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Elena Rybakina derrotó a Ons Jabeur en la final femenina de Wimbledon y logró su primer título de Grand Slam
La 23ª del mundo se impuso a la tunecina por 3-6, 6-2 y 6-2; nacida en Moscú, desde 2018 representa a Kazajistán y ganó un torneo vedado a los rusos; conquista de Gustavo Fernández
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Kazajistán tiene por primera vez una campeona de un torneo de Grand Slam. Elena Rybakina, paradójicamente una tenista nacida en Moscú que optó por cambiar de bandera en 2018, le ganó la final este sábado por 3-6, 6-2 y 6-2 a la tunecina Ons Jabeur y se consagró campeona de Wimbledon, en una versión en la que los jugadores rusos no fueron aceptados en el certamen en represalia por la invasión de las tropas de su país a Ucrania.
A los 23 años, y justamente en un campeonato que no dará puntos al circuito por la decisión de la WTA ante el veto que impuso la organización, celebró la tímida rubia de 1,84m que no ha dejado de esquivar las preguntas sobre su nacionalidad, sobre todo en los últimos días. “Juego por Kazajistán desde hace mucho tiempo y estoy muy contenta de representar al país. Ellos creyeron en mí y ya disputé unos Juegos Olímpicos y la Fed Cup... Tengo una larga trayectoria como jugadora kazaja”, había declarado la número 23 del mundo después de superar a la excampeona Simona Halep en las semifinales. Evitó, eso sí, hablar de cuánto tiempo pasa en Moscú, afirmando que se entrena en Eslovaquia y Dubái cuando no está de gira. “Para ser sincera, no vivo en ningún sitio”, sentenció.
El resumen del triunfo de Rybakina en la final de Wimbledon
El primer set duró apenas 32 minutos. La tunecina, número 2 del ranking, estuvo implacable, con dos aces y dos quiebres de saque, y su rival ofreció un combo adverso de muchos errores no forzados (17) y un bajo porcentaje de puntos ganados con el primer servicio (53%). Jabeur pasó adelante en el tercer punto para ponerse 2-1, en la primera ocasión que tuvo para quebrar, y cerró el parcial arrebatándole otro servicio a la kazaja. Parecía un juego sin equivalencias.
Sin embargo, el partido tomó un vuelco en el segundo set. Rybakina, mucho más agresiva que al comienzo, quebró por primera vez en el inicio y puso en aprietos a la tunecina en el siguiente saque de su rival. Tuvo chances de ponerse arriba 3-0, dejó pasar la oportunidad y luego necesitó de casi ocho minutos para mantener su servicio (3-1). Allí afloraron las dudas. Pero enseguida volvió a ejercer autoridad, quebró por segunda vez y llegó a sacar con ventaja de 5-2 para igualar el juego.
La kazaja repitió el arranque en el parcial definitivo. Para Rybakina fue como si la derrota en el set inicial le hubiera pegado en la moral para relanzarse. En cambio, Jabeur pareció sentir algo de miedo escénico con la posibilidad de la consagración en el horizonte, se mostró más errática y fastidiosa con sus decisiones. Y la número 23 del mundo se infló el pecho para sostenerse en ventaja, incluso pese a tener tres break point en contra con su saque cuando estaba 3-2 y 0-40.
La tunecina apostó al orgullo más que al tenis para mantener las ilusiones de remontar. Y en ese contexto, Elena no perdonó, más allá de los nervios y algunas impresiones del final. Y cerró el partido en un intercambio de errores, con las emociones corriendo por adentro más allá de algunas lágrimas que dejó asomar tibiamente tras el festejo y antes de pedir permiso para ir a saludar a su equipo y sus afectos en el palco oficial.
“Estaba muy nerviosa antes y durante el partido. Agradezco a la gente por el apoyo, esto es increíble”, confesó Rybakina, que intercambió elogios con su vencida. “Esperaba estar en la segunda semana de un major, pero ser la ganadora es asombroso. No puedo explicar lo contenta que estoy”, agregó, en medio de una lluvia de aplausos y sonrisas por algunas bromas que se permitió cuando logró relajarse un poco ante los micrófonos.
Todo un contraste con lo que había vivido dos días antes en la conferencia de prensa, cuando las preguntas se enfocaban en su pasado. “¿Si en mi corazón todavía me siento rusa? ¿Qué significa para usted “sentir”? Lo siento por los jugadores que no han podido venir, pero a mí me gusta jugar aquí en el escenario más grande, disfrutar de mi tiempo e intentar hacerlo lo mejor posible”, respondió con la misma firmeza que selló el primer gran triunfo de su carrera. Y se llevó, además, los 2,4 millones de dólares de premio.
“De pequeña, no recuerdo exactamente quiénes jugaban Wimbledon, pero cuando veía el torneo por la televisión recuerdo que todos los jugadores vestían de blanco. Eso lo recuerdo muy bien. Y las fresas, el champagne... Es muy linda toda esa tradición”, rememoró la campeona, que fue la finalista más joven del tercer Grand Slam del año desde que Garbiñe Muguruza estuvo en la definición de 2015 ante Serena Williams. La española no pudo con la norteamericana, por entonces. Ahora, Rybakina no dejó pasar la oportunidad. Y, así, sumar su quinto título de individuales, el primero sobre césped luego de cuatro en canchas duras.
Diestra, de revés a dos manos, Elena llegó a ser 12º del ranking en noviembre del año pasado. No ganaba un torneo desde marzo de 2019 y esta temporada retrocedió en la clasificación. Profesional desde 2015, lo más lejos que había llegado en los grandes torneos fueron los cuartos de final de Ronald Garros en 2021. Todo su pasado quedó en segundo plano en este presente, transformándose en la segunda tenista fuera del Top 20 en consagrarse en Wimbledon desde que se introdujeron los rankings en 1975. La otra que lo logró fue otra talentosa norteamericana, Venus Williams, hace 15 años. La kazaja necesitó de una hora y 47 minutos para dar vuelta el partido y entrar en la historia grande, aunque haya tenido cierta aura de exhibición.
Gustavo Fernández, campeón en dobles
El argentino Gustavo Fernández, que había quedado fuera de la competencia individual de tenis adaptado en una semifinal, se consagró campeón de dobles en Wimbledon. En pareja con el japonés Shingo Kunieda, el cordobés superó en la final a la pareja británica integrada por Alfie Hewett y Gordon Reid por 6-3 y 6-1. El número 3 del ranking había perdido contra el propio Hewett un partido de singles que tenía prácticamente ganado con un 5-1 parcial en segundo set, pero que se terminó 2-6, 7-6 (7-3) y 6-4.
”Lindo mimo al alma hoy ganando con Shingo Kunieda en Wimbledon. Sacudir la derrota de ayer fue difícil después de un golpe muy duro, pero se hizo un excelente trabajo y se logró un gran objetivo. A seguir trabajando para seguir mejorando y seguir teniendo oportunidades”, escribió Fernández en las redes sociales.
Con este compartido, el riotercerense suma ocho títulos de Grand Slam: se consagró en singles de Roland Garros en 2016 y 2019, en el Abierto de Australia en 2017 y 2019 y en Wimbledon en 2019, y en dobles en Wimbledon en 2015 y Roland Garros en 2019.
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