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Francisco Cerúndolo, con LA NACION, tras hacer historia en Eastbourne y antes de debutar en Wimbledon: “Deseo ser top 10, pero no me quita el sueño”
El porteño, primer argentino campeón sobre césped en 28 años, analiza su momento soñado
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Francisco Cerúndolo fue el protagonista de un fin de semana histórico para el tenis nacional: campeón en el ATP 250 de Eastbourne, una ciudad del condado de Sussex Oriental, en la costa sur de Inglaterra, se encumbró como el primer argentino en ganar un torneo sobre césped después de casi tres décadas (28 años, más precisamente; Javier Frana en Nottingham 1995). Claro que la vida del tenista de súper elite no ofrece demasiado margen para distenderse; mucho menos cuando se está por jugar un Grand Slam (Wimbledon, desde este lunes). Por ello, después de ganar el Rothesay International (el nombre comercial; con 791.545 en premios totales), la celebración del porteño fue muy breve.
“Terminé el partido (6-4, 1-6 y 6-4 ante el estadounidense Tommy Paul), estuve en la premiación, hice un poco de prensa, nos bañamos rápido, estiré un poco y nos vinimos en una combi desde Eastbourne para Wimbledon junto con mi equipo y mi mamá. Llegamos a la noche, tipo a las nueve. Fuimos directo a la casa que alquilamos a unos cinco minutos de Wimbledon y así fue el festejo del título, porque casi no tuvimos tiempo para nada más. Hicimos una buena picada y nos compramos unas hamburguesas con papas fritas para disfrutar un poco. Pero esta mañana ya tuve varios compromisos y a la tarde le voy a pegar un ratito a la pelota acá en el club”.
Quien habla con LA NACION, desde el corazón del All England, es Fran Cerúndolo, pocas horas después de transformarse en el tercer argentino capaz de ganar un título sobre césped (además de Frana, Guillermo Vilas, claro, que obtuvo el torneo de Maestros en 1974, el Australian Open en 1978 y 1979 -antes de que pasara a jugarse sobre cemento- y el de Hobart 1979).
En líneas generales y, quizás, a diferencia de su hermano, Juan Manuel (campeón del ATP de Córdoba 2021, actual 110°), que hizo la etapa junior (siendo 9° en 2018) y todo el caminito lógico, el desarrollo de la carrera de Francisco fue menos convencional: nunca estuvo entre los mejores tres de su categoría (nació en 1998) y hasta llegó a probar suerte en el tenis universitario de los Estados Unidos. Ganar un título sobre césped, históricamente la superficie más incómoda para los jugadores de la región, es otro paso “ilógico” dentro de una carrera que sigue creciendo (ya es 19° del mundo).
“Es como que yo siempre irrumpí desde un lado distinto, del que nadie se imaginaba, un poco loco -reconoce Cerúndolo, desde Londres-. Y obvio que esto, el título, tampoco me lo esperaba. Sabía que estaba jugando bien, que lo puedo hacer bien sobre pasto como en cualquier superficie, pero de ahí a ganar un torneo es otra cosa. Pero se fue dando en la semana, me empecé a sentir cómodo, cómodo…, de un día para el otro me encontré en la final y, cuando llegué ahí, dije: ‘Tengo que ganar este partido como sea’. Por suerte lo pude hacer, pero claramente no me esperaba ganar un torneo en pasto. Que mi segundo título ATP (ya ganó Bastad, sobre polvo de ladrillo, el año pasado) sea en esta superficie, a los 24 años…, es como que es irreal. No tenía mucha experiencia en césped, pero se dio”.
-La semana pasada, después de vencer en los cuartos de final a Zhizhen Zhang, dijiste en LA NACION que el “mito” sobre no poder jugar en césped había cambiado, que hoy ya no era “injugable”.
