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El tenis se quedó sin festejos después de 18 años de ensueño
Tras la caída de Leo Mayer en París Bercy, la Argentina terminará la temporada sin conquistas individuales en el ATP Tour, algo que no sucedía desde 1997; como paradoja, la Copa Davis generó las mayores celebraciones
El Palais Omnisports de París Bercy, junto al río Sena, era la última estación. Claro que romper la racha en el Masters 1000 final de la temporada hubiera resultado asombroso. La derrota de Leonardo Mayer por 6-2 y 7-5 frente a Richard Gasquet, por la 2ª rueda, entrega una estadística contundente que desnuda e ilustra el presente: la Argentina no tendrá campeones individuales en el ATP Tour por primera vez desde 1997. Desde que Mariano Puerta se consagró en Palermo, en 1998, el tenis nacional sumó cada año, al menos, un trofeo de singles. Esta interrupción arroja diversas lecturas: una de ellas, sin dudas y a la distancia, es que la Legión representó para nuestro país una generación inigualable. Con errores, sí, y también algunas miserias, pero deportiva y globalmente sensacional.
Esta temporada hubo dos ausencias por fuerza mayor que colaboraron a que las oportunidades de sumar títulos albicelestes fueran menores: las de Juan Martín del Potro y Juan Mónaco , operados de muñeca. Asimismo, Pico y Mayer fueron los únicos que llegaron a finales del tour: el tandilense perdió frente a Rafael Nadal en Buenos Aires y el correntino cayó en Niza ante el austríaco Dominic Thiem. Así, desde que en 1973 Guillermo Vilas ganó, en Buenos Aires, el primer título del circuito para un argentino, nuestro país sólo tuvo tres años sin celebraciones: 1984, 1997 y el actual.
El registro negativo en el ATP Tour se produce, paradójicamente, en un año en el que el equipo de Copa Davis consiguió mejores resultados que los imaginables por el propio grupo conducido por Daniel Orsanic. Las semifinales (victorias ante Brasil y Serbia en Tecnópolis, y derrota frente a Bélgica en Bruselas) fueron un soplo de aire fresco. Aunque la verdadera lucha de los tenistas argentinos se cultivó en el Challenger Tour. Cada semana, los cuadros de los certámenes de la segunda categoría del circuito se poblaron de raquetas albicelestes y allí sí se consiguieron títulos individuales: 13 (todavía podrían ser más). Ello hace pensar que en el futuro algunos de esos "laburantes" del tour pueden llegar a consolidarse entre los mejores, pero, naturalmente, no compensa la carencia en la elite. Incluso, las actuaciones en los Grand Slam fueron pobres: entre los cuatro certámenes se consiguieron nada más que 10 victorias (cinco en Roland Garros) y la mejor presencia en los grandes fue la de Mayer, que llegó a la tercera rueda en París y en Wimbledon. En Australia, el Yacaré perdió en la segunda rueda, y en el US Open fue Diego Schwartzman el que se marchó en la misma instancia.
No está involucrado directamente, pero la carencia de títulos masculinos se produce cuando el tenis femenino está en crisis. La mejor argentina del ranking está casi fuera del top 200 -María Irigoyen, 195ª- y Paula Ormaechea, 59ª en 2013, cayó al 259ª. Juntas ganaron la medalla de bronce en los Panamericanos de Toronto, misma competencia en la que Facundo Bagnis logró el oro en singles y la plata en dobles con Guido Andreozzi. En dobles mixto, Andreozzi e Irigoyen obtuvieron el oro.
Los números transmiten certezas. Muchas en este caso. Entre 1973 y 1996, los argentinos ganaron 125 títulos individuales de ATP; desde 1998 hasta la actualidad, 86. En la primera etapa, entre Vilas (62) y José Luis Clerc (25) lograron 87 coronas, una más que las alcanzadas por toda la Legión, Del Potro, Mónaco y los últimos campeones, lo que habla de lo valiosos que fueron el Poeta y Batata. Aquellos 125 trofeos fueron ganados por 12 jugadores y, los 86 restantes estuvieron más repartidos: entre 14. La etapa exitosa que se inició en 1998 tuvo una magnitud sensacional; se ganaron Grand Slam, Masters 1000 y una Copa de Maestros. Se llegó a la cima del mundo. Sólo faltó la Davis.
"Lo logrado se valora más una vez retirado, porque mientras estás en el circuito te la pasás pendiente de otras cosas y no te da tiempo a disfrutar. Es un orgullo haber sido parte de una camada que dejó una marca. Duele ver que este año no se ganaron títulos. Pero pienso que fue raro para los argentinos. A Leo Mayer, mirándolo desde afuera, creo que lo perjudicó el partido eterno contra Brasil (N. de la R.: venció a Joao Souza, por la 1a rueda de la Copa Davis, en 6h43m). No pudo prepararse de la mejor forma por mucho tiempo y dio ventajas. Se llegó a las semifinales de la Davis, además. No hay que volverse locos y seguir trabajando desde abajo, con la Asociación y las federaciones del interior, que también son responsables de hacer bien las cosas. Hay buenos jugadores y confío que el año próximo será bueno. Creo que Delbonis pegará el salto, ya que tiene muy buenas condiciones, y también que pronto nos dará alegrías Pedro Cachin", aporta Guillermo Coria , ex número 3, que entre 2001 y 2005 conquistó nueve títulos.
