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Guillermo Coria, el capitán busca lo que al jugador se le negó: “La Argentina no puede tener sólo una Copa Davis”
El Mago, nuevo conductor del equipo en reemplazo de Gaudio, tuvo un vínculo poco amigable con el certamen, pero se ilusiona con el futuro; Nalbandian, Gallardo y Del Potro, en su radar
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Guillermo Coria fue uno de los argentinos que mayor picardía tuvo para competir en el tenis profesional. Obsesivo y creativo. Talentoso, autoexigente y disciplinado. Dominaba la geometría del court con maestría y distinguía qué era lo que más dificultades le provocaba al rival. Nacido en Rufino, pero criado en Venado Tuerto, con siete años comenzó a viajar a Buenos Aires de jueves a domingo para practicar en la academia de Oscar Barral y Carlos Gattiker. Después de terminar séptimo grado se radicó en Key Biscayne. Vivió con 50 dólares por semana, se cocinaba y se lavaba la ropa. Y así fue moldeando su personalidad.
“Era distante, poco demostrativo, tímido. También fue por cómo crecí. A los 13 me fui a Estados Unidos; no es lo mismo madurar en tu casa que afuera”, le confesó a LA NACION en 2014, ya con 32 años, dos hijos y otras prioridades, lejos de las reacciones ácidas que muchas veces exhibía en la cancha. Antes de retirarse en 2009 por un hombro maltrecho y atormentado por los demonios del saque, el Mago fue número 3 del mundo (en mayo de 2004), se coronó en Montecarlo, jugó la final de Roland Garros 2004 y, prácticamente, fue imbatible sobre polvo de ladrillo hasta la aparición de Rafael Nadal.
Hoy, el Mago, está cerca de cumplir 40 años (el 13 de enero próximo). Los hijos que disfruta junto con Carla, su mujer, tienen 9 (Thiago) y 8 años (Delfina). Durante un período encabezó en Fisherton una academia para chicos y adolescentes de nivel escuelita y competición. En ese mismo club, vivió un momento que lo marcó profundamente: Thiago, antes de cumplir 2 años, se cayó desde una terraza, a cinco metros del piso. Y, milagrosamente, se salvó. “Sentí la explosión cuando cayó sobre la cancha de polvo, corrí, lo levanté y no respondía. Dos padres que estaban en el club, médicos, lo salvaron, le hicieron respiración boca a boca, la ambulancia vino rapidísimo. Tuvo fractura de cráneo (…) Todo de lo que me quejé en mi carrera, como lo de Roland Garros y lo que diga la gente, me importa un bledo. No logré algo importante en lo personal y me dolió, pero esos cinco centímetros por los que insulté durante tanto tiempo por los match points perdidos fueron los mismos que salvaron a Thiago de caer con la cabeza en un cordón de hormigón. Cayó sobre el polvo; si no, chau”, le relató a LA NACION, tiempo después.
Siguió adelante. Se involucró en distintas actividades y dirigió un plan bautizado “Nuestro tenis”, con la subvención de la Secretaría de Deporte (bajo el mandato de Carlos Mac Allister), con el objetivo de detectar talentos en el país. Miembro del consejo directivo de la Asociación Argentina de Tenis desde 2018 y uno de los integrantes del “triunvirato de capitanes” del equipo nacional de Copa Davis (junto con Gastón Gaudio y Guillermo Cañas) en la serie de 2018 ante Colombia (4-0, en San Juan), luego del despido de Daniel Orsanic. El año pasado entró en el mundo de los esports con su equipo, New Pampas. Y de una manera u otra, siguiendo la evolución en el circuito de su hermano (Federico; actual 67° del ranking), yendo a algunos torneos o intercambiando conceptos sobre el deporte de las raquetas con Cacho, su padre, Guillermo se mantuvo vinculado con el mundo del tenis. Despojado, según reconoce, de la “inmadurez que de jugador” lo llevó “a cometer errores”, hoy Coria empieza otra etapa en su vida, como capitán del equipo, en reemplazo de Gastón Gaudio, nada menos.
"Conocimos las cualidades de Guillermo como jugador, muchos lo padecimos dentro de la cancha. La silla de capitán de Copa Davis es bastante caliente, pero estoy seguro de que hará un muy buen trabajo. Tiene un gran compromiso con el tenis"
Agustín Calleri (presidente de la AAT)
“Guille es culo inquieto. No para un segundo. Y así será en su tarea como capitán”, sonrió Agustín Calleri, presidente de la AAT, durante el lanzamiento de Coria en el Club Harrods Gath & Chaves. El cordobés y el santafesino siempre tuvieron una muy buena relación, inclusive, en los momentos de rispideces entre miembros de la Legión y diferencias en las series de Copa Davis. De hecho, Coria fue uno de los pocos tenistas que participaron de la fiesta de casamiento de Calleri en Río Cuarto, en diciembre de 2003 (los otros fueron Gastón Etlis, Luis Lobo, Mariano Puerta y Andres Schneiter), en la noche previa del partido que Boca derrotó por penales a Milan, en Japón, por la Copa Intercontinental (el encuentro se vio por pantalla gigante en el salón, ya que Calleri, fanático xeneize, no se la quiso perder). Hoy, desde otro lugar, Calleri celebra la llegada de Coria a la capitanía: “A Guille lo conozco desde que yo tenía 14 años y él 8, cuando nos entrenábamos con Barral/Gattiker. Era chico, tenía un corte taza, tipo Carlitos Balá”.
