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Flavia Pennetta, sobre su ex compañera Gisela Dulko: "Nos llevábamos perfectamente por ser diferentes"
La italiana, que se retiró poco después de ganar Flushing Meadows 2015, está en el país, donde visita a su ex compañera en dobles
Los pasillos del Buenos Aires Lawn Tennis Club son un polvorín. El día soleado y el feriado actúan como una combinación irresistible frente a los bosques de Palermo. Público de todas las edades camina entre las canchas, las carpas comerciales y el patio de comidas. Una morocha pasea entre la multitud con anteojos oscuros, paso cansino y cartera al hombro cual si fuera una más, sin que la reconozcan. Es Flavia Pennetta, que hace un puñado de meses anunció su despedida del tenis por la puerta grande: tras ganar el Abierto de Estados Unidos y en pleno Arthur Ashe, provocando el desconcierto de la mayoría. De Billie Jean King, por ejemplo, que reaccionó incrédula, como indignada por lo que escuchaba. La italiana, compañera de dobles de Gisela Dulko durante más de cuatro temporadas (alcanzaron la cima del ranking y ganaron el Abierto de Australian 2011 y el Masters 2010 en Doha), se encuentra en el Argentina Open acompañando a su novio, el desfachatado Fabio Fognini, que ayer se despidió en la 1» rueda al caer por 6-7 (4), 6-4 y 6-4 contra Federico Delbonis. Para Pennetta es el inicio de otra etapa en su vida, en la que proyecta equilibrar sus emociones y formar una familia.
"Tengo mucha conexión con este país, pero desde hacía tiempo no venía. Desde 2011, por la boda de Gise con Fernando [Gago]. Con ella me vi el viernes pasado y le dije «¿sabés qué, gordi? No te veo hace años y me parece que te vi ayer, como si el tiempo no hubiera pasado». Afuera y en la pista fuimos unidas. De 2008 a 2012, cuando ella se retiró, fue intenso. Nos llevábamos perfectamente en la cancha por ser diferentes. Ella era más tranquila que yo, pensaba antes de hablar; yo soy más impulsiva, más guerrera, me atrevo más, y ella se arriesga menos. Fue una buena sociedad", cuenta a LA NACIÓN la ex número 6 de la WTA en singles (ganó 11 trofeos individualmente y 17 en dobles, además de la Copa Fed).
- Antes de llegar a Nueva York para jugar el último Abierto de Estados Unidos ya tenías tomada la decisión, ¿verdad?
- Sí, llegué sabiendo que allí iba a anunciar mi retiro. Venía pensándolo, madurándolo de a poco. Fue difícil dar el paso, pero no estoy arrepintiéndome en ningún momento. Claro que a veces se me hace difícil ver a las chicas jugar y llenar los espacios en blanco. Pero necesito tiempo, porque es un cambio de vida muy grande. Hasta ahora estoy disfrutándolo. Hubo mucha sorpresa. «¡No puede ser!», dijo Billie Jean King cuando hablé en la premiación [la imita, sonriendo]. Pero la gente le dio valor a que tuve el carácter suficiente como para transmitirlo. Muchas veces, después de ganar una cosa así, se puede pensar en tirar un añito más. Pero no, no, yo estaba convencida y feliz por lo que estaba viviendo. Ya lo había decidido.
- El desenlace fue como un cuento de hadas. ¿En algún momento sospechaste que sería así?
- ¡No! Hasta la final no [sonríe]. Pensé en disfrutar el momento y en hacer lo mejor que podía, ya que iba a ser mi último torneo de Grand Slam. Pero sinceramente... «Qué bien me está yendo», pensaba. Encima, después Roberta [Vinci] le ganó a Serena y hubo una final diferente. Italia no pasa lindos días, sufre muchos problemas económicos, y aquel fin de semana la gente no pensó más en los problemas y se despejó.
Luego de alcanzar la cumbre tenística en tan notorio centro financiero, político y comercial como Nueva York, Pennetta se aisló. Tras posar con el trofeo en el Empire State, viajó, sin avisar a casi nadie, a Brindisi, la ciudad de no más de 88.000 habitantes donde nació. "Mis padres me encontraron en su casa de sorpresa", cuenta. "Estuve dos días tranquila en casa, de incógnito, sin que nadie supiera. Me fui a un sitio de playa con mi abuela. Busqué calma, tenía que volver a respirar, porque me movía por inercia. Brindisi es chiquitita. Tiene mar y está en el talón de la bota de Italia", añade.
- ¿Qué le quita el tenis de alta competencia a una mujer?
- Como en todos los deportes de elite, hay que hacer elecciones, y para las mujeres es más difícil en general. La mujer, entre comillas, no puede seguir teniendo una vida normal. Es más difícil ver una tenista que viaja con su novio o que tiene hijos y sigue jugando. En este sentido, para los hombres es mucho más fácil. Entonces llega un momento en que la mujer tiene que parar y decidir qué hacer. No es que el día de mañana termina de jugar y puede casarse y quedar embarazada, no. Son cosas que van construyéndose.
- La belga Kim Clijsters fue una de las pocas que en los últimos años lograron combinar ambas cosas.
- Claro, pero Kim fue madre a los 23 o 24 años, era muy joven. Y también estamos hablando de una crack, crack total, que ha escrito un poco la historia grande del tenis. La mayoría de nosotras no tiene esa capacidad. Éste es el primer torneo en que acompaño a Fabio. Me cerró súper bien porque dije «voy a la Argentina, estoy con Gise y va de lujo». Estoy en otra etapa, seguramente más relajada. Sí me pongo muy nerviosa viendo los partidos desde la tribuna, aunque intento que no se note. Desde afuera se ve todo mucho más fácil; los errores aparecen más claros y también las soluciones, ¿sabes? Y cuando uno está en la pista no se da cuenta de lo que sucede, porque está enfocado en sí mismo, en lo que le sale bien o mal. Si él [Fognini] no me pide nada, no voy a opinar. En el momento en el que me diga qué pienso, le diré. No me gusta ver tenis, me aburre ver un partido, mucho. Sí me veo con chicos en el futuro; la formación me encanta. Pero en este momento es importante que me centre en mí. El cambio de vida ha sido muy grande; es justo que encuentre un equilibrio en mi nueva etapa. Me propusieron participaciones en televisión para hablar de deportes y de entretenimientos, y hasta para un "bailando con las estrellas". Me encanta bailar, pero no ahora [sonríe]. De política no me ofrecieron nada y no me gusta, además. En el deporte, el valor se ve por lo que uno hace; en la política, no. No me gusta.
- Fuiste muy exitosa como tenista. ¿Te quedó pendiente algo?
- Nada. Gracias a Dios, nada. Siempre quise retirarme sin reproches y no los tengo. Tuve mucho, mucho, mucho más que lo que había pensado. Nunca pensé en ser tan buena. Pero ahora tengo otros sueños muy personales; espero cumplirlos.
st/tb
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