Franco Squillari , semifinalista de Roland Garros 2000 y 11° del mundo en esa temporada, asevera que el presente y el futuro del tenis nacional no es alarmante. "Con los años, el circuito mayor se ha puesto cada vez más competitivo. Si uno ve el ranking, desde el puesto 50° al 200° hay una cantidad importante de jugadores argentinos. Si no hubiera jugadores, otra sería la historia", afirma. Claro que el zurdo, que si bien no pertenece enteramente a la Legión fue el despertador de esa riquísima generación con la actuación en Bois de Boulogne, reconoce que los éxitos generan contagio, el contagio provoca que las empresas aporten dinero y, por ende, que los jugadores tengan más recursos. "La Argentina, en los últimos años, siempre estuvo entre los países más ganadores -dice-. Uno, que sigue trabajando y haciendo eventos con el tenis, entiende que los malos resultados alejan un poco a la gente y algún sponsor puede llegar a dudar en invertir. Esperemos que sea el último año en varios en que no se ganen títulos y nuestros jugadores se acerquen a la elite mundial".
La actual es una etapa de "recambio", opina Juan Ignacio Chela , un jugador que llegó al 15° del mundo en 2004 y se retiró con seis títulos (el primero, México, en 2000, y los dos últimos, Bucarest y Houston, en 2010). "Fue un poco una casualidad no haber ganado títulos porque seguimos teniendo jugadores con capacidad para hacerlo. Juan Martín (Del Potro), que está lesionado. Mónaco ganó títulos y sigue estando, más allá de su lesión. Mayer y Delbonis también tienen chances. Es que venimos de unos años muy, muy buenos. Tener tantos jugadores de durante mucho tiempo no fue normal, fue irreal. Porque tampoco es que, en ese momento, se haya hecho un trabajo especial o tenido un apoyo muy diferente al de hoy. Por eso, creo que es mucho más normal el presente", argumenta Chela.
También el armado del calendario es un ítem por tener en cuenta. "Es muy importante la elección y hay que ser inteligentes -añade Squillari-. Esa es una tarea fundamental de los entrenadores, que tienen que ver en qué momento están sus jugadores y qué conviene jugar y buscar. Los que se están afianzando, como Pella y Schwartzman, van a tener que ser inteligentes el año que viene para seleccionar los torneos por jugar".
Además de una cuestión de ciclos disímiles, hay razones más terrenales que hoy distancian a los jugadores argentinos de los extranjeros, sobre todo de los europeos. La infraestructura es uno de esos motivos, según Chela: "Competimos contra jugadores que tienen otro tipo de apoyo, el de grandes federaciones que cuentan con millones para invertir. En nuestro país eso no pasa. En las instalaciones hay diferencias también: entrenarse en canchas de césped, carpeta o rápidas es complicado porque no las tenemos o no están en muy buenas condiciones. Acá es todo mucho más a pulmón".
La Argentina disfrutó de más de una década de oro en el tenis. El presente es distinto. Con actuaciones deslucidas en el ATP Tour, este año sólo la Copa Davis regaló sonrisas. ¡Quién lo hubiese dicho...!
La historia detrás de otras sequías
En los últimos 32 años, el tenis argentino supo de momentos de pujanza, y también de declive. Ciclos que atraviesan incluso las potencias de este deporte. Durante una década, que comenzó en 1973 con el primer éxito oficial, en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, Guillermo Vilasacostumbró a toda una generación a celebrar títulos. En julio de 1983 llegó su último festejo, en Kitzbühel. A la semana siguiente, José Luis Clerc , el heredero del Gran Willy, obtuvo en North Conway el que sería su 25º y último título. Y 1984 se convirtió, inesperadamente, en el primer año de sequía. Un bajón pronunciado y abrupto: de las 17 finales de 1982 y las 13 de 1983 se pasó a sólo una, que Clerc perdió con Aaron Krickstein en Boston. Aquel año marcó, en cierto modo, el final de una etapa y el comienzo de otro ciclo, porque a partir de 1985 empezaron a llegar los triunfos de otra camada, liderada por Martín Jaite, Horacio de la Peña y Guillermo Pérez Roldán, entre otros. Un grupo que se hizo lugar dentro del circuito, pero sin alcanzar el rango de Vilas y Clerc.
Las lesiones también hicieron lo suyo, muchas carreras se interrumpieron a edades tempranas y las llegadas a las definiciones se hicieron cada vez más espaciadas. Franco Davin alzó en Bucarest el único trofeo argentino de 1994; Javier Frana hizo lo propio en el césped de Nottingham al año siguiente, y a fines de 1996 Hernán Gumy sorprendió al Chino Ríos en Santiago. En 1997, un joven zurdo, Franco Squillari, perdió con Hicham Arazi la final de Casablanca, único duelo decisivo alcanzado en ese año.
A fines de esa temporada, un circuito sudamericano de challengers, bautizado Copa Ericsson, fue la génesis de la Legión y propició la competencia para los que venían detrás, entre ellos un chico de 15 años que había ganado el Orange Bowl, uno de los torneos Juniors más trascendentes: Guillermo Coria. Tras casi dos años sin éxitos, en octubre de 1998 Mariano Puerta celebró en Palermo tras ganarle la final a Squillari. Cuatro semanas después, Mariano Zabaleta conquistó el ATP de Bogotá. La rueda volvió a girar... hasta este 2015 huérfano de copas.
st/jld
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