Si Gaudio, que dirigió al equipo nacional por última vez hace menos de 20 días en el 4-1 ante Belarús por los playoffs de la reclasificación para el Grupo Mundial I [NdR: la Argentina jugará los Qualifiers en marzo próximo, filtro para tratar de llegar a las Finales], se mostró poco involucrado como capitán, desganado y hasta perezoso para analizar a los rivales, Coria -al menos desde la actitud, el diálogo y la frescura- se predispone distinto. Promete ser un capitán que no sólo se sentará en la silla, que estará pendiente del tenis femenino y que participará del día a día en Desarrollo, colaborando con Franco Squillari (actual director). Asevera, también, que tendrá una mirada hacia el interior del país y que buscará estar en contacto con los entrenadores de los jugadores.
“El desafío me agarra en un buen momento. Decidí rechazar las propuestas que tuve de jugadores porque sabía que me podía llegar la capitanía. Van a ser dos años que se pasarán volando. Me voy a dedicar el ciento por ciento a esto porque tengo tiempo. Quizás Gastón no tenía tanto tiempo ahora”, ilustró. El subcapitán, en reemplazo de Gustavo Marcaccio, será Martín “Tero” García, 21° del ranking mundial de dobles en 2001, alguien de extrema confianza del Mago, quien no descartó sumar a alguien más en el futuro. El rival argentino de 2022 recién se conocerá en diciembre próximo, tras el sorteo posterior a las Finales que se disputarán en Madrid, Innsbruck y Turín.
Si bien desde chico estuvo ligado a competencias por equipos representando al país, como en el título mundial Sub 14 de 1996 en Japón, el vínculo de Coria con la Copa Davis como jugador no fue amigable. Tuvo un debut tardío, en febrero de 2004, ya siendo 4° del mundo, en el 5-0 ante Marruecos, en Agadir. En 2005 jugó las últimas tres series: 5-0 vs. la República Checa en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, 4-1 vs. Australia en Sydney (perdió con Lleyton Hewitt y hastiado de tanta provocación del rival, se tomó los genitales) y en la derrota 4-1 de las semifinales contra Eslovaquia (le recriminaron haber llegado al límite a Bratislava tras jugar la final del ATP de Pekín).
"Tendré diálogo con todos los jugadores y sus entrenadores para saber qué vienen trabajando, qué idea tienen para el año próximo, cómo piensan, si les gustaría jugar la Davis, si es prioridad o no"
Guillermo Coria
“No jugué mucho en la Davis y me da bronca. Me hubiera gustado jugar más -le expresó Coria a LA NACION-. Aquellos tiempos me dejaron muchos aprendizajes. Cuando nos juntamos con los ex jugadores o en el chat que tenemos siempre decimos que éramos un poco inmaduros. A lo mejor era por la exigencia, éramos muchos, te iba llevando y había roces que, en definitiva, no servían. Hay tensión, nervios; también hay egos. Todos estos años estuve reflexionando sobre las cosas que hice mal y en la serie que estuvimos con Gastón y Willy en San Juan se los dije a los jugadores en una cena previa a los partidos. ‘No hagan esto y esto’. Hablé de Roland Garros delante de Gastón, de la Copa Davis, de todo y fue muy positivo porque fue para que los nuevos chicos tuvieran información y no cometan errores. Hay que tirar para el mismo lado”.
Coria, ya como capitán, le abrió las puertas a David Nalbandian (“Me encantaría hacer cosas con él. Cuando íbamos a un torneo peloteábamos 15 o 20 minutos y nos alcanzaba para que se nos fueran las malas sensaciones. Nos potenciábamos. Fue fundamental en mi carrera. Y lo que sabe de tenis ese pibe es terrible”). Y también a Juan Martín del Potro (“Creo que está cada día mejor, dando pasos firmes. Fue muy positivo lo que dijo sobre la posibilidad de jugar en el país el año que viene y todo lo que generó con ese comentario. Imaginate si se concreta... Quiero respetar sus tiempos y hablar en el futuro. Cuenta conmigo para lo que quiera. Soy una persona que ha pasado momentos duros en su vida”).
Coria dice tener debilidad por la nueva generación de tenistas argentinos, como los hermanos Francisco y Juan Manuel Cerúndolo, Sebastián Báez, Camilo Ugo Carabelli, Thiago Tirante y Tomás Etcheverry, entre otros. “Me encantan todos los chicos de esta generación. Tienen rebeldía. Y está pasando algo parecido a nuestra camada. Dicen: ‘Si él pudo, ¿por qué yo no?’. Y el contagio que se genera es impresionante. Está pasando que todos los extranjeros quieren evitar a los argentinos en los challengers, porque saben que van a tener que luchar el doble”.
Fanático de River, tiene en Marcelo Gallardo un faro como líder de grupo. También admira a Marcelo Bielsa, su “vecino” en Rosario, con quien tuvo una charla futbolística de cinco horas en 2007. “Con el Muñeco me encantaría tener otra charla -ansió Coria-. Ojalá que me dé ese espacio en el futuro. Yo trabajé el último tiempito de mi carrera con Sandra Rossi, que es un pilar de su cuerpo técnico [especialista en medicina del deporte y neurociencias]. (Matías) Biscay es un fenómeno también. Me encantaría esa visión, tomar cosas de ellos para mi cargo como capitán. También me encantó escuchar a los técnicos de los equipos de básquetbol o vóley en los últimos Juegos Olímpicos. Y también ahora al de futsal. Me encanta aprender, escuchar, ser ordenado y responsable”.
“Ojalá podamos levantar otra Ensaladera”, suspiró Coria, el 31° capitán del equipo nacional de la historia. Y fue por más: “La Argentina no puede tener sólo una Copa Davis. Siempre corremos desde atrás, con esfuerzo familiares, con situaciones económicas complejas, lejos del mundo, sin facilidades. Como capitán quiero ganar la Copa Davis que no pude como jugador”.
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