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El día después de Axel Geller, el juvenil argentino que brilló en el césped: “Mi sueño es ganar Wimbledon”
A los 18 años está viviendo un momento único; fotos con Roger Federer, ofertas de sponsors y de diferentes agentes, un universo que se abrió para el argentino; hincha de Independiente, viajará a Stanford a estudiar mientras anhela jugar alguna vez la Copa Davis
LONDRES.- Axel Geller, el junior argentino de destacadísima actuación en Wimbledon, terminó de celebrar su conquista del título en dobles –perdió la final en singles– y lo llevaron a una habitación especial, donde un numeroso equipo de sastres se encarga de tomarle las medidas a todos los invitados para la exclusiva cena de los campeones. El cuarto dispone de una variedad de talles, telas, cortes y colores sensacionales. Las mujeres poseen cientos de vestidos para elegir cuál les quedan mejor. El personal trabaja a destajo y en minutos ya tienen la ropa lista. Geller se probó el saco encima de la indumentaria de tenis, luego fue a bañarse y, en el horario estipulado, un auto oficial lo pasó a buscar a él y a su padre, Guido, para ir rumbo a la celebración, en Guildhall, un salón medieval fabuloso. Ya una vez en la fiesta, el argentino de 18 años buscó que su experiencia en Wimbledon terminara de la mejor manera. Se acercó a Roger Federer, lo saludó, ambos se felicitaron por los títulos en el All England y se despidieron con un cálido apretón de manos. Antes, Geller se tomó una foto. Fue el final soñado. El impulso para continuar. Viajará a los Estados Unidos para entrenarse en la academia IMG, en Bradenton, hasta el US Open; luego, en septiembre, tiene que presentarse en la universidad de Stanford, donde tiene decidido seguir su camino. Claro que su actuación en Londres provocó que le llovieran nuevas ofertas, pero para competir como profesional.
“Estuvo muy bueno haber jugado tantos partidos, porque me hizo darme cuenta de un montón de cosas. Todos los partidos que pude ganar, un montón de situaciones que pude resolver, como en cuartos de final, que el otro chico sacaba para ganar y sin embargo lo pude dar vuelta. O en las semifinales, el chico me estaba planteando un partido muy, muy molesto, es muy talentoso, arranqué muy abajo y pude darlo vuelta. También me ayudó a darme cuenta que terminé cansado, que lo físico es lo que más me falta y tal vez algún día pueda volver y jugar cuatro horas a cinco sets y a los dos días hacerlo de nuevo. Mejoré un montón la volea, fui más a la red, pero la tengo que mejorar. Fue una semana súper linda. Mi sueño es ser profesional algún día y ganar Wimbledon. Falta un montón para eso. Haber llegado tan lejos me hizo sentir un poquitito bueno. Pasamos al Royal Box, nos saludó gente muy importante, jugamos en una cancha destacada (el court 1), nos transmitieron en vivo para Argentina, me están haciendo notas. Estoy contento de poder vivir estas experiencias”, comentó Geller, antes de abandonar Gran Bretaña.
Esta semana probó el sabor de un mundo distinto. ¿Qué sintió? “Me encantó. Lo tomo como algo positivo, como un impulso para entrenar duro y volver fuerte. A veces si uno no juega a un nivel más alto no podés darte cuenta de lo que te falta. Es la única manera, entrenando bien. Con Martiniano (Orazi, su preparador físico) lo hablaba un montón, que estuvo muchos años con Del Potro, que es el nivel más alto. La única forma de llegar es entrenando. Murray es un ejemplo. No me gusta mucho su juego, prefiero otro estilo, pero me encanta todo el trabajo que hace. Tiene a Federer, Djokovic y Nadal y sin embargo llegó al número 1. Es un ejemplo”, añade Geller, de 1,91 metro y que durante el torneo en el césped británico llegó a sacar a 217km/h.
El 16 de septiembre deberá presentarse en Stanford para los talleres de orientación. Ese mismo fin de semana, la Argentina jugará el repechaje de la Copa Davis ante Kazakhstán, en Astana. “Me encantaría poder jugar la Copa Davis alguna vez. Ahora estoy muy lejos, obvio. Pero cuando me vaya acercando al nivel, si es que pasa, me encantaría poder jugar y ayudar a la Argentina a que gane otra vez la Davis. Qué bueno es decir ‘otra vez’, ¿no? Ya no tenemos esa espina clavada”, apunta el hincha de Independiente.
Jugar en la liga universitaria no le impide competir en torneos profesionales ni sumar puntos para el ranking, pero no puede cobrar dinero. “Sólo hasta diez mil dólares por año –explica–. Un caso es el de Cici Bellis, que iba a ir a mi universidad, la aceptaron y como hasta último momento no sabía si iba a ir o no e hizo tercera rueda del US Open, fue al cuarto presidencial más caro de Nueva York y a comer a los restaurantes más caros y lo puso como gastos, que está permitido. No podía cobrar el dinero, pero se dio esos gustos”.
En Wimbledon se le abrió un nuevo escenario. Agentes de todo el mundo tomaron apuntes durante sus partidos. Uno de los que siguió varias de sus actuaciones fue Chris Jackman, el manager de Team 8 (la empresa de Roger Federer y Tony Godsick) y que tiene “a cargo” a Juan Martín del Potro. “Cuando terminé la final, me fui a estirar un poco, a descansar y cuando lo volví a ver a mi papá ni pude hablar porque estaba hablando con un agente o un sponsor, que le estaba contando cómo me podrían ayudar. Esas cosas están pasando ahora. Voy a ver, voy a analizar qué será lo mejor y dar el próximo paso. En la universidad tengo clases en 30 de las 52 semanas, es decir que tengo 22 semanas para jugar y además en esas 30 puedo irme en alguna. Cuando la gente me dice que estoy dejando el tenis yendo a la universidad, no es así. Tengo casi la mitad del año para jugar”, asevera Geller, que se siente cómodo en superficie dura más que en otras. “En pasto me fue muy bien, pero nunca había jugado y fueron dos semanas, no sería realista decir que es mi mejor superficie. La cancha dura favorece mi juego, puedo pegar más plano, el saque hace más daño y no tengo que correr tanto. Me gustaría incorporar más variantes, las necesito”, argumenta. Como espejos tiene a Del Potro, Tomas Berdych, Marat Safin y Marin Cilic. “Creo que, salvando las distancias obvias, me parezco un poco más a Berdych”, dice.
Geller es aplicado en el estudio, pero también en el tenis y su desarrollo. Hay una generación de jóvenes jugadores que no suelen tener buenos comportamientos. Son la minoría, pero rápidamente se advierten. “En los torneos grandes, a los que mejor les va es a los que mejor hacen las cosas. Es muy difícil llegar sólo con el talento. Kyrgios, por ejemplo, creo llegó a la elite porque es muy bueno, pero ahora se lesionó y está confundido por lo que hace afuera de la cancha. Cuando sos chico como yo y vas subiendo el nivel, a los que no hacían bien las cosas desde el principio no los ves más. Es así”.
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