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Francisco Cerúndolo en Bastad, tras ganar su primer título: “La Argentina necesitaba un recambio y jugadores que aparecieran en el alto nivel”
El porteño, campeón en Suecia luego de superar a Báez y flamante Top 30, celebra los buenos resultados que está consiguiendo la nueva generación
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“Estoy re bien, re bien..., algo atormentado, pero muy contento”. Francisco Cerúndolo sonríe y se lo oye algo agitado del otro lado de la línea; está de aquí para allá. El tenista porteño de 23 años empieza a comprobar en primera persona lo que significa ser campeón en el ATP Tour. Lo logró por primera vez, al ganar el torneo sueco de Bastad, tras imponerse en una final 100% argentina ante otra valiosa pieza de la nueva generación como Sebastián Báez por 7-6 [7-4] y 6-2. En marzo de 2021, el apellido Cerúndolo había dejado una marca en el tour con el título de Juan Manuel en el ATP de Córdoba. Ahora es el mayor de los hermanos (también está Constanza, jugadora de hockey en Belgrano Athletic) el que escribe su propia historia. Es el 34° jugador de nuestro país en ser campeón individual en el circuito.
“Es un sueño haber ganado mi primer ATP. Después de haber jugado la final de Buenos Aires el año pasado [perdió con Diego Schwartzman por 6-1 y 6-2], me hubiera merecido estar 70° u 80° del mundo, y poder jugar los torneos ATP más seguido pero bueno, por el congelamiento de puntos [NdR: se modificó el sistema de clasificación debido a la inactividad por la pandemia] yo salí bastante perjudicado y me jugó muy en contra el año pasado, no pude subir como merecía. Estaba muy enojado, estuve gran parte del año muy molesto. Ser Top 100 siempre es uno de los sueños de los jugadores y yo no lo podía lograr, no se me daba. Y creo que a partir de la pretemporada para este año empecé a trabajar un poco más la cabeza, me calmé, empecé a encarar el año con otra mentalidad. Trabajé muy duro para poder meterme Top 100, que era el primer objetivo que tenía”, relata Cerúndolo, desde Bastad, ante LA NACION. Ya son 227 los títulos individuales que el tenis nacional obtuvo en su historia; Guillermo Vilas, con 62, es el máximo campeón, claro.
“Creo que desde el comienzo del año empecé a jugar un gran tenis y sabía que sería cuestión de tiempo para que se me presentaran las chances, tenía que estar preparado y esta semana lo demostré -prosigue Cerúndolo, que desde este lunes saltará al Top 30-. Ya venía jugando un muy buen tenis en la gira de pasto y no se me venían dando los resultados..., perdía partidos muy ajustados, pero esta semana cayó de mi lado. Estoy muy contento porque es un gran logro, un sueño cumplido.
-El año pasado, tras llegar a la final de Buenos Aires, no pudiste sostener el rendimiento. ¿Todo pasó por una cuestión mental y de sentirte frustrado por no alcanzar el Top 100?
-Sí, ooobvio. Tenía ese gran deseo de ser Top 100 y sentía que no se me podía dar después de muchísimo trabajo. Tenía un montón de puntos que en el ranking de algún otro año me hubieran permitido estar 60, 70 del mundo. Me empezaba a frustrar un poco y en la cancha me perjudicaba. Empezaba a jugar mal, estaba de mal humor. Y en el tenis, si uno no está bien de la cabeza, es muy difícil, porque estás solo dentro de la cancha, todos juegan bien y si no tenés fuerza para luchar, no podés ganar. Eso fue lo que me pasó.
-¿Cómo influyó la carga emocional en esta final de Bastad por tener a un compatriota -y conocido- como rival? A ambos se los observó tensos durante los primeros games.
-Sí, obvio: nunca es fácil enfrentar a ningún argentino, en ningún lugar y menos en una final. Creo que tuve la mala suerte (sonríe) de jugar dos finales ATP y que ambas hayan sido contra compatriotas, porque no es nada lindo para ninguno de los dos. En Buenos Aires creo que me comí una paliza importante y aprendí bastante de eso. Y este domingo pude manejar mejor la situación, pude abstraerme de que él era argentino más allá de que al principio hubo nervios de los dos lados. Estaba difícil para jugar: había mucho viento y a veces se hacía imposible. Pero pude mantenerme muy bien de cabeza y en el segundo set, que paró un poco el viento, pude estar mejor.
-¿Una de las claves de tu victoria fue la cantidad de quiebras salvados (9 de 10)? En el undécimo game del primer set, con el score 5-5, Báez tuvo seis chances de quiebre y no pudo aprovecharlas. ¿Salvarte en ese momento te potenció?
-Sí, totalmente. Ese game fue clave. A él se le va una derecha por muy poquito en un break-point que había jugado muy bien. Haber zafado ese game y haberme mantenido ahí fue muy importante, porque después terminó cayendo de mi lado. También recuerdo que él sacó 2-3 y 15-40, yo pude haberme puesto 4-2, pero no lo pude aprovechar. Pero creo que en el tie-break jugué un poco mejor, fui más preciso y el primer set fue muy importante, porque duró como una hora y veinte [1h14m] y fue un gran envión para el segundo set.
