, pero cuando uno piensa que le duele algo, te duele más. Estoy haciendo fortalecimiento todos los días y eso hace que esté mejor. De Australia me fui con buenas sensaciones desde el punto de vista físico [cayó en la 1a ronda ante Francisco Cerúndolo por 6-4, 6-4 y 6-3]. Pude jugar de igual a igual, aunque él demostró por qué está entre los mejores 30 del mundo y por qué yo hacía un año que no jugaba. Cuando intenté acelerar me di cuenta de que no estaba para hacer frente a esa situación. Jugar un Grand Slam después de un año y pico es un desgaste muy grande, tenía mucha incertidumbre, pero el físico empezó a responderme bien. No sentí que hubiera parado por un año. No gané ningún partido todavía, pero siento que mi tenis está apareciendo de a poco. Siempre hay un partido en el que uno se destapa y arranca. Ojalá sea acá en Córdoba.
–¿Te encontraste con un tenis distinto al que habías dejado?
–Encontré un tenis muy agresivo, como el que yo ya había visto, pero un tenis en el que cada vez se piensa menos y se tira más. Eso, por un lado, está bueno, porque siento que puedo aprovecharlo, pero hay gente que tiene tiros tan increíbles que son muy difíciles de leerlos. Hasta a los grandes defensores del circuito, como a Nadal o a Djokovic, hay momentos que los sobrepasan. Después, con la jerarquía, se acomodan. Pero siento que hoy se le pega demasiado fuerte a la pelota sin pensar qué es lo que va a venir.
–Pero sigue ganando Djokovic...
–Los del Big 3 son los mejores de la historia, pero Djokovic me genera una admiración como nadie. Es un jugador que arrancó bajo la sombra de Nadal y de Federer, que dominaban el circuito, y de a poco se fue ganando su lugar, ahora lo empató a Nadal en 22 títulos de Grand Slams y no lo dejaron jugar Australia el año pasado, no lo dejan entrar a Estados Unidos por decisiones que uno comparte o no, no importa... Pero él, sin tener tanta competencia, está arriba de nuevo. El pibe estuvo detenido varios días en Australia y no lo dejaban salir. No saben lo difícil que es dar vuelta esa situación negativa y Novak ganó Wimbledon, ganó Australia... Para mí, mentalmente, no hay otro como él.
–¿Qué te generó la ruptura del vínculo entre Gerard Piqué y la Federación Internacional, los responsables del cambio de formato de la Copa Davis?
–Fui uno de los primeros que estuvo de acuerdo en el cambio, porque la Davis era una competición extremadamente desgastante desde el calendario para cualquier jugador. Se veía que los mejores del mundo casi no jugaban, sólo lo hacían si el país llegaba a una semifinal o final, no repartía buen dinero, no repartía puntos para el ranking… Lo único positivo era la mística de la Copa Davis. Pero el jugador no vive de la Davis: vive del circuito. No hay muchos jugadores que ganen la Davis cuatro o cinco veces, como Nadal. Generalmente la ganan una vez y se van, como hicieron Federer, Djokovic, Wawrinka. El cambio era necesario. Pero yo jugué la primera vez con el formato nuevo, en Madrid y había veinte personas en la cancha. Ahí ya me dio la pauta de que algo no funcionaba porque la Davis te tiene acostumbrado a estadios llenos, con un ambiente increíble. No encontraron un buen formato.
–¿Qué formato te gustaría?
–Están bien eliminados los cinco sets. Ya no tienen que estar en ningún lado. Ponele que en los Grand Slams sí, aunque te lo discuto... Hay que garantizar una cierta cantidad de puntos y de dinero para que sea atractivo. Si me decís: ‘Jugás en Finlandia, pero si ganás te dan 120 puntos…’, van todos. Esto no es una cuestión de dinero, de recambio de jugadores. Jugadores, en la Argentina, hay: pero necesitás un incentivo para ir a los diez grados bajo cero de Finlandia como pasó el fin de semana [los capitaneados por Guillermo Coria perdieron 3-1 en Espoo] y después viajar a los casi 40 de Córdoba. La Davis debería dar puntos y vas a ver cómo empiezan a jugar todos. No es tan difícil.
-La Argentina deberá jugar un repechaje para no descender en septiembre. ¿Qué te dejó la derrota ante Finlandia?
-Es un poco lo que ve la gente: siempre hubo compromiso de la mayoría de los jugadores, pero hay series que son difíciles e incómodas para ir. Los chicos que jugaron en Finlandia llegan este martes, juegan el miércoles y pasaron de temperaturas bajo cero a un calor durísimo. Además, llegando sobre la hora a un torneo en el que se gana dinero y puntos como Córdoba, después viene Buenos Aires, Río... Esta es una gira muy buena para nosotros. Entiendo todos los puntos de vista, Argentina tiene un buen equipo para la Davis, pero tiene que haber un incentivo, saber que si ganás un partido al menos subís en el ranking. No conozco una competencia profesional en la que no se juegue por nada.
–¿Sentís que tu etapa en la Copa Davis está terminada?
–Mmm…, no. Me encanta jugar la Davis. Me encantaría volver. En este proceso nunca me ilusioné, porque hoy hay 150 jugadores mejores que yo, pero me encantaría en el futuro si empiezo a ganar partidos. Siento que en la Davis doy un plus, que puedo bancarme la presión que se genera.
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