-Sí. Es que me han contado algunas anécdotas. Escuché comentarios, por ejemplo, de mi papá (Alejandro “Toto” Cerúndolo; estuvo entre los mejores 310 del mundo en 1982), y de los que jugaban antes, de que el pasto estaba cortado de otra manera, que era rapidísimo, que prácticamente estaban obligados a jugar con saque y red porque de base era muy complicado y sólo algunos lo podían hacer. Si no tenías un buen saque y una buena volea, entonces, se complicaba, salvo casos especiales. Pero hoy eso cambió un poquito: obvio que el pasto sigue siendo rápido, aunque no tanto. Pero si te lográs adaptar, le ponés un poco de paciencia y un poco de cabeza y de entrenamiento, se puede jugar. No será la mejor superficie para jugar, pero hay que tratar de adaptarse.
-¿Recordás cuál fue tu primer contacto con un court de césped?
-Sí…, fue una vez que estuve en Pinamar, con unos amigos. Ahí hay una cancha de césped (en el Pinamar Tenis & Padel Club), yo debería tener 15 o 16 años, por ahí, y le pegué un ratito. Me acuerdo que le pegué y la sensación era muy rara (sonríe). No es que fui a entrenar; fui a pegarle un poquito porque estábamos de vacaciones ahí y quería probar la experiencia. Le pegué y me di cuenta de que era cualquier cosa (sonríe). Y otra vez fui con Thiaguito Tirante: lo acompañé a entrenarse antes de que él se fuera a jugar Wimbledon junior, en 2019. Fuimos al Hurlingham Club y creo que ese fue el primer entrenamiento serio en la superficie antes de jugar los torneos.
-El año pasado, en tu debut en Wimbledon, perdiste en la primera ronda ante Nadal y en la cancha central, haciendo un muy buen partido, llevando a Rafa a cuatro sets. ¿Allí hiciste un clic para poder jugar sobre césped?
-Sí, me hizo hacer un clic para jugar en el pasto y en todo el circuito también. Jugar en la cancha central, contra Rafa, tenerlo ahí al borde de un quinto set…, como que fue todo muy, muy fuerte y lo tomé en forma positiva. Haber podido jugar ahí, bancarme la situación cuando tenía dos torneos jugados en mi vida, me ayudó mucho para dar un salto y tener confianza en todo mi tenis.
-¿Cuáles son las claves para jugar bien sobre césped?
-Hay que jugar bastante más agachado de lo normal, porque la pelota pica muy baja, patina mucho. Tratar de ser agresivo, porque en defensa es difícil moverse. Si estás en defensa es más complicado ganar los puntos que si estás en ataque. Hay que darle importancia al saque; con un buen servicio, tenés una segunda pelota más cómoda. Si no sacás tan bien o si lo guardás un poquito hay más chances de que te hagan una buena devolución y ya te ponen muy incómodo en la primera pelota y se hace difícil jugar el punto. Por eso diría que el saque, estar agachado y ser ofensivo son las mejores claves para esta superficie.
-¿Cómo estás viviendo tus primeras horas en Wimbledon, compartiendo el vestuario especial que tienen los preclasificados?
-Es muy lindo estar en Wimbledon. El año pasado me había tocado ese vestuario porque había quedado 33 o 34, al borde de la preclasificación y creo que a ese vestuario van los top 35 o 40. Ahí están los mejores jugadores del mundo y está bueno, te sentís un poco diferente o premiado, por así decirlo. El club es muy lindo, es un lugar histórico…, es de los lugares más lindos del mundo. Estoy con muchas ganas de jugar, de poder hacer un buen torneo. Mi objetivo es ganar un partido, al menos, porque todavía no lo logré en el cuadro principal. Voy a ir paso a paso, tranquilo.
-¿Cómo analizás a tu rival de este martes, el portugués Nuno Borges, 68° del ranking?
-Sé que es difícil. Sé que saca bien, que es un jugador agresivo, que juega para adelante, con tiros planitos. La semana pasada perdió con Sebita Báez (en la primera ronda de Eastbourne, por 6-3 y 6-4), lo pude ver un poco, pero después lo voy a estudiar mejor. Sé que juega bien, que viene ganando Challengers y se viene destacando a nivel ATP más constantemente. Viene en ascenso. Será un partido duro, largo, como en todo Grand Slam.
