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El fin de semana es largo, Del Potro jugará los tres días y la posibilidad de conquistar el título sigue ahí
El duelo decisivo con Croacia está mano a mano en Zagreb; Cilic necesitó de cinco sets para derrotar a Delbonis y el tandilense, que hoy será el compañero de Mayer en el crucial punto del dobles, venció a Karlovic
ZAGREB.- Tres croatas tosiendo no deberían ser un impedimento mayor a la hora de buscar ese éxito que el deporte argentino tanto ansía. Pero el infierno está a veces en los detalles, se sabe, y por eso los tres balcánicos se dedicaron el viernes a toser consistente y disciplinadamente cada vez que Juan Martín del Potro sacaba ante Ivo Karlovic.
Vana esperanza: Del Potro es hoy demasiado Del Potro, uno de los jugadores más en forma del tenis, uno de los hombres más inspirados del momento, y se necesita bastante más que un coro de toses para sacarlo de ese andarivel por el que corre cada vez más rápido. Por eso es que puso el 1-1 en la final ante Croacia y le dio impulso a la esperanza de ganar la Copa Davis tras cuatro intentos en finales y cuatro derrotas. Por eso es que ganó su primer partido en finales de la Davis, por eso es que se sacó del camino al por momentos desconcertante Karlovic con un 6-4, 6-7 (6-8), 6-3 y 7-5 en el que no sólo nunca perdió su saque, sino que ni siquiera tuvo break points en contra.
"Y así y todo podría haber perdido el partido", graficó el tandilense, exagerando algo, aunque acertándole a lo esencial: había que estar extremadamente concentrado para no resbalar en el Zagreb Arena ante el potentísimo sacador de 37 años.
Por eso, en definitiva, es que Del Potro jugará los tres puntos de esta final. Hoy el dobles junto a Leonardo Mayer y mañana el cuarto partido, el duelo de números uno ante Marin Cilic. Y luego, si la final aún está viva, habrá una definición en el partido final presumiblemente entre Mayer y Karlovic.
"Pensé que lo iba a disfrutar un poco más, pero se sufrió", resumió Del Potro, que ya antes de iniciarse el partido tomó ventaja con una decisión sencilla: ganó el sorteo y, en vez de optar por el saque, como hace la mayoría, apostó a recibir para intentar quebrar el de Karlovic. Gran decisión, porque el croata no acertó un solo primer servicio y el tandilense lo quebró en cero.
Desde ese momento, Del Potro casi no perdería el control, aunque nunca estaría cómodo. Karlovic, de 2,11 metros, mostraba el poder de su saque, pero también las importantes limitaciones del resto de su juego. El tandilense tuvo en su mano acelerar la victoria con una ventaja de 6-4 en el tie break del segundo set, pero Karlovic jugó allí sus mejores puntos y Del Potro tomó algunas decisiones erróneas. Así, el 8-6 a favor del croata en el tie break desató una explosión de euforia de los locales en el estadio.
Se trató, en todo caso, de horas extra por parte de Del Potro, que selló con euforia el 7-5 que le dio la victoria.
La emoción del triunfo de Del Potro no quita que el partido más atractivo del día fuera el primero, porque Delbonis, 41 del ranking, estuvo a punto de producir un impacto mayúsculo ante el número seis del mundo.
Entre 3000 y 4000 hinchas argentinos coparon el Arena Zagreb para alentar a un equipo que busca poner fin a la historia de derrotas en finales de la Davis: desde que el trofeo comenzó a jugarse en 1900, ningún país jugó y perdió tantas finales sin ganar ninguna.
Cilic dejó su hotel ayer a las 10.17 entre pedidos de fotos con hinchas croatas y argentinos. Cuatro horas más tarde, a las 14.09, conectaba un saque ganador a 212 kilómetros por hora para marcar la tónica del partido: él mandaba, en tanto que Delbonis corría y hacía lo que podía. Así fue a lo largo de dos sets, hasta que sucedió lo que con frecuencia pasa en el tenis: se invirtió la dinámica. Lo que era dejó de ser para dar paso a algo nuevo. En poco más de media hora, Cilic pasó de tener el partido a punto caramelo a perder el tercer set y verse 4-0 y 5-1 abajo en el cuarto. Los tiros de Delbonis habían ganado profundidad y pimienta, su tenis, confianza y audacia. El deporte y la Davis ofrecen a veces las historias más inesperadas. Y estuvo muy cerca de ser el caso. Cilic estrelló un smash sencillo en la faja y Delbonis se llevó el cuarto set por 6-1. La Argentina estaba en una situación mucho, pero mucho mejor de la que se podía imaginar: si las cosas seguían como estaban, Delbonis ganaría el partido.
Entonces los croatas demostraron su astucia al refugiarse por un buen rato en el vestuario para cortar el ritmo y la adrenalina de Delbonis. Mientras esperaba a Cilic, Delbonis se fue enfriando. "No fui lo suficientemente astuto como para moverme y no enfriarme", diría más tarde, autocrítico. "Me gustaría saber qué pasaba si Federico defendía su servicio en los primeros juegos", señaló Orsanic.
Es cierto, Delbonis no logró ganar, pero cumplió de sobra con su segundo objetivo del día: cansar a Cilic, que jugará tres puntos, y sembrar la duda en su mente.
Dudas útiles de cara al dobles de hoy. Los croatas, íntimos amigos y vencedores de los hermanos Bryan en la Davis, son favoritos. Pero el fin de semana recién empieza, consta de dos días y en el ambiente flota un esperanzado optimismo. Creen hasta los niños, como demostró uno de diez años al gritarle a dos operarios que guardaban la Copa Davis en unas delicadas cajas especiales tras el final de la jornada: "¡Cuidala! ¡Tratala bien! Esa copa es nuestra".
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