Gigantes con saques misilísticos, en el camino de Schwartzman y Del Potro en Roland Garros

PARIS.– John Isner es un gigante. Es estadounidense, vive en Dallas, tiene 33 años, mide 2,08m, pesa 108 kilogramos y está instalado en el puesto número 10 mundial. Es un as en el arte del servicio: sus envíos parecen puñales. Suma 13 títulos en su carrera. Kevin Anderson es un gigante. Es sudafricano, vive en la Florida, tiene 32 años, mide 2,03m, pesa 93 kilogramos y está ubicado en el puesto número 7 mundial. Es un crack en el arte del saque: sus lanzamientos parecen dardos. Suma cuatro títulos en su carrera. Parecidos, diferentes. Sus desplazamientos no se sienten cómodos sobre la tierra.

Les cuesta patinar, sus servicios no se ofrecen como cosa juzgada. Lo suyo, en realidad, es el calor del cemento. Pero hay que tener cuidado: están en los octavos de final de Roland Garros . Son idénticos especialistas en las canchas veloces, que hacen un curso intensivo sobre el polvo de ladrillo. Y la verdad, no les va mal. Juan Martín del Potro jugará con Isner. Diego Schwartzman se enfrentará con Anderson. Una rara coincidencia en la antesala de mañana, rumbo a los cuartos de final.

Schwartzman lo conoce muy bien. Ya tiene el partido en la mente. "Anderson es un gigante, un gran sacador. Un jugador muy difícil, que tiene la particularidad de que juega muy bien desde fondo de cancha. Es muy agresivo, va a ser un partido duro, distinto a los que vengo jugando. Voy a tener que devolver muy bien y sacar muy bien. Tendré que estar muy enfocado", cuenta. Delpo tiene un análisis más o menos parecido, aunque su físico también se asemeja a una torre: mide 1,97m. "Va a ser un partido distinto a los que estuve jugando. Si él está derecho con el saque, con un tiro más, ya puede ganarle a cualquiera. Es su juego. Es incómodo porque pone una presión extra, porque si te quiebra, puede ser que se te escape el partido", confiesa.

–¿Hay que cambiar la estrategia?

–Va a ser tenso. La clave va a ser devolver su saque. Y cuando tenga una chance, aprovecharla.

–Con Isner jugaron 10 veces. Seis triunfos fueron para vos, pero nunca se encontraron sobre el polvo de ladrillo.

–Los dos elegiríamos jugar en otra superficie. Por lo que estuve viendo, el saque de Isner sigue picando bien alto. No le pueden quebrar: la clave estará ahí. No me imagino peloteando, porque su juego se basa en su saque y en su primer tiro. Te mete la que tiene que meter y te mata a saques. Ojalá que pueda ganar yo en nuestro primer encuentro en tierra. Estoy preparado para eso.

Delpo se despide de las palabras, en un pasillo angosto, cuando aparece Serena Williams en la escena. Su presencia impone respeto. "¿Cómo estás, Serena?", consulta el tandilense, en un cuidado inglés. "Te felicito por el triunfo", agrega. "Muy bien. Aquí me ves…", responde, con una amplia sonrisa. En el mundo del tenis suceden estas cosas: las figuras se cruzan, se saludan y siguen de largo, cada uno en lo suyo.

Serena jugará con María Sharapova, una enemiga íntima, en los octavos de final. Ese encuentro merece un horario central. Al parecer, no se llevan nada bien. Se sacarán chispas.

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