-Vas a compartir un cuadro principal de Grand Slam con tu hermano, Juan Manuel, por primera vez. ¿Qué sentís?
-Sí, eso le da un plus extra a este torneo. Poder compartir el primer main draw de un grande con Juanma es muy lindo. Todavía no lo vi, no sé por dónde está, pero cuando nos crucemos nos vamos a reír un rato y si tengo un poco de tiempo mañana (lunes) lo voy a ir a ver con (Jannik) Sinner, que tiene un partido duro en la cancha central, y si no puedo lo veré desde la tele. Es algo muy lindo, un gran orgullo para mí y para toda la familia.
-¿Cómo vas madurando el nuevo estatus que te da el ranking? Uno entiende que los rivales y las marcas te miran con más atención, pero también aparecen más presiones, responsabilidades…
-Al principio era todo medio raro, me sobrepasaba un poco la situación. Es como que siempre estaba extasiado, por así decirlo, pero ahora me voy acostumbrando, es parte de mi vida y lo fui tomando como algo más normal. Obvio que están las presiones; siempre están. Pero hay que tomar el lado positivo: si tenés presiones nuevas significa que estás haciendo bien las cosas, porque los rivales te quieren ganar o porque las marcas te quieren tener. Entonces, es como una presión linda y trato de tomarla así. El deporte tiene esas cosas y hay que saber lidiar con eso. Para mí, es un orgullo ser top 20, ser el número uno de Argentina en el ranking y de Latinoamérica; trato de asumirlo así. El año pasado me resultó un poco incómodo, no sabía si era una casualidad estar en el circuito ATP o si realmente pertenecía ahí. Fui aprendiendo a conllevar todos esos temas. Este año me siento un jugador mucho más maduro. Trato de no irme al cielo si gano ni frustrarme tanto si pierdo. Obvio que tendré mejores días que otros.
-¿Ser top 10 es tu próximo objetivo?
-Y…, obvio que sí, que ya lo tengo en la mira. Pero no es un objetivo que tengo a corto plazo, para este año. Mi plan para este año era poder meterme top 20 y lo pude hacer; ahora, el objetivo es poder mantenerlo hasta fin de año y llegar al final de la temporada lo más arriba que pueda dentro de los mejores veinte. Si logro cumplir eso, ser top ten para el año que viene podría ser un lindo sueño a cumplir después de hacer una buena pretemporada. Obvio que ser top 10 es algo que deseo, que lo tengo ahí, pero todavía no es algo que me quita el sueño.
-Sos un jugador que no oculta las emociones dentro de la cancha y que muchas veces se desahoga, incluso, con los integrantes del equipo. Esta semana te acompaña tu mamá, María Luz, que además de extenista es psicóloga. ¿Su presencia también te calma?
-Sí, obvio que está muy lindo tener a mi mamá acá en la gira, en el club, en los partidos... Ella es la que más me conoce y me aporta muchísimo. Poder apoyarme en ella es algo increíble. Poder tener a algún familiar, a algún amigo, a alguien cercano que te saque un poco del tenis más allá del equipo, que te distienda un poco, a mí me hace muy bien. Por eso me encanta poder tenerla a ella o al que sea que venga en las semanas de torneos. Lo disfruto mucho y trato de utilizar esa compañía para salir un poco de la vida del deportista.
-¿Cuáles son tus candidatos para ganar Wimbledon? ¿Djokovic y Alcaraz, como para la mayoría, o tenés otros?
-La verdad es que no veo a otros como candidatos. Mis máximos favoritos son ellos dos. Siempre hay jugadores que pueden dar sorpresas, obvio, pero hoy los veo como claros favoritos; más a Djokovic que a Alcaraz. Son los dos mejores del mundo y el ranking no miente.
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