-Está claro que la derecha es tu gran golpe, con la que hacés daño por la potencia y la profundidad. ¿Cuando pegás afirmado el drive sentís que podés hacerle daño a cualquiera?
-Sí, la verdad que sí. Esta semana me terminé de convencer de que sí. Lo que más aprendí este año fue a ser paciente. Capaz que el año pasado tenía una derecha en cualquier momento y desde cualquier lado y quería pegarle lo más fuerte que pudiera. Pero este año empecé a trabajar más el punto, a no desesperarme desde la primera pelota. Y haciendo esto, mi derecha fluye mucho mejor, porque puedo elegir cuándo tirar y cuándo no. Me doy cuenta de que mi derecha lastima mucho y que no me quieren jugar ahí.
-¿Empezás a sentir un respeto mayor de tus pares en el vestuario y en los torneos?
-Sí, sí, totalmente. La verdad es que te das cuenta por cómo entran a jugar en la cancha, con la intensidad desde el primer punto, por cómo te saludan en los estadios, cómo te miran… Empezar a generar un nombre en el ambiente del tenis es muy importante porque es un deporte de muchos egos, en el que todos se piensan que son los mejores. Y, en parte, es así: si no te creés que sos bueno, es difícil que lleguen los buenos resultados, porque estás solo dentro de la cancha, tenés que resolver solo. Poder hacerme ese lugarcito y que me empiecen a respetar, es muy importante.
-A Bastad llegaste tras hacer una muy buena primera ronda en Wimbledon, cayendo ante Rafael Nadal en cuatro sets. ¿Cuanto te ayudó ese partido para potenciar su confianza?
-Ese partido me ayudó en muchos aspectos. Ya de por sí entrar en la cancha central de Wimbledon, a estadio lleno y jugar contra Rafa, poder mantener las emociones y no estar totalmente asustado, me ayudó muchísimo para saber que, si pude jugar ahí un gran partido, puedo hacerlo en cualquier lado. No me superó la situación y me convencí de que estoy preparado para vivir cualquier desafío. A nivel tenístico, haberlo llevado al cuarto set y haber tenido la chance de ganar ese parcial y llevarlo al quinto, me convenció. Antes, en la gira de pasto, había perdido partidos en el tercer set, muy apretados, no se me daba, tenía mucha bronca por eso y también me quedé con bronca de no haber podido llevar a Rafa a un quinto set. Pero viéndolo en frío, lo analizamos y nos dimos cuenta de que estaba haciendo un gran trabajo, de que en algún momento se me iba a dar.
-Y se dio. En un torneo al que le encontrás condiciones similares a las de Buenos Aires, con humedad y superficie bien lenta, ¿verdad?
-Sí, es así. Es un torneo muy lindo. Esta era mi segunda vez acá. Tiene una particularidad: el club está integrado con un hotel. Entonces salís de la habitación y ya estás en la cancha. Está todo al lado. Tenés la playa, los restaurantes, las canchas…, todo pegado. No te tenés que mover, no perdés tiempo, descansás más y eso es lo que más me gusta del torneo. Es un pueblito muy lindo, al que viene mucha gente; todos los partidos fueron a estadio lleno. Y las condiciones me gustan mucho porque son lentas, estás al lado del mar, está pesado, le puedo pegar a la pelota y no se me escapa la bola. Todos los días hay viento, pero sabemos que en Buenos Aires, en cualquier estación del año hay viento, así que estoy acostumbrado. No me puedo quejar. No me molestaba el viento como quizás sí le pasaba a otros.
-Más allá del resultado, qué importante es para el tenis argentino que haya dos Sub 23 bien plantados entre los mejores 40 del mundo y que detrás vengan otros con las mismas aspiraciones, ¿no?
-Sí, obvio. Creo que la Argentina necesitaba un recambio y jugadores jóvenes que aparecieran en el alto nivel. Después de la Legión todos se malacostumbraron a que haya tantos jugadores y tan arriba, pero por suerte estamos apareciendo. Yo, Báez, Tomy Etcheverry, mi hermano (Juan Manuel), Camilo (Ugo Carabelli) y hay muchos más entre el 100 y el 300 del ranking. Ojalá que todavía haya más oportunidades para demostrar que el tenis argentino tira un montón. Muchas veces se nos hace muy cuesta arriba todo, es muy difícil empezar porque no tenés mucha plata y te tenés que venir a Europa, a África, a donde sea a jugar Futures, tenés que jugar solo... Ojalá que puedan aparecer más jugadores en el Top 100 para demostrar lo que es el tenis argentino.
-A propósito de tu hermano, son horas especiales para la familia Cerúndolo, porque además de tu título en Bastad, él vuelve a jugar desde este lunes en el Challenger Tour (en Tampere, Finlandia) después de un período inactivo por una lesión en la cadera.
-Sí. Le deseo lo mejor a Juanma, que pueda volver a jugar, que pueda mantener la competencia durante varios torneos seguidos y que no tenga que volver a parar, porque sé que es un enamorado del tenis, le encanta jugar, entrenarse, y viajar, y es duro verlo lesionado y que tenga que recuperarse y estar en casa. Entonces, para nuestra familia es muy lindo que pueda volver a jugar torneos y, si le puede ir bien, mejor.
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